No hay destino o mérito,
y todo juicio deriva siempre de una frustración.
Floriano Martins
I
*
Moriré y al tercer día doleré en nadie.
*
Rencor enraíza en rancere.
Lucrecio lo utilizó por primera vez
y entonces: «volver a estar rancio».
Sientes rencor: eres obsoleto, inusitado.
Rencor: raro: ¡extraño, sácate de aquí!
También se usaba para describir
el apesto de la comida podrida.
Vivo y soy pudrición.
Luego Jerónimo: «hedor de odio viejo»,
todo mi resentimiento ancestro
sin cura ni vacuna.
En sentido figurado: ¿rancidus?:
eres desagradable e insoportable, me responden
los hombres que extremo y las mujeres
que hambreo, no deshilachan mi animal.
Adjetivemos el rencor: rancidare: estás estropeado,
mi talento avería, mi mente lisiada, mis sueños de escarcha.
Espumo rencor mientras El Trópico.
No tengo solución,
–¿me invitas un roncito?
*
Ni tan a pecho, ni tan recto
para ahogarme en un golpe de mar. ~