El IX Premio de Novela Albert Jovell –convocado por la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial de España, es decir, la federación de colegios de médicos– ha recaído en la novela de José Solana Dueso Las chicas de la Academia. Solana, que fue catedrático de filosofía en la Universidad de Zaragoza y es un reconocido especialista en la filosofía griega, había publicado hasta la fecha tres novelas en chistavín –un dialecto aragonés– y siete en español. De las siete en español, una es de tema aragonés y el resto tratan sobre el pensamiento griego antiguo. A esta producción novelística cabe sumar la traducción al chistavín de tres diálogos socráticos: Critón, Enamorados y Clitofonte.
Las chicas de la Academia puede ser entendida como una novela histórica, pero es algo más. Es una novela histórica en cuanto fabula unos hechos que tuvieron lugar entre los años 350 y 347 antes de la era común. No verá el lector estas fechas en la novela, pero sí leerá sobre la muerte de Platón, que tuvo lugar en el 347, y la fábula abarca desde unos pocos años antes hasta los meses que siguieron a la muerte del filósofo. Es algo más que eso porque su eje literario es la sororidad, la relación entre dos mujeres que consiguieron entrar en la Academia de Platón a pesar de que no admitía mujeres. Solana parte de las noticias que diversos cronistas de la Antigüedad dan acerca de Axiotea de Fliunte y Lastenia de Mantinea que quisieron estudiar filosofía y medicina. Este dato le permite al autor fabular sobre la condición de las mujeres en la Grecia antigua y, sobre todo, polemizar sobre la obra de Platón. Estamos, pues, ante una novela didáctica. Solana es un pensador político y su lectura de la filosofía griega destaca las dimensiones políticas, en concreto el pensamiento antidemocrático de Platón y su planteamiento del papel de las mujeres en el mundo.
En República, Platón había hecho un planteamiento revolucionario de la cuestión femenina: las mujeres podían desempeñar las mismas responsabilidades de los varones. La opinión de la época –y de muchos siglos después– era muy diferente: la mujer es un género inferior, subordinado. Así lo habían escrito Timeo de Locros y Jenofonte –en el Económico–. La mujer no estaba dotada para la filosofía y para la ciencia. Su lugar era la casa y no debía aspirar sino a regir la economía doméstica y a gobernar sobre los esclavos. Aristófanes da otros papeles a las mujeres en sus comedias –Asambleístas y Lisístrata– pero eran comedias. Aristóteles tuvo una postura intermedia –y así lo refleja esta novela–. Dice que la mujer debe ser tratada como un ciudadano, pero debe obedecer al marido y este debe ejercer su autoridad con persuasión.
En la novela las jóvenes Axiotea y Lastenia, tras una primera experiencia pitagórica, deciden ir a Atenas porque han leído en el capítulo V de República la reivindicación de la igualdad de los sexos. La trama novelística es la de un viaje. Y los viajes suelen ser el símbolo del cambio de conciencia. Al llegar a Atenas se encuentran con que la pretendida igualdad no existe. La Academia no acepta a las mujeres sino como sirvientas o esclavas. Y, lo que es peor, Platón, ya anciano, ha cambiado de parecer y ha adoptado las ideas de Timeo, en su diálogo homónimo: el alma de las mujeres fue, en una reencarnación anterior, la de un varón cobarde. Para ser admitidas en la Academia, Axiotea debe travestirse y Lastenia trabajar como copista, empleo reservado a esclavos o, si no hay otro remedio, a artesanos. La decepción de las amigas permite al autor una crítica del pensamiento platónico. El filósofo, ya anciano –murió con 81 años–, ha terminado su última obra, Leyes, que es una forma de testamento. En esa obra, el Ateniense reivindica un orden divino y una organización política encabezada por un “consejo nocturno” de sabios.
Como he escrito, esta es una novela didáctica. Su alma es doble, como creían los griegos que era el alma humana: el primer lugar lo ocupa la exposición de la vindicación femenina ante la ciencia; el segundo, la crítica del pensamiento socrático. La sororidad reúne la vindicación de las mujeres y la denuncia del fracaso político y filosófico del proyecto platónico. Al didactismo polémico se añaden otras exposiciones magistrales. La más evidente es la explicación y defensa de la medicina hipocrática practicada por mujeres. A la peripecia de las dos filósofas se añade la figura de la médico Hagnódica, otro personaje histórico, que suscitó una rebelión de las mujeres. Hagnódica es denunciada –ejerce la medicina travestida de varón– y en el juicio descubre su sexo. La revuelta de las mujeres consigue que se admita a las mujeres en la profesión médica. Hagnódica ha pasado a ser un símbolo de las conquistas profesionales de las mujeres. También retoma el relato del juicio de Friné, otra mujer perseguida que se desnuda ante los jueces. Esta es otra de las facetas de la novela didáctica: la pluralidad de personajes, rasgo típico de las novelas didácticas. Esa pluralidad da lugar a otro símbolo, esta vez colectivo, “el club de las mujeres que corren juntas”.
Tras la reunión de estos símbolos y lecciones hay otra tesis no menos relevante: la denuncia del pensamiento platónico por antidemocrático. Platón perteneció a una familia adinerada. Como apunta la novela, dilapidó su fortuna en la gestión de la Academia. Mantuvo la gratuidad de la enseñanza hasta su muerte. Pero su sobrino y heredero, Espeusipo, se vio obligado a imponer cuotas para sostener el proyecto. Paralelamente, el proyecto político de alcanzar un régimen acorde a su pensamiento político en Siracusa naufragó bañado en sangre. En la novela es Aristóteles el personaje encargado de revelar que el asesinato de Dión no fue solo el resultado de la traición de su compañero Calipo sino consecuencia de las fracturas a que se expone todo pensamiento dogmático. Esta lección se ve ilustrada por el distanciamiento de Aristóteles de la Academia y de su maestro Platón. Ese distanciamiento es manifiesto por las críticas que el estagirita le dirige en su Política. La novela explica que a la distancia intelectual se suma el hecho de la guerra entre Macedonia y Atenas, que obliga a Aristóteles a dejar la ciudad por sus vínculos con la corte de Filipo.
Las chicas de la Academia no es una novela aislada. Forma parte de un ciclo de novelas del autor que presenta la historia de la cultura griega, no solo de su filosofía. O, mejor, que muestra cómo la filosofía griega es deudora de una situación social y unos debates culturales, producto del ascenso de las clases populares y de la resistencia de las clases dominantes. Este ciclo está constituido por Parménides. El canto del filósofo, La malva y el asfódelo –sobre Aspasia de Mileto–, Ciudadano Sócrates y Las Chicas … Constituye una lección sobre las limitaciones del pensamiento filosófico y político griego muy útil tanto para lectores aficionados como para expertos.
Luis Beltrán Almería es catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Zaragoza. En 2021 publicó 'Estética de la novela' (Cátedra).