Gastón Carrasco firma el Diario de Koro, que acaba de publicar en España la editorial Comisura. Carrasco es un humano nacido en Santiago de Chile en 1988; Koro es un gato que llega a su casa en una caja de zapatos, cuando tiene un mes de vida. La convivencia entre ambos desde entonces inspira estas páginas. Es un diario, y se organiza en entradas de apenas una página: el desarrollo cotidiano de una escena, una imagen, una impresión o circunstancia a la que se da cancha. Y es el diario del gato: los títulos de las entradas no corresponden a los días que pasan, sino que son secuencias de letras que ha escrito Koro en sus paseos por las teclas, piedras que sobresalen del arroyo de los días y permiten vadearlo sin mojarse. Por eso la primera se llama QWERTY, como el teclado, pero luego encontramos otras como TRLNS, PTRL, CSPR, ZNGL y de vez en cuando una palabra que reconocemos gracias a la cantidad de tebeos que hemos leído: ZZZZZZZ. Esta ristra de zetas nos recuerda la perezosa actividad a la que tan aficionados son los gatos, dormitar, y a lo largo de la lectura del libro nos ayuda a encontrar un engarce entre los títulos y lo que escribe Carrasco debajo de los mismos. Se diría que cuando Koro le deja escrito el título en lo alto de la hoja, Gastón lo usa para desarrollar el tema diario. Las zetas inspiran temas de sueño o somnolencia, pero PTRL precede a unas líneas sobre Pepe Le Pew, el zorrillo ligón y maloliente de los dibujos animados de Looney Tunes (sugerido en la P, creo yo). O, debajo de MPMND (donde se oculta una noción como map mind), leemos “Como lo haría un niño, busco la ciudad donde nací en cualquier mapa que tenga en frente, […] hago mis ademanes visuales de explorador…”. Y así sucesivamente. O sea, Koro participa de verdad en el contenido de su diario, hasta el punto de determinarlo.
Los movimientos de gato y humano acaban teniendo otro efecto, el de dibujar los contornos de la casa en la que conviven. Hay una sensación de morosidad y encierro que hasta muy avanzada la lectura, y muy sutilmente, no se asocia al confinamiento por la pandemia. Pero no es importante el motivo. El diarista parece estar un poco bajo de ánimo, no sabemos por qué, pero en su registro de los movimientos de Koro se puede encontrar una cierta voluntad por seguir un hilo conductor para esa época de su propia vida, y un interés creciente por lo que le pasa. Se dice que los gatos nos psicoanalizan, que en nuestra relación con ellos aflora parte de nuestro inconsciente. Algo así pasa en el Diario de Koro, que es también una reflexión no muy armada, intuitiva a lo felino, sobre la escritura, sus posibilidades de expresión y sus límites o timideces. Aparecen otros escritores y artistas, siempre citados en articulación con Koro. La lectura del diario tiene algo de ensueño; es como si el humano adoptase, y un poco voluntariamente, los ritmos del animal, y superponiendo movimientos y escenas aspirase a componer una imagen susceptible de verse desmoronada de un zarpazo.
El aire japonés de Trece maneras de mirar un mirlo, el poema de Wallace Stevens, flota también en estas numerosas maneras de mirar un gato, animal tan japonés, y mucho más con este nombre. Y quizá por eso la casa, el tercer personaje, también me la he imaginado con paneles corredizos como los de las casas japonesas, al otro lado de los cuales advertimos las sombras que no se mueven por nosotros, pero que tampoco hacen un esfuerzo por ocultarse.
En cuanto a esta edición, hay que decir que Diario de Koro fue publicado originalmente en Chile por la editorial Laurel. Para esta edición por parte de Comisura en España, Gastón Carrasco ha preparado un epílogo. Algunas entradas han sido levemente retocadas. Y quizá lo más característico sea el diseño: a lo largo de la maqueta se han dispuesto fotografías en blanco y negro del autor, como retazos de lo que cuenta y de lo que no. El diseño es obra de Jordi Oms, que incluye también dibujos propios de trazos muy volados, que son un poco como arañazos o como pelos de gato. El cartón de la cubierta, en blanco sobre negro, produce al tacto y a la vista el efecto de tener pelos de gato. Es muy especial.
Diario de Koro
Gastón Carrasco
Comisura, 2024
174 páginas
Es escritora. Su libro más reciente es 'Lloro porque no tengo sentimientos' (La Navaja Suiza, 2024).