En el ecuador de la Ćŗltima novela de Vicente Luis Mora, CĆŗbit (Galaxia Gutenberg, 2024), uno de los personajes nos avisa de que lo ārealmente innovador genera extraƱeza y resistenciaā. La sentencia podrĆa funcionar como una mĆ”xima de la idiosincrasia creativa del escritor, crĆtico y docente cordobĆ©s, un inequĆvoco oponente de que la novelĆstica contemporĆ”nea pierda su esencia cervantina, su carĆ”cter libĆ©rrimo, y de que lo literario desemboque en lo que ha definido en su tambiĆ©n reciente libro Micronesia. Fractales de literatura (2021) como ātextos huecosā, aquellos en los que todo queda claro y desaparece lo nuclear y enigmĆ”tico, incapaces por sĆ mismos de alimentar la imaginaciĆ³n del lector.
El Ćŗltimo artefacto literario de Mora es un constructo hĆbrido donde todos los gĆ©neros tienen cabida, que posee una gran base teĆ³rica detrĆ”s y cuenta con una narraciĆ³n polifĆ³nica sugerente, con personajes perfectamente armados que podrĆan aglutinarse en torno a tres especies: la humana, que no sale nada bien parada, culpable del deterioro y decadencia del planeta; la que conforman los āitriosā, de existencia prehumana y cohesionada con la naturaleza y sus fuerzas primigenias; y la comandada por la IAR āInteligencia Artificial āRealāā donde la mĆ”quina, en un giro amenazante y distĆ³pico, ha llegado a adquirir conciencia. Todo empieza cuando el cientĆfico chileno Alcio, el humano con mayor preparaciĆ³n y lucidez entre los de su especie, ayuda a huir a la criatura que da nombre al libro tras ser hallada en un glaciar descongelado e intuir que va a ser objeto de experimentaciĆ³n. Con ello, se pone en marcha una historia que involucra a las tres especies y sus respectivas supervivencias, relatada por diversos personajes que poseen un cĆ³digo binario propio, donde el sentido del humor emerge con recurrencia, con alguna apariciĆ³n hilarante e inesperada como la del Conde Duque de Olivares.
El eje argumental es una excusa para traer a colaciĆ³n y reflexionar sobre algunas de las temĆ”ticas con mayor impacto en la actualidad y, si se quiere, conformar algunos escenarios de un futuro no necesariamente muy lejano, donde lo utĆ³pico y lo distĆ³pico pueden darse la mano, al igual que dialogan lo prehumano con lo posthumano. La Inteligencia Artificial, objeto de reflexiĆ³n recurrente en la narrativa de Mora en los Ćŗltimos lustros, toma un rol destacado: cuĆ”les son los lĆmites Ć©ticos de esta, quĆ© interĆ©s puede tener la IA generativa, quĆ© pasarĆa si el gran apagĆ³n, en vez de afectar a las mĆ”quinas, fuese un āgran apagĆ³n mentalā, donde estas tuviesen el poder de ādesconectarā a los humanos durante un intervalo temporal. QuizĆ”s, nos advierte el escritor, ese anhelo y obsesiĆ³n por la IA tambiĆ©n puede tornar en pesadilla o, traduciĆ©ndolo como el capricho de Goya, existe la posibilidad de que el sueƱo de la perfecciĆ³n tecnolĆ³gica tambiĆ©n produzca monstruos.
Es el ansia humana el carburante ideal para la IAR, con sujetos adocenados, capaz de dejarse introducir un implante cerebrovisual, o āvisiochipā, con el que las mĆ”quinas toman datos mentales de los ingenuos humanos. Es difĆcil leer el libro y no pensar en personas āesto no en la novela, sino en la realidadā formando colas kilomĆ©tricas en grandes centros comerciales para dejarse escanear el iris a cambio de criptomonedas. Mora, de nuevo recurriendo a la socarronerĆa, parece proponer una soluciĆ³n a este borreguismo en sus pĆ”ginas, mediante el personaje de Marco: el ādataĆsmoā, es decir, fabricar falsos datos masivos, un big data inventado.
Y, como no podĆa ser menos en alguien que investiga las relaciones de la literatura con las nuevas tecnologĆas, las pĆ”ginas de CĆŗbit tambiĆ©n reflexionan sobre el binomio. El escritor recuerda que, aunque tecnologĆa y escritura hayan estado relacionadas desde siempre, la IA generativa trae un nuevo escenario: la posibilidad de plagiar indiscriminadamente en pos de ganar en originalidad: āAsĆ es como te la venden āa cambio de tus datos, en las versiones de acceso libre, a cambio de dinero y tus datos, en las premiumā. Por ese motivo soy refractario a usarlas y me molesta que se difundan como si fuesen āherramientasā, ya que no son herramientas, son productos extractivosā, confiesa el tambiĆ©n autor de Fred Cabeza de Vaca (2017) o Centroeuropa (2020).
