Herencia
Crecí con siete hermanas
concebidas por obra de la culpa
y del deseo:
la culpa de otro tiempo
en que la piel fue solo combustible
y ratonera
para la voluntad
sin voluntad de dos adolescentes
espoleados por el hambre y la sed
infatigables;
el deseo de pronto confundido
con esa llama
fría, intermitente, de las nupcias
(los papeles firmados
en emergencia,
pero también en la fatalidad
de la costumbre
y de una rara suerte de cariño
apuntalado por resignación).
Crecí con siete hermanas
que en lugar de calostro recibimos
un líquido terror
al abandono
que siempre ha emanado de mi madre;
bebimos además de la añoranza
frustrada de mi padre
por ejercer una paternidad
distinta: como párroco
de algún pueblo lejano.
En honor a la verdad (como dicen)
tendría que mencionar nuestros blasones:
la enferma propensión
a la tristeza
y una soledad hereditaria
en la familia.
Si de algo sirven los antecedentes,
se suicidaron
las dos únicas tías de mi padre
(así, a secas:
quisiera haberlo dicho en una imagen
luminosa, pero ¿con qué sentido?
Si de algo sirve:
la observación atenta de los hechos
contiene el germen del poema:
que fructifique en otro corazón;
que ahí se quede).
Habito un hogar donde el tiempo falla.
Siete relojes
en cuenta regresiva o descompuestos
(ocho conmigo).
¿Qué perno o engranaje -diazepam,
nefazodona,
fluoxetina o una cuerda- habrá
de contener el vértigo;
el frágil andamiaje del sentido?
¿El péndulo de quién
oscila apenas
o por vez última lacera el aire
y aún no lo entendemos?
En medio del temor y de la culpa
hacemos oración
y aguardamos,
aguardamos.
***
Puertas
Antes de salir escucha un ruido
y se detiene
Me mira desde la luz
con que preguntan y acarician
sus ojos de venado
en la penumbra
No me dice nada pero espera
Sonrío
Le contesto que ese rechinar
viene del otro cuarto
Esa forma de quejarse
poco sutil
es distinta del murmullo
de la puerta de mi baño
Yo las escucho siempre igual
responde en un susurro
Y sin embargo
replico mientras sale
cada puerta habla
un idioma diferente
Tu oído
Un poema
dice en el resquicio
con esa sintaxis telegráfica
de quienes comparten desnudez
ya sin pudor ni incertidumbre
Y me deja en silencio
pensando inevitablemente
en esa multitud de puertas y lenguajes
que es ella misma
y que ignora
(Aguascalientes, 1984) es maestro en Lingüística Aplicada por la UNAM. Recibió el Premio Nacional de Poesía Joaquín Xirau Icaza en 2019 y la Medalla Alfonso Caso al Mérito Académico en 2013. Obra suya ha aparecido en medios impresos, digitales o televisivos de Argentina, Brasil, España, Polonia y México.