Deborah Baker
La mano azul. La generaciรณn beat en la India
Traducciรณn de David Paradela Lรณpez.
Prรณlogo de Jordi Doce
Madrid, Fรณrcola, 2014, 300 pp.
Hay muchos Orientes, tantos como los acercamientos, histรณricos o personales. El Oriente de Alezandra David-Nรฉel no es el mismo que el de Claudel o Borges, el de Paz es muy distinto que el de Allen Ginsberg. El del autor de Aullido tiene que ver, en parte, con una generaciรณn, la beat, que giraba alrededor de Jack Kerouac y del mismo Ginsberg, y algunos de cuyos miembros son Burroughs, Neal Cassady, Gregory Corso, Peter Orlovsky, Gary Snyder… Con orรญgenes distintos, de la clase media a la marginalidad, todos tenรญan inquietudes artรญsticas, y todos estaban tocados, en diverso grado, por la desesperaciรณn y la bรบsqueda. Fueron crรญticos con la moral estadounidense de su รฉpoca, y se opusieron a las guerras (Corea, Vietnam) y las intervenciones de su paรญs en Amรฉrica Latina. En nombre de su propio deseo mรกs que de una idea abstracta, defendieron una sexualidad extravertida, en muchos casos homosexual. Algunos tenรญan ideas revolucionarias, pero otros, como Kerouac, eran nacionalistas conservadores. Querรญan escribir, vivir la escritura y hacer de la palabra una experiencia vital. Cassady y Kerouac fueron trashumantes, exaltadores del viaje a ninguna parte (on the road), y todos ellos, en mayor o menor medida (Snyder fue el mรกs estudioso y formal: habรญa estudiado lenguas orientales y practicado meditaciรณn durante muchos aรฑos), abusaron del alcohol y se drogaron con todo lo que tuvieron a mano. En el lsd, gracias al gurรบ de la universidad de Harvard Timothy Leary, quisieron ver a Dios. No fueron hipรณcritas, y se jugaron la vida. La mayorรญa de ellos se quemaron en la aventura, sin duda bastante confusa, aunque expresaban contradicciones y tensiones reales. Algunos dejaron una obra, son los casos de Kerouac, Burroughs, Snyder y Ginsberg, quizรกs no tan buena como en su dรญa se considerรณ. La novela En el camino creรณ un tipo de literatura, muy norteamericana sin duda, que tuvo muchas secuelas, pero ¿podemos releerla con entusiasmo? Los poetas, como Ginsberg, tras Aullido, se perdieron un poco en actitudes caprichosas olvidando que no solo hay que contar sino hacerlo bien, bajo la difรญcil mirada de la crรญtica. La literatura no es la vida, aunque se apoye en ella o la invente, y por eso su perdurabilidad depende de equilibrios difรญciles asistidos por el tiempo de ahora y el de siempre.
Tal vez Ginsberg fuera el personaje mรกs amable, en el amplio sentido de la palabra, y el autor de El almuerzo al desnudo, el mรกs rรญspido y frรญo. Pocas veces la apariencia de un cuerpo y un rostro estรกn mรกs de acuerdo con la verdadera sensibilidad. Detrรกs de todos ellos estรกn Thoreau y Whitman, a travรฉs de un prisma llamado Henry Miller, que fue un amigable solitario, un buscador de sรญ mismo, de la obra y de una trascendencia no dogmรกtica, una mรญstica de lo cotidiano. Pero Miller carece de los elementos autodestructivos del los beats, y estuvo exento del adolescente rebelde, anacrรณnico, de algunos de los miembros de la famosa generaciรณn, por mucho que el mismo Miller se hubiera comparado con Rimbaud. Por otro lado, hay que decir que no nos dieron una filosofรญa ni una poรฉtica: no fueron el simbolismo ni el surrealismo, tampoco logros individuales como los que representan Eliot o Pound. Fueron otra literatura, y un semillero de anรฉcdotas. Ginsberg lo expresรณ bien: “He visto los mejores cerebros de mi generaciรณn destruidos por la locura […], pasotas de cabeza de รกngel consumiรฉndose por la primigenia conexiรณn celestial.”
