Ali Smith: Todo está conectado

Fragua

Ali Smith

Traducción por Magdalena Palmer

Nórdica

Madrid, 2023, 212 pp.

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Tras el cuarteto estacional, Ali Smith (Inverness, 1962) publica Fragua, con cierta licencia en la versión española, porque el título original es Companion piece: a novel. Sandy Gray, la protagonista y narradora, comienza el libro tratando de visitar a su padre en el hospital. Estamos en Reino Unido y en época de restricciones covídicas, aunque lo que retiene a su padre ingresado no es el virus sino una afección cardíaca. Sandy recibe una llamada de una compañera de la universidad a la que finge recordar vagamente, que le cuenta una historia donde lo importante está deliberadamente enredado en una aventurilla con los policías del aeropuerto. De lo que le quiere hablar es de lo que sucede en la sala donde la retienen los policías, el paquete que contiene la pieza cuyo regreso al museo ha custodiado, la cerradura Boothby: “A primera vista ni siquiera se te ocurre que sea una cerradura ni que tenga un mecanismo dentro, no hay forma de saber cómo o dónde se introduce la llave para abrirla. Es difícil descubrirlo aunque sepas dónde mirar. Se ha hecho de manera que imita una cerradura cubierta por hojas de hiedra, pero decir hojas de hiedra tampoco le hace justicia, pues cada una de esas hojas de hiedra metálicas es igualita a una hoja real y sin embargo sabes que no lo son, pero al sostenerla en la mano te transmite la misma sensación que una hoja de verdad. Y al mirarla vuelves a acordarte de lo asombrosas que son las verdaderas hojas de hiedra en crecimiento. Y los zarcillos, literalmente se alargan al mirarlos, son tan perfectos, tienen, un, no sé cómo llamarlo, un ritmo, como si fuesen flexibles y móviles. Y cuando intentas abarcarlo todo con la mirada, los zarcillos y las hojas parecen crecer a medida que observas lo que el barón o quien fuese cerraba con ella.” Cuando la abre, oye una voz que le dice: “Zarapito [curlew] o cubrefuego [curfew]. Y luego añadió: tú eliges.”

La novela está divida en tres partes: “Tú eliges”, “Zarapito” y “Cubrefuego”. Lo que la amiga quiere es que Sandy le ayude a resolver el enigma: ¿de qué hablaba la voz? Sandy improvisa una explicación basándose en la única pista, las palabras: “Bueno, esa es la clave, dije. Hay una elección. Y esa elección es entre tiempo y pájaro. Me refiero a la noción o realidad de tiempo y la noción o realidad de un pájaro. El zarapito es un pájaro y cubrefuego es un galicismo por toque de queda, la hora del día después de la cual las personas tienen prohibido salir, por orden de la autoridad. Antiguamente el toque de queda era una campana que sonaba de noche e indicaba a la población que tenía que cubrir los fuegos de sus hogares.”

La segunda parte de la novela se va construyendo con escenas o segmentos precedidos por un epígrafe que es una contraposición, por ejemplo: “Adiós vs. hola”; “Historia vs. mentiras” o “Imaginación vs. realidad”. Lo que sucede es que Sandy se entera de algunas cosas con respecto a su antigua compañera: sus hijas, gemelas, creen que Sandy ha seducido a su madre y aplican sobre ella la misma intolerancia de la que se quejan en el trato de su padre hacia ellas. Fragua está llena de juegos de espejos y de ecos, temas que se repiten con ligeras variaciones: Sandy también reprocha a su padre que no la comprenda, la incomprensión se ve en el cuadro de Sandy que descansa en el garaje del padre. La madre de Sandy abandonó a su marido y a su hija.

Y luego está la tercera parte de la novela, “Cubrefuego”, donde se cuenta la historia (¿leyenda?), bastante trágica, de una forjadora a la que Sandy cede la voz y el protagonismo. La cerradura del principio funciona como bisagra entre los dos tiempos, el de Sandy, siglo XXI, y el de la forjadora, siglo XVI.

Fragua es un libro sobre las palabras y lo que hacemos con ellas: contar historias, pero también contarnos a nosotros mismos. Entre otros asuntos, el de la identidad ocupa un lugar importante en la novela, solo que se aborda el tema sin doctrina, sin imposición, más planteando una pregunta que imponiendo un dogma. Entre las habilidades de Smith, además del humor, está la de esbozar asuntos de actualidad (el covid, la identidad sexual y de género) sin que resulten oportunistas, en parte por esa ausencia de dogmatismo, en parte porque conviven con reflexiones sobre el arte o retratos de relaciones entre padres e hijos (hijas, en este caso). La novela es un ejemplo de la razón que da Sandy sobre por qué ella cree que los libros son importantes: “porque son una de las formas en que podemos imaginarnos de otra forma”. En este no termina de revelársenos su naturaleza, y tampoco es del todo necesario. Por eso, quizá, ese final abierto y prometedor. ~

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(Zaragoza, 1983) es escritora, miembro de la redacción de Letras Libres y colaboradora de Radio 3. En 2023 publicó 'Puro Glamour' (La Navaja Suiza).


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