El 16 de junio es dรญa seรฑalado en Dublรญn, y aunque cae en miรฉrcoles, habrรก celebraciรณn. Esa maรฑana los dublineses festejarรกn el Bloomsday, vistiรฉndose a la moda de comienzos del siglo pasado, antes de que la Primera Gran Guerra destruyera el optimismo que habรญa iniciado con la Ilustraciรณn.
Por un dรญa, los dublineses se convierten en personajes del Ulises de James Joyce, que tiene fama de ser un libro endemoniadamente complicado, tanto como para conquistar la admiraciรณn de T. S. Elliot, para quien Ulises funda la modernidad literaria. En la obra de Joyce, Ulises tambiรฉn es un parteaguas. Es un libro experimental en transiciรณn entre Dublineses y Retrato del artista adolescente, por un lado, y Finneganยดs Wake, que exige vocaciรณn de filรณlogo, por el otro. Joyce lleva el lenguaje a extremos que amenazan con desintegrarlo y reconstruirlo en un estilo que borda con el ideolecto, es decir, con un lenguaje tan personal y absoluto que es difรญcil seguir. Si Ulises parece complicado, el รบltimo texto de Joyce es una fortaleza erizada.
Joyce sabรญa que Ulises era una obra inesperada que sorprenderรญa a crรญticos y lectores, asรญ que es aconsejable contar con una ediciรณn anotada para la primera lectura, por lo que se refiere a la cultura clรกsica y para vislumbrar el lugar y la รฉpoca, para reconstruirlos mediante la imaginaciรณn anclada en datos. Un texto tan denso en toda clase de referencias y guiรฑos es incomprensible si se ignora la estructura que lo sostiene para guiar e informar la lectura. Joyce bromeaba diciendo que su libro les darรญa cien aรฑos de trabajo a los estudiosos y a los lectores. Al contrario de los autores que juzgan a sus personajes, Joyce capta su humanidad รบnica, y esta disposiciรณn, a veces socarrona, ayuda a conectarse con los lectores. Tal vez por eso es que una vez al aรฑo se transforman en personajes de Ulises, la novela que los convoca para celebrarlo.
Muchos pasan porque creen que no entenderรกn el texto o que los aburrirรก hasta las lรกgrimas, pero quienes gocen las aventuras de los hรฉroes clรกsicos se embarcarรกn en una hazaรฑa que prescinde de mares lejanos y criaturas mitolรณgicas. Quienes conozcan el modelo que le sirve de inspiraciรณn, saben que la Odisea cuenta las aventuras de Odiseo en la guerra de Troya y su regreso a รtaca diez aรฑos despuรฉs, que Joyce encoge a un dรญa y la madrugada siguiente para seguir en ese lapso a dos ciudadanos comunes y corrientes. Es una epopeya en sordina.
Leopold Bloom es como Odiseo, porque, como รฉl, se guรญa por el sentido comรบn. Pero, a diferencia del hรฉroe, la estatura del hombre contemporรกneo ha disminuido. En lugar de gigantes, el nuestro es un mundo poblado por enanos. Esta epopeya sustituye a las ninfas con una chica coja que en la playa se levanta la falda para que Bloom se abandone al voyerismo. Un mundo empequeรฑecido, despojado de todo brillo y sometido a la inercia de los dรญas, pero con escenas que pueden acompaรฑarse de una pianola y canciones de vaudeville, como de hecho sucederรก el 16 de junio.
Odiseo regresa a los brazos de Penรฉlope, modelo de fidelidad, mientras Bloom vuelve al lado de Molly, una dama entrada en carnes que lo engaรฑa. Odiseo es un marido esperado, mientras Bloom es un cornudo quizรก consentido, es decir un hombre sabio que ama a su mujer y elige el amor sobre la realidad. Pero Molly no es famosa porque sea infiel: despuรฉs de todo, eso tambiรฉn es comรบn. Molly es cรฉlebre porque no โpecaโ, sino que decide, es decir, Molly es dueรฑa de su cuerpo. โยกSรญ!โ festeja gozosamente su libertad. Su monosรญlabo afirmativo, que repite en distintos tonos, es un puntal de la liberaciรณn femenina que recupera el cuerpo confiscado por una sociedad reprimida, patriarcal y catรณlica. La historia de amor entre Bloom y Molly, como la de Joyce con su mujer Nora Barnacle, escapa de las convenciones. Parte de la celebraciรณn de Bloomsday es festejar el momento en el que una mujer se afirma.
A diferencia de Odiseo y Penรฉlope, para los Bloom รtaca nunca existiรณ. Su hogar en el nรบmero siete de Eccles Street, en el lado norte del rรญo Liffey, seรฑala una precariedad financiera que depende del trabajo. Odiseo es un rey, mientras Bloom se gana la vida como agente de publicidad, y en lugar de tejer como la virtuosa Penรฉlope, Molly se exhibe ante un pรบblico que paga por oรญrla.