Deborah Baker ha escrito un libro documentado sobre (fundamentalmente) la estancia de Ginsberg y su amigo Orlovsky en la India, o mejor dicho, desde que la India formaba parte de su imaginario en el Village neoyorkino. Ha rastreado toda la correspondencia existente, publicada o en archivos, ademรกs de cuadernos y notas. Tambiรฉn sigue las huellas de una muchacha tocada por la bรบsqueda y la poesรญa, Hope Savage. Corso, que era megalรณmano, dijo de Savage: “Ella es nuestro Rimbaud contemporรกneo y mรกs.” Gran confusiรณn: Rimbaud lo es por sus poemas, y el resto de su vida carece de interรฉs, salvo como acto de renuncia de la poesรญa a favor de la errancia y el comercio mรกs o menos exento de รฉtica. Hasta donde sรฉ, de Hope no tenemos ningรบn poema, nada memorable, solo un puรฑado de anรฉcdotas acerca de una muchacha que se perdiรณ en Oriente, misteriosa, gran lectora de poesรญa, polรญglota e improductiva. Y por cierto: hasta que desapareciรณ, siempre viviรณ, ella y algunos de sus amigos, gracias al dinero que le enviaba su padre, historiador y naturalista.
Desde que en 1948 Ginsberg tuviera una suerte de iluminaciรณn, en la que desde la ventana de su apartamento en Harlem viera a Dios, no dejรณ de buscarlo, especialmente gracias a la poesรญa y las drogas (estado de percepciรณn alterada). Kerouac, en cambio, creรญa que la vida carecรญa de argumento. Orlovsky fue pareja de Ginsberg, un hombre que es descrito como algo primitivo y que hablaba con una gramรกtica confusa. Snyder puso gran empeรฑo en desprenderse del yo, que es lo primero que obsesiona a los que se acercan al hinduismo y al budismo. La estancia de Ginsberg y Orlovsky en India durรณ unos trece meses (la de Snyder fue mรกs corta y erudita), y recorrieron muchos ฤลram en busca del maestro (obsesiรณn de Allen). Estuvieron en el de Auroville, en Pondiecherry, en el de Sri Ramana Maharshi, en Tiruvannamalai, y tambiรฉn en Madrรกs. Bhubaneswar, Konark, Calcuta, Bodh Gaya, Nalanda, Patna y Nepal. Gracias a la investigaciรณn de Baker, podemos enterarnos de aspectos especรญficos de las doctrinas hindรบes, sea el ideal de renuncia de los jainas (ateos, aunque adoradores de dioses) o de la prรกctica y obra de Swami Shivananda, y tambiรฉn de todo eso que ve un turista sin cรกmara: las costumbres, modos y usos, ademรกs de algunas anรฉcdotas memorables o el mundo literario de Benarรฉs y Calcuta, como seรฑala Jordi Doce en el diรกfano prรณlogo a esta obra. Es notable el encuentro con el Dalai Lama, al que Ginsberg quiso convencer de que tomara lsd para que viera a Dios. Snyder, que viajaba con su mujer, la poeta Joanes Kyger, saliรณ mรกs erudito del viaje, y Ginsberg, que es quien nos interesa (y tambiรฉn a la autora de este libro), no encontrรณ al maestro, ni a Alรก, ni a Cristo ni a Buda ni a Brahma, sino que, tal vez, reconquistรณ para sรญ la poesรญa. Si duda el movimiento beat fue un fenรณmeno cultural, histรณrico, y exige de nosotros un esfuerzo de imaginaciรณn, aun sabiendo que cuesta traerlo al presente, salvo por un puรฑado de obras en verdad memorables.~
(Marbella, 1956) es poeta, crรญtico literario y director de Cuadernos hispanoamericanos. Su libro mรกs reciente es Octavio Paz. Un camino de convergencias (Fรณrcola, 2020)