Gerald Brenan (1894-1987), en una carta a V. S. Pritchett de 1983, considerรณ a Julio Caro Baroja (1914-1995) el mรกs brillante y el mรกs erudito de todos los escritores de Espaรฑa. Segรบn Gathorne-Hardy, Caro โfue el รบnico amigo รญntimo que Gerald tuvo entre los espaรฑolesโ (Jonathan Gathorne-Hardy, Gerald Brenan. El castillo interior: Biografรญa, El Aleph, 2003). En cuanto al autor de Los Baroja, menciona a Brenan con relaciรณn a la casa que el gran erudito comprรณ en Churriana, por intercesiรณn del escritor inglรฉs, y hace referencia, en otro momento, a The Spanish Labyrinth (1943) y a que su casa era centro de muchos escritores ingleses, ademรกs de lugar de saraos notables. No es mucho para tratarse de dos escritores importantes que entraron en contacto en 1953, cuando Caro escribiรณ a Brenan tras haber leรญdo su libro sobre los orรญgenes de la Guerra Civil espaรฑola y The Literature of the Spanish People y dialogaron durante veinte aรฑos. Pero sabrรญamos mรกs si se hubieran conservado todas las cartas que Caro enviรณ a su corresponsal, residente entonces en Churriana (Mรกlaga).
La publicaciรณn, a cargo de Carmen Caro de la correspondencia existente de ambos escritores revela estas ausencias pero tambiรฉn datos importantes para conocer su amistad. Se han conservado nueve cartas de Caro y 41 de Brenan. Por las cartas de Brenan sabemos que hacรญa tiempo que querรญa conocer a Caro y que, a lo largo de los aรฑos, leyรณ sus libros con provecho y admiraciรณn. La รบltima carta de Brenan es de octubre de 1970, asรญ que no sabemos quรฉ pensรณ de esa gran biografรญa familiar que es Los Baroja. Cabe pensar que debiรณ de interesarle mucho y decepcionarle un poco. En 1974 Brenan publica Personal Record (1920-1972), memorias en las que no menciona a Caro, como nos recuerda Carmen Caro sin duda con alguna indignaciรณn. ยฟCรณmo se explica esta ausencia? Quizรกs, teniendo en cuenta los pocos nombres espaรฑoles que aparecen en sus memorias. De hecho, Brenan estuvo fascinado por Espaรฑa (la mayorรญa de sus libros y artรญculos tienen por tema su historia, literatura y costumbres), pero dialogรณ, sobre todo, con ingleses.
Caro Baroja y Gerald Brenan fueron personas muy distintas, aunque tuvieron afinidades intelectuales y temas comunes. Caro fue un erudito excepcional, que abarcรณ la arqueologรญa, la antropologรญa, la historia, el folclore… Hombre elegante y reservado, de pensamiento escรฉptico y poco dado a elucubraciones filosรณficas o fantasรญas teรณricas, estaba tocado, como Pรญo Baroja, por un espรญritu realista. Su mentalidad es clasificatoria y cientรญfica y, muy espaรฑol en esto: desconfiado con la imaginaciรณn y sus saltos. Fue, de nuevo como su tรญo, y al parecer por decisiรณn personal, soltero, y la sexualidad asรญ como el enamoramiento estรกn ausentes de sus consideraciones. Cuenta, es cierto, un noviazgo que no prosperรณ, pero apenas revela nada de sus pasiones, si las tuvo. La imagen femenina mรกs fuerte en sus memorias es su madre, a cuya muerte pasรณ por un momento verdaderamente crรญtico. Como รฉl dijo de sรญ mismo, sufriรณ de un puritanismo del que tratรณ de desembarazarse sin conseguirlo. รl mismo explicรณ que habรญa disociado el amor del placer fรญsico y no creo que se entregara nunca a este รบltimo. Espรญritu nada gregario, orgullosamente independiente, viviรณ fuera de la Universidad y de las instituciones. A diferencia de muchos escritores de su generaciรณn (Laรญn Entralgo, Ridruejo, Rosales, Maravall) no fue falangista ni se dejรณ tentar por los delirios del nacional-socialismo alemรกn, aunque hay que decir que los mencionados, y no por casualidad, fueron de los que tuvieron el valor de cambiar. Caro fue un hombre honrado en una Espaรฑa donde la vileza, alimentada por el rรฉgimen dictatorial, tocรณ a muchos. Caro Baroja mantuvo una amplia correspondencia con el antropรณlogo Julian Pitt-Rivers (1919-2001), por la que podrรญamos saber numerosos datos de nuestro gran erudito, pero lamentablemente estรก inรฉdita.
