Hace unos dĆas releĆ el libro de los discursos y cartas de los Ćŗltimos aƱos de Lenin. El libro, titulado Leninās final fight, abarca los aƱos 1922 y 1923 (Lenin muriĆ³ en enero de 1924). CogĆ el volumen simplemente porque lo vi en mi estanterĆa y, como lo habĆa leĆdo hace probablemente veinte aƱos, no recordaba exactamente lo que contenĆa, y pensĆ©, mientras corregĆa la secciĆ³n sobre la desigualdad en el socialismo de mi prĆ³ximo libro, Visiones de la desigualdad, que podrĆa haber algo en el libro de Lenin que pudiera ser relevante para mi capĆtulo. En realidad, no habĆa nada.
Pero habĆa varios temas que no han perdido su relevancia cien aƱos despuĆ©s. Hay al menos dos que son muy relevantes hoy en dĆa: las opiniones de Lenin sobre la Nueva PolĆtica EconĆ³mica (NEP) y el capitalismo de Estado, y sus puntos de vista sobre el problema de la nacionalidad durante el proceso de creaciĆ³n de la UniĆ³n de RepĆŗblicas Socialistas SoviĆ©ticas. (Incluso el nombre seguĆa siendo objeto de debate: Lenin escribe sobre la UniĆ³n de RepĆŗblicas SoviĆ©ticas de Europa y Asia). HablarĆ© solo del primer tema.
En un discurso muy largo (que ocupa 50 pĆ”ginas de letra apretada) ante el XI Congreso del Partido Comunista Ruso en 1922, Lenin resume los resultados de los primeros 18 meses de la Nueva PolĆtica EconĆ³mica. (TambiĆ©n utilizĆ³ sus discursos al Congreso de la Comintern en 1922 y al Soviet de MoscĆŗ el mismo aƱo). Presenta la NEP como una retirada necesaria en la construcciĆ³n del socialismo. ĀæPor quĆ© era necesaria la retirada? En primer lugar, para restablecer los vĆnculos con el campesinado minifundista cuya producciĆ³n redujo el comunismo durante la guerra porque no habĆa nada por lo que cambiarla (ya que la producciĆ³n industrial cayĆ³ en picado), y en segundo lugar, para aprender a gestionar la economĆa. āAprender de los capitalistasā podrĆa haber sido el eslogan clave de la NEP.
Lenin argumenta que los comunistas, que han estudiado la ideologĆa y la tĆ©cnica de la lucha polĆtica, simplemente no saben cĆ³mo gestionar la economĆa: āLos comunistas no saben dirigir la economĆa… son inferiores a los vendedores capitalistas corrientes que han recibido su formaciĆ³n en… grandes empresasā (p. 35); ādebemos organizar las cosas de tal manera que sea posible el funcionamiento habitual de la economĆa capitalista… porque es esencial para el puebloā (p. 41). No formaba parte de la caja de herramientas de los comunistas. Han conseguido el poder polĆtico, pero no saben cĆ³mo utilizarlo para hacer funcionar la economĆa. Son totalmente burocrĆ”ticos y, por tanto, gestionan mal la economĆa. (Lenin tiene un āexcursusā de diez pĆ”ginas sobre lo complicado que era comprar comida enlatada cuando el hambre reinaba en MoscĆŗ porque los diferentes Ć³rganos burocrĆ”ticos soviĆ©ticos no se ponĆan de acuerdo entre sĆ. Finalmente la cuestiĆ³n llegĆ³ al PolitburĆ³ y allĆ se decidiĆ³. Lenin exclama: āPero no podemos arrastrar a KĆ”menev [el miembro del PolitburĆ³] a todas las transacciones, no podemos arrastrarlo al asunto de comprar comida enlatada a un ciudadano francĆ©sā, p. 57).
Sin embargo, no reconoce, y quizĆ” era difĆcil reconocerlo en aquella Ć©poca, que el problema no era solo aprender a gestionar grandes empresas, sino que habĆa un problema de incentivos. No es que los comunistas tuvieran necesariamente peores aptitudes de gestiĆ³n que los capitalistas. El problema era que la estructura de incentivos es muy diferente para un burĆ³crata o un directivo que dirige una gran empresa estatal de la estructura de incentivos a la que se enfrenta un capitalista individual.
Para Lenin, sin embargo, el problema residĆa en la falta de conocimientos de gestiĆ³n: le habrĆan encantado los MBA y menciona como un avance muy positivo la creaciĆ³n de un instituto similar en MoscĆŗ y el papel de la revista Ekonomicheskaya Zhizh como una especie de Forbes soviĆ©tico (en tĆ©rminos actuales, obviamente). El problema, creĆa Lenin, podĆa remediarse trabajando junto a los capitalistas en las llamadas empresas mixtas creadas por el Estado y los capitalistas rusos y extranjeros (14 de ellas existĆan en el momento del discurso de Lenin en 1922) e imitando las habilidades de los capitalistas.