En cuanto a Telรฉmaco, volvemos a encontrar a Stephen Dedalus, el protagonista de Retrato del artista adolescente, quien tampoco corresponde a lo que se esperarรญa del hijo de un hรฉroe. En lugar de hazaรฑas extraordinarias, Stephen es un joven sensible que pondera la propia vida como resultado de una historia cuya interpretaciรณn es discutible. Es un Telรฉmaco desencantado que medita, como Hamlet, en el hilo de una existencia hedionda. Stephen Dedalus es tambiรฉn un Dรฉdalo contemporรกneo que teje industriosamente su laberinto urbano.
Las aventuras fantรกsticas de Odiseo ya no suceden en cuevas ni en manantiales que se comunican con otra dimensiรณn, sino en la calle, donde hay encuentros azarosos. Las aventuras diurnas exponen el tejido social en una visiรณn poco halagadora, como sucede en el encuentro de Bloom en el pub con โel ciudadanoโ, quien encarna los prejuicios y fobias caracterรญsticos del racismo xenรณfobo.
La jornada de Bloom y de Dedalus culmina en el burdel de Circe cuyo nombre es Bella Cohen y alternativamente Bello. En Ulises, la hechicera se desempeรฑa como anfitriona del burdel en Mountjoy, barrio a cuya entrada, como en la del Callejรณn del Gato en Luces de bohemia, de Valle-Inclรกn, tambiรฉn hay un espejo cรณncavo que segรบn algunos โdeformaโ a quienes se reflejan en su superficie y segรบn otros โrevelaโ su autรฉntico ser, y una existencia deforme antes de reflejarse sobre la curvatura del espejo.
El gusto compartido por los espejos cรณncavos y convexos introduce la feria en el relato y revela una visiรณn del mundo en la que el hombre es un ser degradado y grotesco. Esta cualidad โesperpรฉnticaโ sirve a Joyce, como a Valle-Inclรกn, como un instrumento para raspar la corteza del mundo. Y en esta labor no estรก solo. El burdel de Bella/Bello anticipa el que Jean Genet monta en El balcรณn, el espacio de las fantasรญas erรณticas en donde la realidad es otra representaciรณn. En Ulises, la casa de citas no es menos teatral ni menos revolucionaria al cancelar el gรฉnero, abriendo la compuerta de una fluidez โperversaโ, a un escenario en el que los personajes se deshacen de su identidad diurna, de las represiones que los mantienen enganchados con la isla asediada de la realidad.
Nada hay en Ulises que sea admirable desde la perspectiva de la moral tradicional. Dista de ser una fรกbula. Sus personajes son ordinarios y sus acciones tambiรฉn y, sin embargo, en Ulises asistimos a una transmutaciรณn que vuelve extraordinario lo comรบn, que desnaturaliza lo habitual, que instaura el espacio de la duda ante โformasโ literarias y de convivencia que modifica radicalmente, rotos los cauces de las expectativas de lectura.
Joyce sustituye el narrador tradicional que lo sabe todo por una voz intercambiable, inestable y por ello desconcertante. El lector debe admitir esa fluidez que permite el โhilo de concienciaโ alternar con las voces que habitan la ciudad, desde la reflexiรณn individual hasta la expresiรณn colectiva, externa, sin que apenas medie transiciรณn. Sobre la estructura clรกsica, Joyce teje la incesante urdimbre urbana, y es la rigidez de la epopeya lo que permite la libertad de fabular lo que sucede un dรญa cualquiera que cae el 16 de junio de 1904. Cuando Ulises logrรณ publicarse, los sucesos que narra habรญan sucedido hace aรฑos.
Joyce mira Dublรญn desde la distancia de Trieste, donde comienza su exilio voluntario y la escritura de una novela que parecรญa interminable, hilada dรญa a dรญa durante aรฑos. Sin embargo, cuando alguna vez le preguntaron si echaba de menos Dublรญn, respondiรณ que jamรกs habรญa salido de allรญ. Su obra es esa ciudad. Por ello, ademรกs de la celebraciรณn de la novela, Bloomsday tambiรฉn lo es de la ciudad y su gente. El prรณximo 16 de junio serรก la primera celebraciรณn desde que se iniciรณ el confinamiento.
Ulises es un texto erudito e hilarante que rompe las convenciones de tiempo y espacio, que hacen posible la literatura. Pero, ademรกs Ulises cuestiona cuanto fosiliza la sociedad endureciรฉndola bajo la costra de prejuicios. La vida de cualquiera es la de todos, pero examinada con microscopio, paso a paso, adquiere otra dimensiรณn. Es admirable que la novela marcara una fecha de asueto. Todo lo que se pueda decir de Ulises โy la bibliografรญa es mucho mรกs caudalosa que el Liffeyโ, no agota el emblema de la modernidad literaria que tambiรฉn tiene ese otro aspecto lรบdico en la forma en que la novela para intelectuales, escrita con el รกnimo de romper las expectativas, se convierte en un festejo anual en el que participan incluso quienes no han leรญdo Ulises. Ignoro si existe otra ciudad que festeje a un escritor a la manera de Bloomsday, pero hago votos porque cada una encuentre la obra a partir de la cual pueda ser reconstruida.