El nuevo orden militar: mandar sin obedecer

Al negarse a comparecer ante una comisiĆ³n de la CĆ”mara de Diputados, el secretario de la Defensa Nacional ignorĆ³ una mĆ”xima de la disciplina militar.
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El principio de la disciplina es el deber de obediencia. Todo militar debe tener presente que tan noble es mandar como obedecer, y que mandarƔ mejor quien mejor sepa obedecer. La disciplina en el EjƩrcito y la Fuerza AƩrea es la norma a que los militares deben ajustar su conducta; tiene como bases la obediencia, y un alto concepto del honor, de la justicia y de la moral, y por objeto, el fiel y exacto cumplimiento de los deberes que prescriben las leyes y reglamentos militares.

Las frases anteriores son disposiciones contenidas en los artĆ­culos 2Āŗ del Reglamento General de Deberes Militares y 3Āŗ de la Ley de Disciplina del EjĆ©rcito y Fuerza AĆ©rea. Esta Ćŗltima establece de manera expresa que ā€œel servicio de las armas exige que el militar lleve el cumplimiento del deber hasta el sacrificio, y que anteponga al interĆ©s personal, la soberanĆ­a de la naciĆ³n, la lealtad a las instituciones y el honor del EjĆ©rcitoā€.

Esa soberanĆ­a se deposita en la CĆ”mara de Diputados, que forma parte de uno de los poderes de la UniĆ³n. Y esa cĆ”mara, conforme al segundo pĆ”rrafo del artĆ­culo 93 Constitucional, estĆ” facultada para convocar a los secretarios de Estado con el propĆ³sito de que respondan, bajo protesta de decir verdad, a interpelaciones y preguntas ā€“ya sea ante el pleno, o bien, conforme al artĆ­culo 198 del Reglamento de la CĆ”mara de Diputados, ante las comisiones tĆ©cnicasā€“ a fin de ā€œilustrar su juicio en el despacho de los asuntos que se les encomiendenā€.

Sin duda, el hackeo a la base de datos de la SecretarĆ­a de la Defensa Nacional, encabezada por el general Luis Crescencio Sandoval, es un tema que compete a la ComisiĆ³n de Defensa Nacional. No solo porque el hackeo es el caso mĆ”s grave de vulneraciĆ³n a la seguridad nacional en la historia contemporĆ”nea de MĆ©xico, sino tambiĆ©n porque la informaciĆ³n filtrada compromete a la gran mayorĆ­a de las instituciones mexicanas.

Esto incluye, desde luego, a la Sedena: las filtraciones han dado a conocer casos de violaciĆ³n y abuso sexual a mujeres al interior de las fuerzas armadas, y el silencio impuesto a las vĆ­ctimas; la venta de armamento a grupos del crimen organizado por parte de personal militar y desde campos militares; desapariciones forzadas; omisiones por parte del ejĆ©rcito al prevenir o evitar la violencia por parte de grupos del crimen organizado.

Pero el general Sandoval no solo rechazĆ³ asistir a la CĆ”mara para responder e informar de esta vulneraciĆ³n con transparencia y en cumplimiento a lo ordenado por la ConstituciĆ³n. AdemĆ”s, se aventĆ³ la puntada de citar a los diputados en sus oficinas de la SecretarĆ­a, para despuĆ©s cancelar definitivamente toda reuniĆ³n bajo el pretexto, segĆŗn explicĆ³ el secretario de GobernaciĆ³n, de una supuesta falta de respeto al general por parte del diputado Sergio Barrera SepĆŗlveda, quien lo citĆ³ a participar en una mesa de trabajo ante la mencionada ComisiĆ³n, de la cual es secretario.

La conducta de Sandoval no solo constituye una falta de respeto a la CĆ”mara y a las leyes respectivas. Conforme a los artĆ­culos 7Āŗ y 9Āŗ del Reglamento General de Deberes Militares, ā€œel ejercicio normal del mando exige, de parte de todo militar, un conocimiento perfecto de sus deberes y derechosā€ y ā€œlos militares tienen obligaciĆ³n de desempeƱar las comisiones del servicio que se les nombre de acuerdo con sus empleos o las funciones que desempeƱen en el ejĆ©rcitoā€. Con su negativa a comparecer, el general Sandoval no solo incurre en una grave falta administrativa: tambiĆ©n falta a la disciplina de las fuerzas militares que Ć©l lidera. Se coloca a sĆ­ mismo no solo por encima de las leyes militares y los controles de gobierno civiles, sino por encima de la ConstituciĆ³n misma.

Desafortunadamente para quienes aĆŗn abogan por el estado de derecho, el superior inmediato del general Sandoval, quien podrĆ­a exigirle el cumplimiento de su deber o iniciar los procedimientos de correcciĆ³n disciplinaria, es el Comandante supremo de las fuerzas armadas, AndrĆ©s Manuel LĆ³pez Obrador. El mismo que manipula y miente a los mexicanos haciendo pasar al hackeo como una mera narrativa de sus adversarios. El mismo que sirviĆ³ de parapeto al general en una conferencia matutina, evitando que el secretario respondiera a cuestionamientos directos de una reportera.

En su narrativa, el presidente omite citar que los hackeos tambiĆ©n han afectado a otros paĆ­ses, como Chile, en donde el jefe del Estado mayor conjunto renunciĆ³ y la ministra de Defensa compareciĆ³ ante el Congreso. AdemĆ”s, pretende hacer pasar las revelaciones mencionadas como un ataque ā€œde los conservadoresā€, cuando se trata de informaciĆ³n obtenida directamente por la vulneraciĆ³n a la Sedena. Si la actitud define al liderazgo, desde el inicio del sexenio el general tomĆ³ nota de que para el titular del ejecutivo, la ley es casi letra muerta. Solo que el general hoy estĆ” a cargo de la seguridad nacional a travĆ©s del ejĆ©rcito, y de la seguridad pĆŗblica a travĆ©s de la Guardia Nacional.

Hace unos dĆ­as, la militarizaciĆ³n del paĆ­s se extendiĆ³ hasta 2028 a travĆ©s de una reforma inconstitucional. Para calmar los Ć”nimos, el senador Ricardo Monreal anunciĆ³ que en dicha reforma se incorporarĆ­a, como medida de control de las fuerzas militares, la comparecencia semestral del titular de la Sedena, a efecto de rendir informe de estrategias y resultados ante el Congreso como encargado de la seguridad pĆŗblica; medida, por cierto, ya contemplada en el texto constitucional.

Hoy preocupa la certeza de que al mando de tareas tan esenciales se encuentra un general que ha preferido ignorar que mandarĆ” mejor quien mejor sepa obedecer, por principio, el mandato constitucional del pueblo al que debe sumisiĆ³n y lealtad.

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es licenciada en derecho con especialidad en derecho fiscal por la UDLAP. Activista en favor de la cultura de la legalidad.


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