Dos de los más grandes autores de la literatura mexicana –Juan Rulfo y José Gorostiza– dejaron una obra escasa y extraordinaria. Dos libros le bastaron a Rulfo para establecerse como el mejor narrador mexicano del siglo XX y quizá de todos los siglos. Dos libros le bastaron a José Gorostiza (Canciones para cantar en las barcas y Muerte sin fin) para situarse como el más alto poeta mexicano desde Sor Juan Inés de la Cruz. Cincuenta años han pasado desde la muerte de José Gorostiza y su obra conserva la misma fuerza y belleza originales. Muerte sin fin ha sido examinado críticamente por las mejores mentes mexicanas, sin que se agote su misterio. Ofrecemos ahora al lector seis libros esenciales para acercarse y profundizar en la obra de este gran poeta.
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Poesía completa
Nota y recopilación de Guillermo Sheridan
FCE, 1996
José Gorostiza nació en San Juan Bautista –hoy Villahermosa, Tabasco– el 10 de noviembre de 1901, y murió el 16 de marzo de 1973. Realizó sus primeros estudios en Aguascalientes, en el Instituto Científico y Literario, donde también estudió Ramón López Velarde. Se traslado a la Ciudad de México para estudiar Leyes. Desde su llegada a México comenzó a publicar poemas en revistas con San-Ev-Ank y El Universal Ilustrado. Con Enrique González Rojo editó y dirigió la Revista Nueva. Más tarde publicó sus poemas en Contemporáneos y formó parte del “grupo sin grupo” que se reunió alrededor de esa revista. Publicó su primer libro –Canciones para cantar en las barcas– en la editorial Cvltura, en 1925. Bajo el mismo sello publicaría en 1939 el poema extenso Muerte sin fin, que le daría un lugar imperecedero en la literatura mexicana. En 1964 el Fondo de Cultura Económica publicó, con el cuidado del propio Gorostiza, el volumen Poesía, que incluyó “Notas sobre poesía”, Canciones para cantar en las barcas, Del poema frustrado y Muerte sin fin. Tendrían que pasar más de treinta años para que fuera reunida la Poesía completa de José Gorostiza en una edición ejemplar a cargo de Guillermo Sheridan. En la nota preliminar escribió Sheridan: “Anuncio esta nueva edición como poesía completa porque he incluido en sendos apéndices los poemas no coleccionados y los que dejó inconclusos”. Cuarenta y ocho poemas, además de los ya conocidos, incluye esta edición, entre los cuales destacan la “Suite en dolor de Luz Velderráin”, un fragmento de “Muerte de fuego”, otro de “Muerte de hielo” y “El semejante a sí mismo”. Aquel que quiera conocer a fondo la poesía de José Gorostiza, debe acceder a este volumen.
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Muerte sin fin
Edición crítica de Arturo Cantú
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes / Juan Pablos, 2009
El poeta y crítico regiomontano Arturo Cantú editó cuidadosamente Muerte sin fin. En este volumen, ilustrado por Emiliano Gironella, incluyó dos valiosos apartados. En el primero “despliega el argumento de las dos partes del poema, con la intención de esclarecer su sentido literal”; en el segundo apartado “presenta un análisis de las variaciones temáticas para el estudio y apreciación” del poema. Como curiosidad, este volumen incluye también una versión en francés del poema de Gorostiza, debida a Claude Couffon.
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Poesía y poética
Edición de Edelmira Ramírez
Colección Archivos / Universidad de Costa Rica, 1988
La justamente célebre colección Archivos y la Universidad de Costa Rica publicaron en 1988 el presente volumen, que incluye las Canciones para cantar en las barcas, Del poema frustrado, Muerte sin fin y una docena de poemas no coleccionados (que Guillermo Sheridan recogería en la edición de la Poesía completa.) Recoge también una curiosidad teatral, Ventana a la calle, un conjunto de prosas curiosas (entre ellas un retrato de la madre del poeta, “Doña Elvira Alcalá de Gorostiza”) y una docena de ensayos, entre ellos su Discurso de Recepción en la Academia Mexicana de la Lengua, “Notas sobre poesía”. Sobresalen en esta edición los textos críticos de Alí Chumacero, Guillermo Sheridan, Silvia Pappe, Mónica Mansour, Octavio Paz y un poco conocido texto de Juan Rulfo: “Recuerdo de José Gorostiza”.
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Epistolario 1918-1940
Compilado y anotado por Guillermo Sheridan, María Isabel Torre y María Isabel González
Conaculta, 1996
De los epistolarios compilados hasta la fecha de los Contemporáneos, el de José Gorostiza es el más completo y el más atractivo literariamente. El conjunto de cartas arranca en 1918 –cuando el poeta todavía estudia en la Escuela Nacional Preparatoria, al lado de sus amigos y condiscípulos Jaime Torres Bodet, Enrique González Rojo y Bernardo Ortiz de Montellano– y culmina con las misivas escritas justo después de haber escrito y publicado Muerte sin fin. “La imposibilidad de escribir convertida en obsesión y a la vez ejercicio de feroz autoescarnio, es el tema más destacable en la correspondencia de José Gorostiza”, ha escrito Evodio Escalante. “Muy pronto sus cartas se convierten en elocuente testimonio de un desencuentro profundo con su circunstancia y, lo que es más grave, consigo mismo”. Un testimonio invaluable que permite conocer de cerca el contexto externo y la circunstancia interior en las que Gorostiza concibió y escribió sus grandes poemas.
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Los contemporáneos ayer
Guillermo Sheridan
FCE, 1985
Cruce afortunado de ensayo biográfico coral de una generación al mismo tiempo que ejemplo de gran crítica literaria, este libro de Guillermo Sheridan es una de las más firmes aportaciones al conocimiento de los poetas y ensayistas de Contemporáneos. Los sitúa primero como compañeros en la Escuela Nacional Preparatoria, los sigue en sus primeras incursiones intelectuales (en la revista San-Ev-Ank, en el Nuevo Ateneo de la Juventud). De Gorostiza detalla la amistad juvenil con Villaurrutia y López Velarde, cuya muerte temprana le afectó profundamente. Sheridan narra los pormenores de la fundación de la mítica revista y la disolución del grupo. Un libro imprescindible.
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Señales debidas
Guillermo Sheridan
FCE, 2011
Este libro de Guillermo Sheridan reúne ensayos sobre el modernismo (“José Juan Tablada: de las máscaras al rostro”), el Ateneo de la Juventud (Pedro Henríquez Ureña y Julio Torri), pero sobre todo de los poetas de Contemporáneos (Cuesta, Ortiz de Montellanos, Owen, Novo, Villaurrutia y Gorostiza). De todos ellos elabora minuciosos retratos. “Pero quizá el más elocuente retrato –escribió Malva Flores_ de los que construye Sheridan sea el dedicado a Gorostiza. En él somos testigos del momento dramático en que el autor de Muerte sin fin le confiesa a Pellicer: “No seré más una de nuestras alcobas literarias, sino el sótano irrespirable de las cosas prematuramente envejecidas […] No sé escribir, Carlitos, esa es la dolorosa verdad…” El libro recoge dos ensayos sobre la correspondencia de Gorostiza (“Pellicer en la ventana; Gorostiza en el diván” y “Muerte sin fin con matasellos”) y el prólogo a la Poesía completa del poeta de Canciones para cantar en las barcas. ~