Son muchos mĆ”s los guiƱos a la actualidad que se encuentran en las pĆ”ginas de CĆŗbit: la crĆtica al individualismo imperante āy, al mismo tiempo, a su reflejo en clave artĆstica, la literatura egĆ³dicaā, el paro juvenil, el populismo polĆtico reinante, el poder de las tierras raras āmuy Ćŗtil, a este respecto, el primer episodio del documental 10.000 dĆas, dirigido por el informador Carlos Franganilloā o la desinformaciĆ³n. No obstante, si sugerente es su entramado argumental, no menor interĆ©s despierta el constructo formal que logra Mora. La estructura y el estilo, siempre cuidados por el autor, poseen una singularidad mayĆŗscula, con lo que se ofrece tambiĆ©n una puerta de estudio a teĆ³ricos de la literatura, como reconoce: āEn mis libros, de manera mĆ”s o menos subrepticia, intento premiar a dos tipos de lectores a los que tengo especial cariƱo: las personas que releen el libro y los lectores teĆ³ricos, que encontrarĆ”n guiƱos y pistas para realizar una lectura expandidaā. A este respecto, de especial lucidez son las pĆ”ginas que el personaje Bende Mann, ficcional profesor de TeorĆa de la Literatura, dedica a desarrollar hipĆ³tesis autoriales sobre la novela que el lector tiene entre manos. La metaficciĆ³n de este bloque y de la obra en general reafirma el gran peso teĆ³rico de esta novela de āpasadizosā, la cual puede entenderse tambiĆ©n como un palimpsesto.
El componente lĆŗdico crece conforme avanzan las pĆ”ginas, tanto en lo argumental como en lo formal, al igual que es cada vez mayor la cercanĆa entre Alcio y CĆŗbit, llegados en su huida a un Madrid apocalĆptico, un escenario violento y contaminado, que harĆa las delicias de los amantes de Last of us. Si bien, el lector atento tambiĆ©n puede encontrar un aroma a J. G. Ballard āautor querido por el polifacĆ©tico escritor, como ha incidido en varios textos y conferenciasā, Stanislaw Lem o ese Arthur Clarke cuya odisea espacial tradujo Stanley Kubrick en imĆ”genes en movimiento: ĀæNo es acaso esa nueva especie que aparece al final de la pelĆcula, embrionaria, un nuevo eslabĆ³n, como los surgidos, de un modo u otro, en el relato de Mora?
El escritor indaga en recursos propios de la ciencia-ficciĆ³n, como tambiĆ©n hiciera en su anterior Circular-22 (2022), para la construcciĆ³n de CĆŗbit. āComo ya han explicado algunos estudiosos, desde Francisca Noguerol a Edmundo Paz SoldĆ”n, ha aparecido una narraciĆ³n especulativa que desborda los antes rĆgidos lĆmites de las literaturas realista, fantĆ”stica, de ciencia-ficciĆ³n, distopĆa, etc. Ya nada tiene por quĆ© ser un āsubgĆ©neroā, tĆ©rmino que implicaba una visiĆ³n quizĆ” algo despectiva o clasista de ciertas escrituras. Si Cervantes se acercĆ³ a casi todos los gĆ©neros de su Ć©poca para hacer sus libros, Āæpor quĆ© no deberĆamos hacerlo hoy?ā, afirma.
En las Ćŗltimas pĆ”ginas del libro, el cientĆfico Alcio, en su tierna y apasionante misiva a su hija Nadia, escribe que āeso que llamamos imaginaciĆ³n, creatividad o fantasĆa es una naciĆ³n sin territorio, un paĆs mental sin geografĆaā. QuizĆ” estĆ© aquĆ la clave de lo bien que reside una novela como esta en la indefiniciĆ³n, donde todos los gĆ©neros tienen cabida y fluctĆŗan lejos de cualquier hermetismo. CĆŗbit constituye en sĆ mismo un alegato por la imaginaciĆ³n, un escudo con el que defenderse de esa literatura predecible y aletargante donde los valores mediĆ”ticos se imponen sobre los literarios. Conviene no olvidar, como empieza su Ćŗltimo monĆ³logo el personaje que da tĆtulo al libro, que, por suerte, al universo le gusta la invenciĆ³n.
Elios Mendieta es periodista. Es autor de 'Memoria y guerra civil en la obra de Jorge SemprĆŗn' (Escolar y Mayo).