La NEP es una experiencia de aprendizaje; una vez que los cuadros comunistas han aprendido a hacer negocios y a dirigir la economĆa, la NEP puede cerrarse (āel capitalismo de Estado es un capitalismo que podremos contener y cuyos lĆmites podremos fijarā, p. 40). La justificaciĆ³n de la NEP es, pues, que si bien es un retroceso con respecto a los ideales del socialismo, es una retirada temporal y, una vez alcanzados sus objetivos, los futuros avances serĆ”n mucho mĆ”s potentes porque estarĆ”n mejor organizados y serĆ”n sostenibles. Y el paĆs serĆa mĆ”s rico.
En ese contexto, Lenin habla del capitalismo de Estado. Hace una distinciĆ³n entre (a) capitalismo de Estado en condiciones capitalistas, y (b) capitalismo de Estado en condiciones socialistas. Rechaza la opiniĆ³n de que ambos son lo mismo y critica a Bujarin, que escribiĆ³ que el tĆ©rmino “capitalismo de Estado” bajo el socialismo es un absurdo lĆ³gico. En opiniĆ³n de Lenin (a) es cuando el Estado, gobernado por la clase capitalista, asume algunas de las funciones del sector privado mientras que la parte sustancial de la economĆa sigue siendo capitalista. Y existe (b) el capitalismo de Estado en el que el Estado estĆ” controlado por el Partido y el proletariado, y permite que los capitalistas funcionen para impulsar la productividad y aprender de ellos tĆ©cnicas de gestiĆ³n. AsĆ que el capitalismo de Estado bajo el socialismo, segĆŗn Lenin, es totalmente diferente, en el sentido polĆtico, del capitalismo de Estado bajo el capitalismo. El poder polĆtico no estĆ” en manos de la Ć©lite capitalista y eso permite a los gobernantes comunistas, siempre que lo decidan, reducir la participaciĆ³n de los capitalistas en la economĆa. El poder permanece en manos del partido.
Este Ćŗltimo punto es muy relevante para entender el enfoque chino del capitalismo de Estado en la actualidad. Como he argumentado antes, podemos ver el actual capitalismo de Estado chino como una prolongada NEP que comenzĆ³ en 1978 y continĆŗa hasta hoy. Pero Lenin parece pasar por alto la posibilidad de que con una NEP muy larga el poder econĆ³mico y polĆtico se filtre gradualmente por debajo del Partido y la naturaleza misma del Estado cambie. Los que tienen dinero dictarĆ”n las cosas como en los paĆses capitalistas. Es posible que el Estado no pueda controlarlos y que los puestos de mando de la economĆa cambien de propietario. Esto sucediĆ³ bajo Jiang Zemin y Hu Jintao: el desarrollo del capitalismo de Estado en condiciones socialistas condujo a la creciente influencia de los ricos y capitalistas, incluida su inclusiĆ³n en la mayorĆa de los Ć³rganos del partido, y a travĆ©s de la idea de āLos Tres Representantesā, dio una pretensiĆ³n de aceptabilidad ideolĆ³gica a tal evoluciĆ³n. El cambio en la composiciĆ³n de la Ć©lite, evidente en un estudio realizado por Li Yang, Filip Novokmet y yo mismo, es otro producto de esas polĆticas. La estructura social de la Ć©lite china habĆa evolucionado enormemente entre finales de la dĆ©cada de 1980 y 2013 (cuando finaliza nuestro estudio). Mientras que en 1988 el sector privado era marginal entre la Ć©lite (el 5% superior), veinticinco aƱos despuĆ©s casi un tercio de las personas que la componĆan eran empresarios privados (propietarios de pequeƱas empresas y grandes capitalistas). Si se incluye a los profesionales que trabajan en el sector privado, algo mĆ”s de la mitad de la Ć©lite depende del sector privado.
Es en este contexto en el que se pueden observar las polĆticas de Xi Jinping: como un intento de reafirmaciĆ³n del poder del Estado frente al sector capitalista y los ricos. O para utilizar la distinciĆ³n de Lenin entre ambos, como un intento de pasar del capitalismo de Estado al capitalismo de Estado. Es un ajuste en el poder polĆtico entre los dos sectores: el Estado, gobernado por un estrato burocrĆ”tico, y los ricos. Representa una versiĆ³n anĆ”loga a la reacciĆ³n populista en las democracias occidentales: la sensaciĆ³n de que la Ć©lite empresarial se ha vuelto demasiado poderosa, no tiene un interĆ©s discernible en los problemas de la gente corriente y debe ser frenada. AsĆ pues, podemos ver a Xi Jinping como heredero de la Nueva PolĆtica EconĆ³mica de Lenin y, en tĆ©rminos mucho mĆ”s contemporĆ”neos, como una respuesta populista a los excesos de los nuevos ricos.
Publicado originalmente en el blog del autor.
TraducciĆ³n del inglĆ©s de Daniel GascĆ³n.
Branko Milanovic es economista. Su libro mĆ”s reciente en espaƱol es "Miradas sobre la desigualdad. De la RevoluciĆ³n francesa al final de la guerra frĆa" (Taurus, 2024).