Lo primero que uno debe hacer en momentos como este, es dar las gracias. Muchas gracias a las instituciones convocantes, a los miembros del jurado โrepresentados hoy por Angelina Muรฑiz-Hubermanโ; a los maestros Leticia Luna, Lucina Jimรฉnez y Felipe Garrido, y, tambiรฉn, a la editorial Planeta y a quienes durante muchos aรฑos me ayudaron con la investigaciรณn para la escritura de este libro. A todos ellos, mi gratitud central.
No puede sino ruborizarme estar hoy aquรญ, recibiendo un premio que tanto Octavio Paz como Carlos Fuentes obtuvieron el siglo pasado. La relevancia de los libros con los que ganaron, aรบn me estremece: El arco y la lira y Terra Nostra son dos de las mรกs valiosas expresiones de la literatura mexicanas. Sin esos dos libros, nuestra historia cultural y su lugar en el orbe hispรกnico serรญan muy distintos.
Por eso, tal vez hubiera resultado mรกs pertinente que las primeras personas a quienes agradeciera mi presencia en este acto fueran, precisamente, Fuentes y Paz. No sรณlo porque el tema de Estrella de dos puntas sea la relaciรณn de estos notables intelectuales โentre ellos y con el mundo de la cultura y la polรญtica mexicana y mundialโ o porque, de muchas maneras, su amistad nos trajera hasta aquรญ a todos los que amamos a la literatura y a Mรฉxico.
La amistad no tiene un decรกlogo. Nace de encuentros azarosos pero afortunados, de sitios y momentos compartidos, de afinidades electivas o de la complicidad circunstancial. Y aunque existen diversos tipos de amistad, hay un elemento comรบn que las favorece: la mutua admiraciรณn. Una admiraciรณn que se desdobla en el hallazgo de un interlocutor sui generis, una forma de hablar con uno mismo en la imagen del otro, pero tambiรฉn, un espejo que debe asumir los rasgos y los riesgos de la crรญtica.
Si la amistad es, entre otras cosas, una conversaciรณn, la literatura es una forma de la amistad y estos amigos la ejercieron hasta el punto de convertir esa estrella en el centro de nuestra literatura durante medio siglo y quizรก durante mรกs tiempo aรบn. Al leer sus ensayos, poemas, novelas y cuentos o su correspondencia, hallamos acรก y allรก las obras, los nombres y rostros de los autores a quienes hemos leรญmos durante muchos aรฑos; asimismo, aprendemos a valorar no solo su participaciรณn directa en la construcciรณn de esa argamasa poderosรญsima โlas revistas, los suplementosโ de nuestro edificio cultural, sino tambiรฉn su intervenciรณn en la alzadura de las instituciones que han sido orgullo de nuestro paรญs y que siempre debemos defender como el mejor y mรกs generoso legado de Mรฉxico, un paรญs al que Fuentes y Paz amaron profundamente. Sin embargo, no por ello dejaron de criticarlo, pues el amor verdadero nace del reconocimiento del otro: de sus virtudes, pero tambiรฉn de sus defectos y faltas.
Juntos combatieron los excesos del nacionalismo que recurrentemente ha aparecido en nuestra cultura, en oposiciรณn a un universalismo calificado de reaccionario por las buenas conciencias nacionales. Al hacerlo โy a diferencia de quienes clamaban por una โmexicanidadโ chiquita, mezquina e ignoranteโ, Paz y Fuentes abrieron a Mรฉxico al mundo: le dieron un lugar y un nombre en el concierto de las naciones, como querรญa Alfonso Reyes.
En las primeras pรกginas de este libro, escribรญ que la Estrella no era un volumen de crรญtica literaria, sino la lectura de una o varias pasiones, perseguidas con los ojos de mi propia pasiรณn. La historia que narra no se trata de mรญ, pero el seguimiento de esas dos figuras fundamentales de nuestra cultura me hizo sentir orgullosa de la lengua y la literatura a las que pertenezco, capaces de crear un lenguaje fuera del reducido coto de lo domรฉstico: una escritura mexicana y al mismo tiempo universal. No obstante, obtuve otra lecciรณn indeleble.
A mediados de los sesenta y antes del horror diazordacista que combatieron frontalmente, ambos proyectaban la creaciรณn de una revista que atrajera a lo mejor de Hispanoamรฉrica. Paz le escribรญa a Fuentes: โUna revista hispรกnica, en el buen sentido de esta desdichada palabra, pero abierta al mundo. No creaciรณn y crรญtica โfรณrmula de mi juventudโ sino creaciรณn crรญtica y crรญtica creadora.โ A su vez, un entusiasmado Fuentes le decรญa a Paz: โel aislamiento es el virus maligno de la crรญtica en Mรฉxico. ยกCrรญtica!โ Deseaban hacer una revista que defendiera la libertad artรญstica e intelectual y cuyo motor fuera la โpasiรณn crรญticaโ, para usar un tรฉrmino concebido y cultivado por Paz durante toda su vida. La revista Plural, inserta en las pรกginas de Excรฉlsior, fue la respuesta a ese anhelo.
Asรญ, la mayor enseรฑanza que recibรญ al escribir este libro fue comprender que la defensa de la libertad y el ejercicio de la crรญtica son elementos imprescindibles para la salud de cualquier sociedad democrรกtica. Aprendรญ tambiรฉn que la crรญtica debe ejercerse en cualquier contexto, mรกs allรก, incluso, de la amistad, porque la crรญtica a las ideas no debe confundirse con un juicio a la persona.
En este tiempo aciago en que vivimos, hemos pagado caro la ligereza intelectual o el olvido de nuestra historia; de sus virtudes, pero sobre todo de sus errores, que no debemos repetir. Nuestra รบnica esperanza nace de la crรญtica, ese โaprendizaje de la imaginaciรณn en su segunda vuelta, la imaginaciรณn curada de fantasรญa y decidida a afrontar la realidad del mundoโ, leรญmos en Posdata. Cuando en 1976 apareciรณ el primer nรบmero de la revista Vuelta โuna publicaciรณn que naciรณ a resultas de una arbitrariedad del Estado, y el golpe a Excรฉlsiorโ, Octavio Paz escribiรณ una frase con la que concluyo. Quiero creer que sus palabras aรบn pueden actuar como talismรกn para nosotros, los ciudadanos y, a la vez, mostrarnos la exigencia que debe conducirnos: โUna naciรณn sin crรญtica es una naciรณn ciegaโ.
Muchas gracias.
(Ciudad de Mรฉxico, 1961) es poeta, ensayista y editora de poesรญa en Letras Libres. Este aรฑo su libro Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes: crรณnica de una amistad (Ariel, 2020) recibiรณ los premios Mazatlรกn de Literatura y Xavier Villaurrutia.
