No soy experto en evadir la justicia con las maletas repletas de dinero, pero supongo que si yo fuera uno de esos secretarios, gobernadores, tesoreros o demรกs funcionarios amantes de lo ajeno, el รบltimo sitio que elegirรญa para domiciliar mi fuga serรญan los Estados Unidos. Esa tierra de libertad es el paรญs con mayor cantidad de presos, que sobrepasan los dos millones, y con mayor nรบmero de arrestos anuales: alrededor de doce millones; lo cual significa que a cada gringo, a lo largo de su vida, le corresponden en promedio tres visitas a prisiรณn.
Hay paรญses suficientemente corruptos en los que se puede comprar jueces y evitar una extradiciรณn. El primero de la lista es Somalia. El detalle es que uno no se roba una fortuna para irse a vivir allรก. Supongo que el atractivo de ciudades como Miami radica en comprar un departamento de lujo y tener como vecinos a otros polรญticos latinoamericanos con los que se pueda competir en el gasto de dineros malhabidos, mientras la seรฑora se engalana en centros comerciales y los niรฑatos petimetres exhiben en redes sociales sus paseos en yate. โMira el carrazo que le comprรฉ a mi chamacoโ, dirรก una de esas seรฑoras. โCortesรญa de unos niรฑos con cรกncer.โ
Rusia serรญa una mejor opciรณn. Moscรบ es una gran ciudad. El dinero se disfruta. Pero tambiรฉn allรก se sentirรญa la sensaciรณn de aislamiento. Las mujeres e hijos de los polรญticos no estรกn dispuestos a ir tan lejos, aprender otro idioma y asimilar otra cultura; no saben quiรฉn fue Pushkin y suponen que Doctor Zhivago es una pelรญcula.
Semejantes meditaciones me vienen porque estaba leyendo sobre los Decembristas. En diciembre de 1825 se alzรณ un grupo de oficiales del ejรฉrcito ruso contra el zar Nicolรกs Primero. La revuelta fue sometida. Los derrotados lรญderes fueron mayormente desterrados a Siberia de por vida. Lo interesante fue que las mujeres de estos oficiales, sin haber sido culpadas de nada, decidieron compartir su suerte.
Veinticinco aรฑos despuรฉs, Dostoyevski fue tambiรฉn condenado a un exilio de cuatro aรฑos. Se asombrรณ de la lealtad de estas damas que habรญan pertenecido a lo mรกs selecto de la sociedad moscovita y petersburguesa. Escribiรณ en su diario: โVimos a esas grandiosas mรกrtires que habรญan seguido voluntariamente a sus maridos a Siberia. Dejaron todo: su posiciรณn social, riquezas, amistades, parientes, y sacrificaron todo por el deber moral supremo, el deber mรกs libre que puede existir. Culpables de nada, soportaron todo lo que sus convictos maridos soportabanโ.
Se convirtiรณ en la costumbre entre familias de la nobleza. Lo mismo ocurrรญa cuando habรญa insurrecciones en Polonia: los oficiales eran desterrados a Siberia, y allรก los seguรญan las mujeres a purgar juntos la condena.
Entre los desterrados mรกs famosos se hallaban el prรญncipe Serguรฉi Volkonski y su mujer, la princesa Marรญa Volkonskaia. รl sirviรณ de modelo para el personaje de Andrรฉi Bolkonski, en Guerra y paz. Ella fue inspiraciรณn para poetas como Puskin y Nekrรกsov.
Fascinado por estas mujeres, en su Crimen y castigo, Dostoyevski hace que Sonia acompaรฑe a Raskรณlnikov a cumplir su condena. No la puede dignificar como a la princesa Volkonskaia, pues el pasado de Sonia era la pobreza y la prostituciรณn, pero sรญ la convierte en un รกngel para los reos. โTรบ eres nuestra tierna y protectora madrecitaโ, le decรญan aquellos presidiarios, aquellos hombres toscos y duros a la frรกgil mujercita.
Yo no lo sรฉ de cierto, pero sospecho que las mujeres de ahora no gustan acompaรฑar a sus maridos a presidio. A ellos los pillan en sus ostentosos escondites de Mรฉxico, Estados Unidos, Centroamรฉrica, Espaรฑa, y sus finas esposas dicen: โCierra la puerta cuando salgas porque corre vientoโ. Apenas eso, pues ya estรกn debidamente anotadas las contraseรฑas de las cuentas de la abundancia.
(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.