Eustaquio Barjau empezĆ³ a traducir a Peter Handke al espaƱol a finales de los aƱos setenta. Lo primero fue La mujer zurda. DespuĆ©s llegaron muchos mĆ”s tĆtulos, hasta superar la cincuentena. Una muestra de lo prolĆfico del escritor austriaco, pero tambiĆ©n de la estrecha relaciĆ³n que estableciĆ³ con su traductor. Cuando Barjau supo que le habĆan dado al Nobel a Handke le entrĆ³ āuna alegrĆa muy grande porque se lo merecĆaā, afirma. MĆ”s de cuarenta aƱos de intercambios literarios, lingĆ¼Ćsticos y personales con un escritor que, aunque reconoce que āno es una persona fĆ”cil, sĆ es tremendamente adorableā.
āLe he traducido de todo, desde libros de ensayo a pensamiento sueltos, un gĆ©nero que cultiva mucho. TambiĆ©n sus adaptaciones de viajes, estancias en ciudades europeas, del mundoā¦ā, comenta Barjau, que es Premio Nacional de TraducciĆ³n y tambiĆ©n miembro de la Academia Alemana de Lengua y Literatura. La obra del austriaco es enorme. MĆ”s de cien tĆtulos. Barjau no se queda con ninguno en especial, ni siquiera con sus libros mĆ”s conocidos como Los avispones, El miedo del portero ante el penalti, Ensayo sobre el jukebox o la obra de teatro Insultos al pĆŗblico, texto experimental en el que los actores no paran de encararse con los espectadores. Para Ć©l, como reconocimiento a la pasiĆ³n que Handke tambiĆ©n tiene por EspaƱa, paĆs al que ha acudido en mĆŗltiples ocasiones, es muy relevante La pĆ©rdida de la imagen o por la sierra de Gredos. āPor esta novela le dieron un premio y Ć©l lo compartiĆ³ en el parador de Gredos con media docena de traductores generosamenteā, seƱala Barjau.
āYo me he hecho escritor, y tengo mĆ”s que nunca la sensaciĆ³n de deber a los demĆ”s escribir para ellosā, escribĆa Handke en el ensayo Contra el sueƱo profundo. En literatura de Handke, Barjau indica que, pese a la fama del escritor āreacio a entrevistas y a siquiera coger el telĆ©fonoā, āen el fondo siempre hay la propuesta de un posible paraĆso en la tierra antes de la muerte. Es un autor profundamente luminoso y alegre. EstĆ” siempre a la bĆŗsqueda de aquello que nos podrĆa haber hecho felices y que pasamos de largo y no vimosā.
Handke estĆ” poderosamente influido por el Grupo de Viena, como su compatriota Elfriede Jelinek, que tambiĆ©n se llevĆ³ el Nobel en 2004. Este grupo intentĆ³ cambiar el lenguaje en los aƱos cincuenta. Buscaban una literatura que supusiera una reacciĆ³n a la barbarie de los aƱos cuarenta. āLa orientaciĆ³n era que la impugnaciĆ³n a los bĆ”rbaros no se puede hacer con el lenguaje de los bĆ”rbaros, sino que hay que crear un nuevo lenguaje en el que sea imposible una crĆtica a Hitler, porque eso en el fondo significa cooperar con la barbarieā, comenta Barjau. Handke estuvo muy prĆ³ximo al Grupo de Graz, donde estudiĆ³, que sustituyĆ³ al de Viena. āĆl apostĆ³ por una nueva forma de escribir que purificara al ser humano e hiciera posibles las relaciones entre los humanos, ya que incluso el amor y la amistad tambiĆ©n se vician con el lenguaje ominoso del terrorā, sostiene el traductor.
En este sentido, la tarea no es fĆ”cil para sus traductores. El alemĆ”n ya de por sĆ tiene una sintaxis muy diferente a la de las lenguas romances con el verbo colocado siempre al final en las subordinadas o en aquellas cuyo verbo estĆ” conjugado en participio. āEs muy complicado porque tiene frases muy largas, con muy poca puntuaciĆ³n. AdemĆ”s, Ć©l va escribiendo lo que se le ocurre y luego lo modifica. Su prosa es como un meandro continuoā, manifiesta Barjau. Lo habitual en el idioma alemĆ”n son las frases cortas, pero Handke, en su pretensiĆ³n de crear un lenguaje distinto, rompe incluso con las reglas de su propio idioma.
No obstante, sus libros quedan muy lejos de adentrarse en la psicologĆa humana a la manera de los realistas franceses del XIX como Balzac o Flaubert. Su obra retrata a un hombre distinto, con un nuevo lenguaje, con una nueva forma de obrar y que es consciente del paraĆso que estĆ” dejando atrĆ”s.
UtĆ³pico, idealista, Handke tambiĆ©n se ha visto envuelto en la polĆ©mica por su cercanĆa con Serbia en la guerra de los Balcanes, una zona con la que tiene especial relaciĆ³n ya que su madre era de origen esloveno. Fue muy criticado por acudir al funeral de Slobodan Milosevic en 2006 y hasta hubo una campaƱa en su contra cuando le concedieron el premio Heine. Novelistas y cineastas como Wim Wenders (con quien habĆa colaborado en El cielo sobre BerlĆn), Jelinek, Patrick Modiano y Emir Kusturica salieron en su defensa. Handke ha intentado varias veces explicar su postura en La noche del Morava y Contra el sueƱo profundo indicando que Ć©l estaba en contra del bombardeo de la OTAN.
āDe esta cuestiĆ³n yo solo puedo decir una cosa: si yo conozco un pacifista ese se llama Peter Handke, y este escĆ”ndalo que ha surgido a raĆz de sus obras sobre Serbia pende en gran parte de que la gente no ha llegado a la clave de lo que quiere contar. Para quien lo sepa leer bien, la clave que permite entender su ideas polĆticas, sobre toda de la antigua Yugoslavia, estĆ” en el subsuelo de todas su obrasā, sostiene su traductor.
es periodista freelance en El PaĆs, El Confidencial y Jotdown.