De la cartilla moral a la reforma educativa

Aunque el presidente Lรณpez Obrador le otorga un lugar central a la รฉtica pรบblica, su gobierno no ha logrado articular polรญticas educativas en esa materia. Este texto hace un repaso histรณrico de los programas cรญvicos, para seรฑalar el lugar que la รฉtica pรบblica ha tenido y deberรญa tener en las escuelas.
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El presidente Lรณpez Obrador parece ser un hombre interesado en la รฉtica pรบblica. Basta recordar las arengas de sus mรญtines, los exhortos en sus conferencias maรฑaneras, sus consejos a las madres de familia en sus discursos. Su gobierno, sin embargo, no ha conseguido articular medidas efectivas para mejorar la formaciรณn ciudadana. Al principio de su sexenio, la reediciรณn y publicaciรณn de la Cartilla moral de Alfonso Reyes confundiรณ la divulgaciรณn masiva de un texto โ€“anacrรณnico para la sociedad actualโ€“ con una apuesta firme y puntual, hecha de polรญticas pรบblicas. Cinco meses mรกs tarde, la reforma educativa volviรณ a ignorar la manera en que se educa y las interacciones entre profesores y alumnos. Ambos casos, al omitir los procesos de aprendizaje, las prรกcticas docentes y las relaciones entre personas, revelan las carencias del gobierno, que no termina de pasar del dicho al hecho. En este texto, hacemos un repaso histรณrico de los programas cรญvicos desde la independencia de Mรฉxico, para evidenciar el contexto de la Cartilla moral y seรฑalar el lugar que la รฉtica pรบblica ha tenido y el que deberรญa tener en las escuelas.

 

I

Al consolidarse la independencia en 1821, la clase polรญtica mexicana estaba convencida de que su primer paso debรญa ser redactar una constituciรณn. Hacerlo representaba el rompimiento definitivo con el pasado colonial y la presentaciรณn de Mรฉxico al mundo como una naciรณn moderna e ilustrada; el gobierno representativo y la divisiรณn de poderes pondrรญan fin a las prรกcticas que condenaban al paรญs al retraso econรณmico y social y lo encaminarรญan hacia el progreso y la prosperidad.

Uno de los desafรญos en ese camino, desde el punto de vista de los arquitectos de la naciรณn, era la poblaciรณn llana. Supusieron que los ahora mexicanos no habรญan recibido una educaciรณn apta para el mundo contemporรกneo durante la รฉpoca anterior. Lamentaban que esa educaciรณn hubiera rechazado el conocimiento moderno a favor de la supersticiรณn y la obediencia ciega a la autoridad real, se preocupaban de que el pueblo no entendiera las bases polรญticas y filosรณficas del constitucionalismo y, por lo tanto, que no pudiera cumplir adecuadamente con su nuevo papel de ciudadanos.

Pensaron entonces que habรญa que encargar a las escuelas impartir una educaciรณn cรญvica formadora de ciudadanos modernos. La Constituciรณn Federal de 1824 estableciรณ que era facultad del Congreso General โ€œpromover la ilustraciรณn […] erigiendo uno o mรกs establecimientos en que se enseรฑen las ciencias naturales y exactas, polรญticas y morales, nobles artes y lenguasโ€ (art. 50 inciso I). Dentro de ese primer federalismo, las constituciones estatales otorgaban el mismo papel a las legislaturas y se esperaba que los ayuntamientos dispusieran y dirigieran la educaciรณn pรบblica de las primeras letras (es decir, la primaria). Para estas escuelas se escribieron catecismos constitucionales, modelados en el catecismo catรณlico, que enseรฑaran a los alumnos el contenido de la constituciรณn y sus bases filosรณficas. Tal vez el mรกs famoso del periodo fue el de Josรฉ Marรญa Luis Mora, Catecismo polรญtico de la Federaciรณn Mexicana (1831).

