Foto: Cristian Leyva/NurPhoto via ZUMA Press

El deber de Casandra

Si el gobierno persiste en acosar a la prensa independiente, difamar a los crรญticos, y debilitar hasta doblegar al Instituto Nacional Electoral, nuestra democracia entrarรก en proceso de demoliciรณn. Habrรก que resistir ese atropello histรณrico. Y, de ser necesario, reconstruir la democracia desde los cimientos.
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“Los espรญritus estrechos acusan
siempre a los clarividentes de desear
las desgracias que prevรฉn. El deber
de Casandra es el mรกs triste que puede
recaer sobre los amigos de la verdad”.

Ernest Renan

 

Hace un aรฑo y medio, en el umbral de las elecciones presidenciales, publiquรฉ en The New York Times el artรญculo “The End of Mexican Democracy?”. De haberlo publicado hoy, lo digo con tristeza, estarรญa tentado a suprimir el signo de interrogaciรณn.

En aquel texto di la bienvenida a un cambio de gobierno: “el Partido Revolucionario Institucional (PRI) merece perder por haber reincidido en actos de corrupciรณn que todos asociamos con su comportamiento habitual en el siglo XX”. Tampoco le di mayor crรฉdito al Frente encabezado por el PAN, cuyo candidato “no habรญa dado a los votantes elementos para juzgarlo, porque no ha expuesto ningรบn programa”. La victoria de Lรณpez Obrador era inminente, pero me preocupaba. A continuaciรณn procedo a glosar mis argumentos de entonces.

Lรณpez Obrador habรญa prometido un “cambio de rรฉgimen”. Dados los precedentes โ€“expliquรฉโ€“ los votantes debรญan considerar cuidadosamente el significado de sus palabras. Para comenzar, habรญa declarado que dudaba de la existencia misma de la democracia mexicana, aunque era en el marco legal de esa misma democracia que estaba a punto de llegar a la presidencia. Tampoco confiaba en el รกrbitro. Tras perder la elecciรณn de 2006 por un margen estrechรญsimo (0.56%), se habรญa proclamado “presidente legรญtimo”. “Al diablo con sus instituciones”, habรญa dicho famosamente en 2006, y nunca retirรณ esas palabras. Entre esas instituciones estaba la Suprema Corte de Justicia a la que acusaba de ser un instrumento de la oligarquรญa.

No por primera vez, seรฑalรฉ que el lรญder convocaba alrededor suyo un fervor religioso que no era inexacto llamar mesiรกnico. Pero movido รฉl mismo por esa convicciรณn, mostraba una inflexible intolerancia a la crรญtica de los medios e intelectuales independientes. Para todos tenรญa un adjetivo descalificador. Parecรญa incapaz de ejercer la autocrรญtica y exhibรญa en cambio una marcada proclividad a dividir al paรญs entre “el pueblo” que lo apoyaba y todos los demรกs, representantes de “la mafia del poder”.

Me parecรญa ingenuo que Lรณpez Obrador confiase tanto en su carisma como para hacer “entrar en razรณn” a Trump o devolver la seguridad a Mรฉxico explorando la posibilidad de amnistiar a criminales y narcotraficantes. “Sรณlo yo puedo acabar con la corrupciรณn”, proclamaba, anunciando la publicaciรณn de una “Constituciรณn moral”. Esa autocomplacencia me parecรญa infundada y contradictoria, porque se habรญa rodeado de antiguos polรญticos y lรญderes sindicales del PRI, emblemas de la corrupciรณn.

Reconocรญ por supuesto su “preocupaciรณn genuina por aliviar la pobreza”, aunque anotรฉ que sus propuestas carecรญan aรบn de la suficiente especificidad. En temas econรณmicos, me limitรฉ a registrar ciertas dudas sobre la polรญtica energรฉtica. Al final expresรฉ mi mayor temor, su propรณsito de desvirtuar la joven democracia:

Si Lรณpez Obrador decide apelar a movilizaciones populares y plebiscitos, no serรญa imposible … que procediera a anular la divisiรณn de poderes, subordinar a la Suprema Corte y las entidades autรณnomas, restringir a los medios y silenciar las voces crรญticas. En ese caso, Mรฉxico serรญa otra vez (como en tiempos del PRI) una monarquรญa, pero esta vez caudillista y mesiรกnica, sin ropajes republicanos: el “paรญs de un solo hombre”. Ojalรก el legรญtimo descontento de los mexicanos y la urgente necesidad de cambio no desemboque en el fin de la frรกgil pero genuina democracia mexicana.

Hasta aquรญ la glosa de aquel vaticinio. Por desgracia, se estรก cumpliendo. Temo que Mรฉxico estรฉ en vรญas de cerrar el breve capรญtulo democrรกtico que con el sacrificio de varias generaciones comenzรณ a gestarse en 1968 y que implicรณ una ardua batalla de tres dรฉcadas en la que participaron centenares de miles de mexicanos hartos de un sistema autoritario y corrupto. Esa larga marcha por la libertad pareciรณ concluir al fin en 1997, con el triunfo de Cuauhtรฉmoc Cรกrdenas en el Distrito Federal. Pero como lo sabรญan los griegos y lo comprobamos ahora nosotros, la democracia siempre estรก a prueba.

Si el gobierno persiste en acosar a la prensa independiente, difamar a los crรญticos, y debilitar hasta doblegar al Instituto Nacional Electoral, nuestra democracia entrarรก en proceso de demoliciรณn. Habrรก que resistir ese atropello histรณrico. Y, de ser necesario, reconstruir la democracia desde los cimientos.

 

Publicado en Reforma el 30/XI/19.

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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