En cuanto a Brenan, comparte con Caro cierto valor personal y esa apuesta por la tarea solitaria y terca (cada uno a su manera). Brenan tambiรฉn fue un erudito, pero de forma mรกs desordenada e impulsiva: escribiรณ un solo libro de historia, aunque quedarรก como pionero en su tema, y, mรกs allรก de matices o alguna falta notable, por su lucidez a la hora de desentraรฑar los antecedentes de nuestra Guerra Civil. Es verdad que en su extraordinario Al sur de Granada (que gustรณ a Caro, segรบn se deduce de una carta) hay algo de historia, tambiรฉn de geologรญa, botรกnica y folclore, pero todo eso estรก integrado en unas memorias y en un testimonio que abarca disciplinas distintas que no excluyen la literatura. Tambiรฉn hizo historia literaria, en su notable e imaginativa Historia de la literatura espaรฑola, a la que hay que aรฑadir su biografรญa de Juan de la Cruz. Durante muchos aรฑos escribiรณ cientos y cientos de pรกginas sobre Teresa de Jesรบs, pero finalmente destruyรณ el manuscrito. Brenan fue tambiรฉn novelista, elogiado por Cyril Connolly pero denostado por casi el resto. Mantuvo muchas correspondencias, algunas de ellas copiosas, en las que las confesiones personales โrelativas a veces a sus amores y controvertida sexualidadโ se mezclan con ensayos sobre la literatura francesa, espaรฑola, alemana, inglesa o rusa. Una selecciรณn de la cruzada con su gran amigo Ralph Partridge fue recogida en Best of Friends (1986). La cultura de Brenan fue enorme, quizรกs tanto como la de su joven amigo espaรฑol… A diferencia de Caro, Brenan siempre anduvo detrรกs de alguna mujer y las fiestas en su casa, a las que a veces invitaba a Caro cuando andaba cerca โy siempre declinabaโ debieron de ser notables.
Pasemos ahora a mirar un poco estas cartas. Hay unas aseveraciones de Brenan, en 1955, que Caro sin duda habrรก sentido como suyas: โcuanto mรกs vivo, otorgo menos importancia al talento y mรกs a la integridad, al carรกcter y a la moralโ. Las referencias a los libros mutuos son siempre ligeras, aunque tocadas por una rรกpida admiraciรณn, sean los estudios de Caro sobre epigrafรญa y numismรกtica o su obra sobre el Sahara. Pero nos enteramos de que La realidad Histรณrica de Espaรฑa (1954) de Amรฉrico Castro le pareciรณ a Caro, como la de casi todos los intelectuales espaรฑoles, โproducto de una imaginaciรณn rabรญnicaโ; tambiรฉn, que no se sentรญa muy cercano de la excesiva posiciรณn fisiolรณgica de Unamuno ante el mundo y que โahora vemos a don Julio patinar un pocoโ preferรญa el Cร ntic espiritual de Joan Maragall a โtoda la poesรญa castellana de nuestra รฉpoca juntaโ. De hecho, la lectura de poesรญa no era su fuerte, y cuando querรญa leer algo de este gรฉnero, antes que a cualquier poeta espaรฑol leรญa a Alfred de Vigny. Brenan fue mejor lector de literatura, incluida la poesรญa, aunque recuerdo que elogiรณ algo tan insoportablemente absurdo (poรฉticamente) como โLa tierra de Alvargonzรกlezโ de Antonio Machado. En 1954 Brenan confiesa (ay) que ha estado defendiendo el franquismo ante Aiken (quizรกs para complacerlo, porque Aiken creรญa que Franco y los espaรฑoles eran lo mismo y de lo mejor en esta estrecha relaciรณn). Debiรณ Brenan de insistir un poco en esta visiรณn de la polรญtica espaรฑola, porque en 1955 le responde que ahora รฉl entiende mejor la postura de las gentes conservadoras. โPero lo malo es โaรฑadeโ que tambiรฉn comprendo mejor la de los revolucionarios, asรญ es que nada adelanto con elloโ. Y concluye: โEl psicรณlogo se hace conservador, el sociรณlogo, reformistaโ. Pero Brenan era agudo en sus reticencias y en su visiรณn de futuro: creyรณ que los republicanos no hicieron todo lo que debรญan para salvar su proyecto polรญtico, pero que en ese periodo se dio un extraordinario florecimiento de la inteligencia, del que en el futuro los espaรฑoles podrรญan sentirse orgullosos. Supone โque Espaรฑa no serรก nunca un paรญs de la Europa Occidental hasta que sus potenciales econรณmicos se desarrollen y la brecha entre el nivel de vida de las clases trabajadoras y las clases medias se estrecheโ. Tambiรฉn pensรณ โen otra parteโ que el futuro de Espaรฑa pasaba por una monarquรญa parlamentaria y un triunfo del partido socialista… Todo esto antes de la muerte de Franco.
A diferencia de Caro, admirรณ a Menรฉndez Pelayo como crรญtico literario. Caro le cuenta la muerte de Ortega y Gasset y valora al hombre y a la obra, aunque Caro apenas si se interesรณ por la filosofรญa de su siglo. Ortega le parecรญa โun hombre muy del paรญsโ, sin duda junto con Unamuno el intelectual mรกs influyente de su tiempo, pero frente a Galdรณs, Pรญo Baroja y Azorรญn, tanto Unamuno como Ortega, โestos dos profesores argumentadores y polรญticosโ, le parecen muy tรญpicos, muy mediterrรกneos y muy de รกgora. ยกPobre Sรณcrates! A Brenan no le gustan las sociedades cerradas, como las musulmanas (acaba de visitar Tรกnger, Fez, Mequinez) pero ama los pueblos pequeรฑos y aburridos en los que ve una paciente enseรฑanza de la vida matizada, imagino que como el matrimonio. Abreviando este baturrillo propio del guisado de las correspondencias: tras la muerte de su mujer, la poeta norteamericana Gamel Wolsey, despuรฉs de mรกs de treinta aรฑos de matrimonio, el viejo y siempre renovado don Geraldo mantiene una nueva relaciรณn con una jovencรญsima Lynda Nicholson (a la que lleva cincuenta aรฑos) y se siente mรกs feliz que nunca con su pupila y amante. Pero me temo que esto ya fue demasiado para don Julio (que nunca aceptรณ tutearse con Brenan ni con casi nadie), y rehusรณ pasar por la casa del viejo sรกtiro imaginativo, ahora situada en Alhaurรญn el Grande, y, por lo que se ve, el diรกlogo, ya mermado, tocรณ a su fin. ยฟUna amistad รญntima, como afirmรณ Gathorne-Hardy? No lo creo, pero sรญ una larga conversaciรณn erudita y educada basada en la mutua admiraciรณn, aunque nos faltan cartas para saber mรกs, y tal vez no estรฉn escritas.~
(Marbella, 1956) es poeta, crรญtico literario y director de Cuadernos hispanoamericanos. Su libro mรกs reciente es Octavio Paz. Un camino de convergencias (Fรณrcola, 2020)