Decolonialidad e hispanofilia

De las fantasรญas polรญticas de la Amรฉrica que habla mayoritariamente espaรฑol, dos llaman la atenciรณn por su distanciamiento con la vida de todos los dรญas: el pensamiento decolonial y la reivindicaciรณn de la โ€œIberosferaโ€
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Si la polรญtica es un arte de lo posible, no es menos cierto que es terreno fรฉrtil para fantasรญas cuya buena intenciรณn choca contra la realidad. Los choques pueden ser inofensivos. La joven universitaria que deplora a sus padres antiveganos, antifeministas y nacionalistas, seguramente se disgustarรก con ellos pero no los mandarรก a la cรกrcel; el joven derechista que deplora el libertinaje moral de sus padres y abuelos de izquierda tampoco llevarรก el asunto demasiado lejos. El problema empieza si estos jรณvenes llegan a gobernar convertidos en lรญderes mesiรกnicos, con el poder de decisiรณn sobre millones de vidas ajenas.

De las fantasรญas polรญticas de la Amรฉrica que habla mayoritariamente espaรฑol, dos llaman mi atenciรณn no por novedosas, sino por su distanciamiento con la vida de todos los dรญas. Una es el pensamiento decolonial, cuya hegemonรญa en las universidades de la regiรณn y de Norteamรฉrica poco se relaciona con la naturaleza urbana de un continente con setenta por ciento de la poblaciรณn viviendo en ciudades, sรณlidamente asentado en la lengua comรบn de comunicaciรณn y organizado en torno a los Estados nacionales.

Me refiero con pensamiento decolonial a autores como Walter Mignolo, Enrique Dussel y Rita Segato, convencidos de que la regiรณn debe considerar el pasado precolonial en tรฉrminos de una matriz alternativa a la que hay que dotar de continuidad histรณrica despuรฉs del parรฉntesis de la conquista y la colonizaciรณn. El capitalismo debe ser superado al margen de los Estados nacionales, a travรฉs de una racionalidad polรญtica y econรณmica asentada en la democracia directa y la producciรณn comunitaria.

La otra fantasรญa reivindica un espacio cultural y polรญtico asentado en una tradiciรณn cultural y lingรผรญstica comรบn, llamado la โ€œIberosferaโ€, enfrentado a las dictaduras de corte comunista, al estilo de Cuba y Venezuela, y a sus valedores en otros paรญses. La โ€œCarta de Madridโ€, auspiciada por la Fundaciรณn Disenso, relacionada con el partido espaรฑol Vox, se atiene a una definiciรณn clรกsica y formal de la democracia liberal como rรฉgimen de derecho fundado en la igualdad ante la ley y los derechos humanos.

La simplificaciรณn hecha en estas lรญneas obliga a subrayar que en ambos casos el pasado se contempla como firme punto de partida, no destino preconcebido. Desde luego, el pasado se desdibuja y se reinventa para que el presente no le reviente todas las costuras. El pensamiento decolonial fomenta una fantasรญa de continuidad histรณrica que idealiza el pasado precolonial, con una muy polรญtica (pero nada acadรฉmica) divisiรณn por razones รฉticas y morales entre colonizadores y colonizados. En ella, estos son presentados como muy superiores a quienes ganaron una de las tantas guerras de colonizaciรณn que han marcado la vida humana en el planeta. El quid de la cuestiรณn no reside en los problemas muy reales de las colectividades indรญgenas y de los ciudadanos y ciudadanas que se identifican como tales hoy, sino en el rescate de un supuesto pasado comunitario y ecolรณgico opuesto a la voracidad colonial del occidente renacentista e ilustrado.

Si la โ€œCarta de Madridโ€ causa sospecha en demรณcratas liberales, no es porque sea parte de una conspiraciรณn fascista oculta tras un tibio liberalismo, sino porque se trata de un intento de rescate de una supuesta homogeneidad cultural y de objetivos que no existe.

La igualaciรณn de todas las sociedades indรญgenas precoloniales olvida su complejidad histรณrica, sus diferencias tremendas y las prรกcticas culturales muy discutibles โ€“tan discutibles como nos parece hoy la Inquisiciรณn espaรฑola a la luz de estos tiemposโ€“ que las definieron e, incluso, definen. Cuando en congresos acadรฉmicos escucho a activistas LGBTQ defender el pasado precolonial en razรณn de su mayor aquiescencia hacia prรกcticas sexuales e identidades de gรฉnero incompatibles con la doxa cristiana, no puedo menos que sonreรญr pensando en la declarada homofobia de Evo Morales. Tambiรฉn, al recordar las permanentes declaraciones de lรญderes indรญgenas respecto a los derechos LGBTQ como producto de la degeneraciรณn de las costumbres, consecuencia del colonialismo. En medio de la cuarta revoluciรณn industrial, el pensamiento decolonial no ofrece mรกs que un credo.