Serรญa un error muy grande, sin embargo, creer que los polรญticos del siglo xix apostaron por una educaciรณn al margen de la Iglesia catรณlica. Por el contrario, aceptaban que la educaciรณn fuera impartida principalmente en escuelas controladas por la Iglesia; es mรกs, en temas de polรญtica y moral, se esperaba que fuera la primera aliada en la lucha para formar a la gente para la vida republicana. Prevalecรญa entonces la idea de que el civismo โ€“es decir, la prรกctica de la buena ciudadanรญaโ€“ y la civilizaciรณn โ€“el estado polรญticoโ€“ solo eran posibles dentro del orden moral catรณlico. Decรญa Josรฉ Marรญa Luis Mora en 1830 que โ€œ[s]in religiรณn ni culto, no puede haber sociedad ni moral pรบblica en ningรบn pueblo civilizadoโ€, y Manuel Gรณmez Pedraza advertรญa en 1834 que โ€œlas turbaciones del [E]stado siempre han estado en contacto con las de la Iglesia, pues no se respeta la autoridad civil cuando se ha sacudido el yugo de la fe.โ€

Por esta razรณn, la querella polรญtica durante la Reforma sobre el papel de la Iglesia en la formaciรณn de nuevos ciudadanos se concentraba en evaluar a los sacerdotes, y no en la religiรณn en sรญ. Los liberales puros objetaban la calidad de la educaciรณn impartida por la Iglesia. Su alianza con los conservadores y su oposiciรณn a adoptar un currรญculo liberal significaba, segรบn Francisco Zarco, que la Iglesia habรญa desviado โ€œel verdadero catolicismoโ€ y โ€œdesnaturalizado la fidelidad a Cristoโ€.

La Reforma, como es sabido, concluyรณ con la separaciรณn de la Iglesia y el Estado. En adelante, la asociaciรณn de la Iglesia con el conservadurismo descalificรณ sus aportaciones a la vida pรบblica, e iniciรณ la sospecha de que la educaciรณn moral y religiosa catรณlica solo se podรญa interpretar en oposiciรณn al civismo. Prueban esta tensiรณn el anticlericalismo revolucionario y la previsiรณn de la educaciรณn oficial laica en el artรญculo 3ยบ constitucional de 1917.

El nuevo Estado requerรญa que las escuelas pรบblicas estuvieran a la vanguardia del proyecto de naciรณn revolucionario. Al igual que en la dรฉcada de 1820, su deber era formar lazos sociales y ciudadanos modernos y civilizados, capaces de participar en el orden polรญtico reciรฉn inaugurado. En 1944, el educador Rafael Ramรญrez Castaรฑeda, impulsor de la escuela rural en Mรฉxico, desarrollรณ el primer programa escolar de civismo, incorporando formalmente esta asignatura a la educaciรณn bรกsica. Si bien su enfoque se caracterizรณ por su humanismo social, tambiรฉn se identificรณ con una enseรฑanza nacionalista con poco margen para una actitud crรญtica.

No obstante, serรญa otro error pensar que la Constituciรณn de 1917 inaugurรณ una ciudadanรญa laica, y mucho menos atea. A la par de sus estudios cรญvicos, y como en el siglo xix, los mexicanos seguรญan educรกndose en la religiรณn catรณlica. Si algo demuestra la famosa Cartilla moral de Alfonso Reyes es que en 1944 aรบn era posible usar a la moral cristiana como el fundamento de la civilizaciรณn y la mejor guรญa para los ciudadanos. Reyes empieza su Cartilla de la siguiente manera: 

La moral de los pueblos civilizados estรก toda contenida en el cristianismo. El creyente hereda, pues, con su religiรณn, una moral ya hecha, pero el bien no solo es obligatorio para el creyente, sino para todos los hombres en general […]
Podemos figurarnos la moral como una constituciรณn no escrita, cuyos preceptos son de validez universal para todos los pueblos y para todos los hombres.

