“Limitar el deshonor”. Un recuerdo de Piergiorgio Bellocchio

El ensayista fallecido en abril dejรณ una obra en la cual la observaciรณn de la cotidianidad logra convertirse en una deslumbrante antropologรญa de la sociedad italiana contemporรกnea y de sus eternas y a la vez cambiantes mรกscaras.
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La muerte de Piergiorgio Bellocchio, acaecida el pasado 18 de abril, nos ha privado de una de las inteligencias crรญticas mรกs lรบcidas y afiladas del รบltimo medio siglo. Nacido en Piacenza en 1931, Bellocchio fue un escritor apartado y riguroso, un ensayista de grandรญsima originalidad y un crรญtico de la cultura extraordinariamente agudo y mordaz, en cuya obra los lectores italianos hallamos la mejor herencia de la Kulturkritik de la Escuela de Frankfurt (y en particular del Adorno de Minima moralia) y de la sรกtira de Karl Kraus. Nos ha dejado un puรฑado de libros que no solo nos permiten rememorar los tiempos gloriosos de una militancia cultural โ€“la de las revistas del siglo XXโ€“ ya desaparecida, sino que tambiรฉn nos seรฑalan el rumbo de una posible supervivencia del espรญritu crรญtico y del pensamiento โ€œherรฉticoโ€ en torno a la contemporaneidad: Dalla parte del torto (1989; traducido al espaรฑol en 2017 como De la parte equivocada); Eventualmente. Osservazioni sul panorama culturale (1993); Lโ€™astuzia delle passioni. 1962-1983 (1995); Oggetti smarriti (1996); Al di sotto della mischia. Satire e saggi (2007); Un seme di umanitร . Note di letteratura (2020).

A diferencia de los escritos de varios de sus compaรฑeros de generaciรณn, sus textos no han envejecido para nada; al contrario, parecen haber rejuvenecido. En realidad, sus libros son mรกs bien โ€œmiscelรกneasโ€ โ€“tal como como me comentรณ en una ocasiรณn el propio Bellocchioโ€“ compuestas por columnas, ensayos, reseรฑas, sรกtiras y aforismos originariamente publicados en las revistas que dirigiรณ o en las que colaborรณ.

ร‰l mismo se definรญa como un autor mรกs proclive a la forma-revista, al punto que a menudo los distintos capรญtulos de su โ€œdiario en pรบblicoโ€ cobraron la forma de libro รบnicamente gracias a la insistencia de los amigos y de los editores.

En 1962 Piergiorgio Bellocchio fundรณ junto con Grazia Cherchi los Quaderni piacentini, la revista que representรณ durante dos dรฉcadas la voz mรกs libre, crรญtica y heterodoxa de la apodada โ€œNueva izquierdaโ€: al releerlos despuรฉs de tantos aรฑos y en circunstancias histรณricas tan diferentes, sus artรญculos todavรญa nos devuelven la clarividencia irreverente y la mirada radical de un moralista dedicado a revelar los lugares comunes, los excesos, las falsificaciones y los conformismos consustanciales a cualquier ortodoxia, a la marxista no menos que a la capitalista.

En 1984, tras el puntual cumplimiento del pasoliniano diagnรณstico acerca de la โ€œmutaciรณn antropolรณgicaโ€ de los italianos y el fin de cada una de las ilusiones revolucionarias del largo โ€œciclo de protestaโ€ de nuestro paรญs, Bellocchio dio por concluida la experiencia de los Quaderni piacentini, que aรบn gozaban de buena salud econรณmica, y emprendiรณ el camino mucho mรกs solitario de la revista Diario (1985-1993), ideada y escrita a cuatro manos (con la complicidad de algรบn โ€œclรกsico modernoโ€) por รฉl y por su amigo Alfonso Berardinelli. Quizรก se trate de la obra maestra de ambos.

Diario alimentรณ las esperanzas, ademรกs de las desesperanzas, de muchos de nosotros, huรฉrfanos hambrientos de un siglo demasiado breve, al que no querรญamos renunciar. A travรฉs de esa revista aprendimos que hay que criticar la inconsistencia de la รฉpoca en la que uno vive; que se deben criticar los bestsellers que todos los demรกs alaban, cuando son malos; que la inconformidad no es una mera funciรณn de la ideologรญa; que el valor estรฉtico suele coincidir, habitualmente, pero no siempre, con el valor รฉtico; que las mitologรญas intelectuales โ€“pienso en las infinitas variantes del postestructuralismo y el deconstruccionismo, por no hablar de los โ€œestilos del extremismoโ€, tan populares en mi juventudโ€“ pueden resultar sumamente nefastas a la hora de imaginar nuestros โ€œrecuerdos del porvenirโ€. En fin, descubrimos โ€“en la senda de su Brecht mรกs amado, el de los Diarios de trabajoโ€“ que hoy en dรญa para โ€œlimitar el deshonorโ€ hay que ponerse, ante todo, โ€œde la parte equivocada, a falta de otro lugar donde ponerseโ€.

La obra de Piergiorgio Bellocchio, funambulescamente suspendida โ€œentre el ensayismo y el cabaretโ€, da vida a un โ€œteatrito cรณmico-grotescoโ€ (Filippo La Porta) en el cual la observaciรณn de la cotidianidad logra convertirse โ€“a partir de รญnfimos indicios reveladores o de mรญnimos detalles autobiogrรกficosโ€“ en una deslumbrante antropologรญa de la sociedad italiana contemporรกnea y de sus eternas y a la vez cambiantes mรกscaras. En este sentido, podrรญamos decir que nos es tan necesaria como los escritos corsarios y luteranos de Pier Paolo Pasolini, a pesar de la diferencia entre el humorismo amargo del primero y los acentos apocalรญpticos del segundo. De todas formas, ambos demostraron, cada uno a su manera, que el ensayismo era y es el gรฉnero literario mรกs vivo y fecundo de un paรญs aparentemente novelesco, mas falto de buenas novelas y capaz de vender muy caros sus productos mรกs baratos.

โ€œMaestro involuntarioโ€, reacio a cualquier forma de exposiciรณn, Bellocchio pasรณ sus รบltimos aรฑos gozando del โ€œprivilegio de no contar nadaโ€ y recibiendo a los no pocos discรญpulos que lo molestaban, como yo, en su buen retiro de Piacenza. Nos acogรญa con los buenos modales de una burguesรญa, la de sus padres, ya desvanecida, mientras nos enseรฑaba sus autรฉnticos diarios, es decir, las agendas en las que, desde los aรฑos noventa, iba montando imรกgenes y palabras para retratar esta nuestra รฉpoca insulsa y arrogante. Al parecer, una selecciรณn de estos serรก publicada muy pronto en Italia, y serรก el acontecimiento editorial del siglo XXI para quienes todavรญa no se han rendido ante las pretensiones de las ideas recibidas, de las banalidades del presente y de la mediocridad del pensamiento acรฉfalo.

Piergiorgio Bellocchio apareciรณ por รบltima vez, junto con toda su familia, en el documental de su hermano menor, el cineasta Marco Bellocchio, titulado Marx puede esperar y consagrado al recuerdo del mellizo de Marco, quien se quitรณ la vida en 1968: en esta maravillosa pelรญcula, Piergiorgio es un personaje mรกs, con su perpetuo cigarrillo, quien nos hace comprender que a lo mejor Marx puede esperar, pero la vida โ€“y la inteligencia de la vidaโ€“ no.

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(Padua, 1974) es ensayista y editor italiano residente en Mรฉxico.


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