โ€œLa carta de Madridโ€ es un truco mรกs o menos audaz de la derecha nacionalista espaรฑola, presta a buscar apoyos en nuestro continente, en especial entre la gente alรฉrgica al aborto, el matrimonio igualitario, la migraciรณn y la diversidad cultural, convencida de que la tradiciรณn es un valor por sรญ mismo. No deja de llamar la atenciรณn esta avanzada, cuando Espaรฑa ha hecho lo indecible por volverse europea dentro de las lรณgicas francesa, alemana y britรกnica, pero se explica por la desconfianza de los nacionalismos de derecha respecto a la Uniรณn Europea y el โ€œglobalismo progreโ€.

La patria, la familia y la propiedad son los ejes que aseguran los intereses sagrados de la naciรณn por sobre las intemperancias de las democracias, cuyas libertades han generado el caos y la persecuciรณn de la โ€œgente decenteโ€ por parte de los โ€œprogresโ€ y su mรกs mortรญfero producto, el comunismo. En actitud mistificadora similar a la de intelectuales decoloniales, el pasado, visto como fragua de una comunidad de intereses internacional, basada en valores comunes positivos, constituye la plataforma para protegerse de los enemigos portadores de la decadencia y la amenaza. Si la โ€œCarta de Madridโ€ causa sospecha en demรณcratas liberales, como quien esto escribe, no es porque sea parte de una conspiraciรณn fascista oculta tras un tibio liberalismo, sino porque se trata de un intento de rescate de la hispanidad, de una supuesta homogeneidad cultural y de objetivos que no existe. Espaรฑa e Hispanoamรฉrica se parecen tanto como Norteamรฉrica y Gran Bretaรฑa.

Las diferencias entre paรญses son muy reales y, no hay que llamarse a engaรฑo, tras la declaraciรณn de principios de la igualdad ante la ley se esconde el rechazo a las polรญticas sociales hacia sectores como las mujeres, la poblaciรณn LGBTQ y la migraciรณn indeseada, identificadas errรณneamente como acciones โ€œprogreโ€. La incomprensiรณn de la necesidad de polรญticas sociales sensatas hacia sectores especรญficos y la defensa de valores culturales nacionales homogรฉneos no son la soluciรณn para la regiรณn. La existencia de familias distintas al nรบcleo padre-madre-hijos es una realidad incontestable; no se trata de un tema LGBTQ sino, por ejemplo, de grupos de mujeres emparentadas entre sรญ que crรญan a los niรฑos. La diversidad cultural y religiosa hispanoamericana no calza con la โ€œiberosferaโ€ ni con su poco creรญble liberalismo de recetario. Si el decolonialismo idealiza al sujeto popular en tรฉrminos premodernos, su contrario idealiza la Espaรฑa de cristianos blancos de familia nuclear, pequeรฑos o grandes propietarios (o aspirantes a serlo), molestos con el desmadre mediรกtico de la izquierda inspirada en el debate pรบblico estadounidense y amiga de convertir en guerra cultural todo lo que toca.

En descargo de los decoloniales y sus homรณlogos derechistas, hay que decir que la soluciรณn para la regiรณn no estรก clara en lo absoluto. Si la democracia liberal vive en crisis y surgen estos fenรณmenos polรญticos e intelectuales, los demรณcratas liberales no podemos lavarnos las manos. Una รฉpoca tan audaz cientรญfica y tecnolรณgicamente carece de la expresiรณn polรญtica que otrora fue el estado de bienestar europeo, la democracia civil venezolana entre 1960 y 1980, la transiciรณn espaรฑola, chilena y sudamericana y el ascenso de Japรณn y Corea en Asia. Es decir, carece de movimientos polรญticos que cambien los destinos sin destruir a las naciones o convertirlas en feudos del poder absoluto del dictador de turno. En medio del desconcierto, lo รบnico que estรก claro es que con arrestos antimodernos o conservadores no vamos a ningรบn lado.

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Escritora y profesora universitaria venezolana. Su รบltimo libro es Casa Ciudad (cuentos). Reside en la Ciudad de Mรฉxico.


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