Ademรกs de enseรฑar a los jรณvenes mexicanos lecciones morales, esta constituciรณn buscaba evitar el fin de la civilizaciรณn y fomentar el progreso de la humanidad. Una idea central de Reyes es que, aunque la civilizaciรณn y la cultura โ€“conocimientos teรณricos y aplicaciones prรกcticasโ€“, nacen del desarrollo de la ciencia, las inspira la voluntad moral o de perfeccionamiento humano. Cuando pierden de vista la moral, civilizaciรณn y cultura degeneran y se destruyan a sรญ mismas. En otras palabras, Reyes, como Mora, Gรณmez Pedraza, Ocampo y Zarco, opinaba que el buen ciudadano tambiรฉn era buen cristiano.

 

II

La crisis institucional y polรญtica que enfrentรณ el Estado a finales de la dรฉcada de los sesenta derivรณ en cuestionamientos sobre la formaciรณn ciudadana de los estudiantes, llevando a que se eliminara la enseรฑanza del civismo en la educaciรณn bรกsica. Veinte aรฑos mรกs tarde, hasta 1993, la reforma educativa la trajo de vuelta con el nombre de โ€œeducaciรณn cรญvicaโ€ para la primaria y de โ€œcivismoโ€ para la secundaria, pero en ambas se mantenรญa el enfoque nacionalista posrevolucionario.

Con todo, los nuevos elementos de esta reforma estaban orientados hacia los derechos humanos y la formaciรณn de valores. La introducciรณn de esta perspectiva en el civismo parte de la idea de que los preceptos โ€œde validez universalโ€ no se fundan en la moral cristiana, sino en la dignidad inherente de todo ser humano.

A menudo los defensores de la moralidad religiosa rechazan que haya una diferencia real entre una y otra concepciรณn. Sin embargo, y a manera de ejemplo, el discurso religioso define la dignidad en relaciรณn con ciertas creencias acerca del papel correcto de las mujeres y los hombres en la sociedad (de ahรญ la oposiciรณn cristiana a los derechos de las parejas no casadas, las homosexuales y las personas transgรฉnero.) En consecuencia, al incorporar el discurso de los derechos humanos en la educaciรณn cรญvica, los reformadores pusieron en duda el nexo entre el buen ciudadano y el buen cristiano que caracterizรณ la historia del civismo. 

Desde finales de los noventa hasta ahora se han sucedido algunos cambios. En 1999 surgiรณ la โ€œformaciรณn cรญvica y รฉticaโ€ en la educaciรณn secundaria, centrada en vincular la formaciรณn ciudadana con el mundo real de los adolescentes. En 2006 la Reforma a la Educaciรณn Secundaria (res) mantuvo la asociaciรณn entre los problemas globales y la vida de los estudiantes, y ademรกs propuso abordar la formaciรณn ciudadana desde el enfoque por competencias. En 2008 se quiso extender este enfoque al nivel primaria con el Programa Integral de Formaciรณn cรญvica y รฉtica. Tres aรฑos mรกs tarde, en 2011, se buscรณ articular los programas de primaria y secundaria. En 2016, en el marco del Nuevo Modelo Educativo, volviรณ a cuestionarse el currรญculo de formaciรณn ciudadana. En la actualidad, la asignatura de Formaciรณn cรญvica y รฉtica es parte de la tira de materias de los รบltimos tres grados de la educaciรณn primaria y de toda la educaciรณn secundaria.

Tras la llegada de Lรณpez Obrador a la presidencia, el gobierno de Mรฉxico presentรณ en el mes de enero la reediciรณn de la Cartilla moral de Reyes. Su distribuciรณn empezรณ con diez mil ejemplares; se espera que lleguen a 8.5 millones de personas. ยฟDebe entenderse como un retroceso al civismo de siglos pasados? La cartilla se presentรณ como una nueva ediciรณn: con โ€œalgunos retoques en busca de mayor sencillez y […] referencias a nuevos temasโ€. No obstante, la historia de la educaciรณn cรญvica aquรญ expuesta sugiere que carece de sentido y pertinencia adecuar este texto a los objetivos actuales de las escuelas. Si bien habrรญa sido oportuno expandir las revisiones para incluir la palabra โ€œmujeresโ€ y reconocer a las familias de composiciรณn distinta a la nuclear y heterosexual, estas modificaciones tampoco habrรญan transformado el texto en un material de apoyo รบtil para los docentes. El meollo del asunto es el anacronismo: la cartilla se escribiรณ hace 75 aรฑos para un contexto polรญtico muy diferente al de hoy.

