El general Barry McCaffrey es uno de los militares en retiro más condecorados de Estados Unidos. Fue pieza clave, y polémica, de la estrategia militar estadounidense en la primera guerra del Golfo. Durante la mayor parte del gobierno de Bill Clinton, McCaffrey encabezó la Oficina de la Casa Blanca de Política Nacional para el Control de Drogas, desde la que supervisó el manejo de la cooperación antinarcóticos del gobierno estadounidense con México.
Hablé con McCaffrey sobre la detención del general Salvador Cienfuegos, sus recuerdos del escándalo del general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, la corrupción en México y la política del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La conversación ha sido editada y condensada para mayor claridad.
¿Le sorprendió el arresto de una figura con un perfil tan alto como el general Cienfuegos?
Sí y no. La administración Trump es el peor grupo de gente incompetente, impulsiva y fuera de la ley que hemos tenido en el gobierno de Estados Unidos, y en ese sentido nada me sorprende. El contacto que hay entre Estados Unidos y México en el ámbito de la justicia, la economía y todo lo demás es mucho más cercano que el que tenemos con Gran Bretaña o Canadá. Todos conocemos a todos. Hay un constante flujo de información, así que normalmente la Drug Enforcement Administration (DEA) sabría con quién hablar y pasar información sobre algo de esta magnitud. Tal vez sí hubo una conversación previa con las autoridades mexicanas, pero yo habría pensado que los habríamos contactado antes del arresto y les habríamos dicho, “miren, estamos a punto de hacer esto”. Así que me pareció muy raro y muy ofensivo para las Fuerzas Armadas mexicanas, aunque tal vez tuvieron que hacerlo de esta forma. Ahora, el hecho de que un exsecretario de la Defensa de México haya estado involucrado en [el tráfico de] drogas… mi opinión es que las Fuerzas Armadas son la institución más competente y confiable de la vida pública mexicana.
Precisamente, el Ejército mexicano ha sido considerado la única institución suficientemente limpia como para confiarle la lucha contra el crimen organizado. Se ha llegado a pensar que son incorruptibles. ¿Ha sido una evaluación errónea?
Pienso que es una evaluación correcta, sobre todo de la Armada y su Unidad de Operaciones Especiales, aunque también del Ejército. Esto no quiere decir que el crimen organizado no pueda llegar a un determinado general, ya sea por medio de amenazas, incentivos de corrupción, o ambos. [Cuando era funcionario antidrogas] yo tenía que intentar discernir en quién podía confiar dentro del gobierno mexicano.
¿Cómo lo hacía?
Le preguntaba a nuestros servicios de inteligencia: “díganme de quién están seguros que es honesto, de quién están seguros que es corrupto, y de quién no tienen una opinión objetiva”. Y siempre había gente en la que sabíamos que podíamos confiar, gente que era realmente íntegra. Ahora, esto me trae un recuerdo doloroso: el del general José de Jesús Gutiérrez Rebollo.
Aquello fue en verdad sorprendente. Pensábamos que era el más sorprendente luchador contra el crimen de México. ¡Y lo era, pero luchaba en favor de uno de los cárteles! Le dimos la bienvenida en Washington, como todo el mundo. Y cuando lo arrestaron, todos salieron corriendo. Cuando ocurrió el arresto estábamos en medio del escandaloso proceso de certificación, que humillaba a los mexicanos cada año y no conseguía gran cosa.
La cantidad de dinero que manejan los cárteles es inconcebible. De modo que van con un teniente coronel o un general muy trabajador, le ofrecen un millón de dólares al mes y le dicen: “ah, por cierto: si no colaboras con nosotros, vamos a llevarnos a tu hijo y asesinarlo”. No creo que las Fuerzas Armadas mexicanas sean impenetrables. Pero son organizaciones altamente efectivas y bien organizadas y, en su mayor parte, tienen una gran integridad.
Pero el general Cienfuegos no era cualquier general. Fue secretario de la Defensa durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto. ¡Y ahora resulta que era “El Padrino”! Esto indica una descomposición más generalizada.
Por supuesto. El secretario de la Defensa no controla personalmente los retenes, ni puede recibir bolsas de dinero y depositarlas personalmente en un banco suizo. Así que uno tiene que pensar que hay una red de personas que facilitan este proceso, y a todas ellas se les paga. Con suerte, una agencia externa que no sea corrupta podrá investigar. Con suerte, la DEA dirá: “estas son las personas que creemos que están involucradas en esta red”. Y esperemos que esto ocurra lejos de la prensa, para que el gobierno mexicano se sienta más inclinado a decir: “esto es lo que dicen que saben sobre estas personas; ahora vamos a investigar y a decidir qué hacer”. Todo esto es tan ofensivo políticamente que, si sale a la luz pública, todo mundo correrá a esconderse.
Fue un día triste, y lamenté enterarme de las acusaciones. Tengo una gran admiración por los militares mexicanos. Espero que la DEA pueda dar a autoridades mexicanas confiables la evidencia sobre otras personas involucradas.
¿Piensa que la DEA, incluso en el gobierno de Trump, hizo un arresto de tan alto perfil sin evidencia sólida? ¿Serían tan imprudentes?
Me sorprendió mucho la noticia del arresto. Fue una acción provocadora. Así que seguramente tienen pruebas contra él, eso asumiría yo. Tal vez informaron a AMLO, o al embajador de Estados Unidos. Tal vez, aunque me parece que no lo hicieron.
Aparentemente, el gobierno mexicano no estaba al tanto. ¿Es un insulto?
Pienso que sí.
El presidente López Obrador ha decidido darle más poder a los militares en México, y ha sido criticado por ello. ¿Se equivoca?
El que López Obrador fuera elegido con altos márgenes de popularidad fue una profunda declaración de que la situación era desesperante para los mexicanos. Siempre pensé que las probabilidades de que resultara ser un gobernante eficaz eran nulas. A todo mundo le encantan los gestos, el avión, el palacio. Todo eso es buena política y tal vez dice algo sobre su carácter, pero no creo que tenga la menor idea de lo que está haciendo. Todo el asunto de la Guardia Nacional fue ridículo. Lleva entre cinco y quince años construir una organización nueva en un país, así que simplemente sacar la varita mágica y meter a un montón de gente uniformada en una organización…
Creo que López Obrador ya entiende que está en serios problemas a causa de la violencia. Y va a acudir a las fuerzas armadas, que son valientes y organizadas. Creo que AMLO está resultando ser un desastre, y me entristece. Lo que México en verdad necesita son políticas sólidas en economía y seguridad interior, y necesita luchar contra la corrupción, y me parece a mí que lo que AMLO está haciendo es pisar la libertad de prensa y entregar contratos a sus amigos. No sé qué pasaba con el aeropuerto cancelado, pero estoy seguro de que la respuesta errónea es darle a las fuerzas armadas la responsabilidad de construir uno nuevo.
El presidente Peña Nieto me dijo en una ocasión que la corrupción en México es “cultural”; yo no estuve de acuerdo ni lo estoy ahora. ¿Usted está de acuerdo? ¿La corrupción en México es cultural?
Usted debe entender que yo realmente quiero a México. Lo que yo le digo a los públicos estadounidenses es que las familias mexicanas y las empresas mexicanas son, por regla general, de una integridad absoluta, competentes y amables. Son confiables, no te hacen trampa. Pero cuando se habla de la vida pública, con la excepción de las fuerzas armadas, hay una cultura absoluta de impunidad y corrupción. Son las instituciones públicas las que tienden a ser corruptas, menos las fuerzas armadas que, yo sostengo, en su mayoría no son corruptas. En su mayoría.
(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.