I
Cuerdas, en aire y tierra,
dulce música surten;
cuerdas en la ribera
que los sauces reúne.
Hay música en el río:
anda Amor de paseo;
pálida flor en manto,
negras hojas al pelo.
Tocan todos tan grato:
hacia el son las cabezas
ya se inclinan, los dedos
perdidos en las cuerdas…
II
El crepúsculo vira, de amatista,
a un azul que se vuelve más intenso;
cubre el farol con pálida luz verde
los sauces del paseo.
El viejo piano toca una canción
lenta, alegre y serena.
Ella se encorva sobre teclas rubias
e inclina por lo mismo su cabeza.
Manos que vagan al tiempo que escuchan,
ojos abiertos, ideas tan tímidas…
Azul oscuro todo es el crepúsculo
salpicado con visos de amatista.
V
A la ventana asómate
con tu melena blonda,
que escuché que cantabas
una apacible copla.
Mi libro está cerrado,
no lo sigo leyendo
para ver cómo bailan
las llamas en el suelo.
He dejado ya el libro
y abandonado el cuarto:
te escuché en la penumbra
entonar aquel canto.
Y cantando, cantando
una apacible copla,
a la ventana asómate
con tu melena blonda. ~
Versión de José Luis Rivas
(Dublín, 1882-Zúrich, 1941) es James Joyce.