La pregunta obligada apunta a la polรญtica educativa. ยฟQuรฉ tipo de educaciรณn cรญvica queremos fomentar en las escuelas? ยฟquรฉ ciudadanรญa promueve la escuela pรบblica? La perspectiva de los derechos humanos es la que adopta explรญcitamente la Constituciรณn; se tiene la expectativa de que juegue un papel importante en las polรญticas de civismo en todos los niveles del gobierno. Sin embargo, desde hace varios aรฑos existe en Mรฉxico un movimiento catรณlico y evangรฉlico de oposiciรณn a los derechos humanos, que se expresa a favor de los valores tradicionales de la heterosexualidad, y desde luego tiene un deseo abierto de influir en el contenido del civismo. En este contexto, la Cartilla moral y la insistencia del presidente Lรณpez Obrador de que Mรฉxico requiere โ€œuna constituciรณn moralโ€ provoca crรญticas: es difรญcil no interpretar esta acciรณn como un intento de frenar la educaciรณn en derechos humanos y de fomentar una educaciรณn de moral cรญvica mรกs cristiana. 

Por si fuera poco, la Cartilla moral tambiรฉn es anacrรณnica porque considera que la formaciรณn cรญvica se adquiere a partir de las enseรฑanzas de un libro. Hoy sabemos que el aprendizaje va mucho mรกs allรก de la informaciรณn y los datos, recursos y manuales. Se necesita ademรกs la formaciรณn en la รฉtica pรบblica, que se construye, de manera profunda y habitual, dentro de la escuela: se aprende en las interacciones que tenemos alrededor del aprendizaje, tanto con los docentes como con otros estudiantes. โ€œLa educaciรณn consiste en formar a los individuos conforme al sello que les imprime la comunidadโ€,

((Jaeger, W., Paideia: los ideales de la cultura griega, Mรฉxico, Fondo de Cultura Econรณmica, 2010, p. 12
))

de este modo la escuela funciona como un transmisor de identidad social y cultural, lo que los griegos llamaron paideia. En este caso la formaciรณn colectiva โ€“a travรฉs del aprendizaje personalโ€“ se refleja en la vivencia de normas y leyes que rigen la conducta y la รฉtica. Hay quien dice que si uno quiere saber cรณmo estรก hoy un paรญs basta con leer los periรณdicos, pero si se quiere saber cรณmo estarรก ese paรญs en veinte aรฑos, basta con visitar un salรณn de clases. 

 

III

El pasado 15 de mayo el Congreso de la Uniรณn declarรณ la constitucionalidad de la nueva Reforma educativa, que reemplaza a la que se hizo en 2013. Entre los ajustes mรกs notables, por sus implicaciones, estรก la suspensiรณn a las evaluaciones docentes (pues abre la puerta al cambio de reglas y actores involucrados en su contrataciรณn) y el reemplazo del Instituto Nacional para la Evaluaciรณn de la Educaciรณn (inee) por el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educaciรณn. El Estado tambiรฉn asume la obligaciรณn de la provisiรณn de la Educaciรณn Superior, y en ese marco, se distingue la Estrategia Nacional de Mejora a las Escuelas Normales, considerando que, en la anterior reforma (2012-2019), no se concretรณ alguna modificaciรณn para las escuelas formadoras de docentes. Por รบltimo, al referirse a la pregunta โ€œen quรฉ educarโ€, la reforma propone un รฉnfasis en la ciencia y la tecnologรญa; el biculturalismo y bilingรผismo en la educaciรณn indรญgena; asรญ como planes y programas de estudio (otra vez) que consideren, por mencionar algunos, el conocimiento en matemรกticas, historia, innovaciรณn, deportes, geografรญa, filosofรญa, educaciรณn sexual, mรบsica y civismo.

Pero si el Estado mexicano se propone intervenir seriamente para modificar la conducta de la ciudadanรญa โ€“es lo que busca una polรญtica pรบblicaโ€“, mรกs allรก de una cartilla y de esta reforma, deberรญa empezar a hablar de las prรกcticas docentes en el aula. Enseรฑar, en esencia, es una profesiรณn moral. Al respecto, Fullan afirmรณ lo siguiente: โ€œexplora en un buen maestro y encontrarรกs un propรณsito moralโ€.

((Fullan, M. (Ed.), The moral imperative of school leadership, Corwin press, 2003.
))

 Vygotsky, desde una perspectiva complementaria, concibe la experiencia del aprendizaje en la escuela como una actividad eminentemente social, es decir, se aprende de los otros y con los otros. La รฉtica ciudadana depende de la convivencia con la comunidad escolar: el respeto y la empatรญa hacia otros, la paciencia y creatividad para interesar y la persistencia para aprender, el cuestionamiento permanente (motivar las preguntas), el acompaรฑamiento y el ejemplo docente que moldea el carรกcter, el trabajo colaborativo en la comunidad de aprendizaje, el entendimiento de los seres humanos como parte de un gran universo, la honestidad, la solidaridad y el amor por los compaรฑeros y por los docentes entraรฑables.

La formaciรณn ciudadana dentro de la escuela (la รฉtica pรบblica) enfrenta ahora dos clases de desafรญos: el curricular y el pedagรณgico. En cuanto al primero, debe incorporar contenidos mรกs relevantes para la creaciรณn de las capacidades ciudadanas; en cuanto al segundo, debe formar socio-afectivamente, mediante prรกcticas docentes, la creencia en la democracia (Cox, 2018). En otras palabras, mรกs allรก de la cartilla moral y antes de cambiar el currรญculo y los libros de texto (otra vez), el gobierno debe priorizar el debate sobre nuevas prรกcticas docentes dentro el aula para interesar โ€“y mantener interesadosโ€“ a los estudiantes en aprender nuevos temas, preguntas, visiones de la sociedad y, por supuesto, nuevas formas de relacionarse con los demรกs.

En el presente, la aspiraciรณn de formar ciudadanos considera elementos que superan el nacionalismo y la institucionalidad polรญtica. Se busca fomentar la relaciรณn con instituciones formales; crear asociaciones entre conocimientos, habilidades y actitudes en contextos reales โ€“mรกs allรก de los contenidosโ€“; impulsar prรกcticas de participaciรณn, deliberaciรณn y representaciรณn en la vida escolar, asรญ como la cooperaciรณn y el servicio hacia la comunidad. Tal vez la Cartilla moral estรฉ pensada como parte de una narrativa del gobierno, y pertenezca a su estrategia de comunicaciรณn. Esto es vรกlido. Sin embargo, la coyuntura no se aprovechรณ para el debate que aquรญ proponemos.

El Sistema Educativo Mexicano, por su parte, necesita reconocer que la รฉtica pรบblica nace y se aprende dentro de รฉl: no hay nada mรกs humano que aprender de otros y con los otros. Formar las condiciones para ver al otro depende del desarrollo de prรกcticas docentes e interacciones para el aprendizaje con las que el maestro aprende a guiar y moldear la formaciรณn de los jรณvenes ciudadanos.

No podemos enfrentar los desafรญos nacionales mediante la circulaciรณn de cartillas morales ni con la reforma constitucional. Para hacerlo, es necesario que las intenciones educativas se centren deliberadamente en mejorar el interรฉs de los estudiantes por aprender y en elaborar prรกcticas docentes que permitan la formaciรณn ciudadana integral en el aula. La reforma de 2019 era otra oportunidad para hacer intervenciones importantes en este sentido. Es una lรกstima que los legisladores, de nuevo, la hayan desperdiciado.

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es profesora investigadora del Programa Interdisciplinario sobre Polรญtica y Prรกctica Educativa del CIDE.

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Es doctora en historia de Mรฉxico por la Universidad de St. Andrews e investigadora de la divisiรณn de historia en el CIDE.


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