Elecciones en Estados Unidos

En campaรฑa Hillary Clinton no tendrรก todo el tiempo del mundo para elaborar respuestas, ni podrรก refugiarse en vaguedades.
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Solo un cataclismo polรญtico —o personal— hubiera evitado que Hillary Clinton anunciara su intenciรณn de encabezar al Partido Demรณcrata en las elecciones norteamericanas del 2016. Y solo otro cataclismo impedirรญa que obtuviera la candidatura: goza de una ventaja de 50 puntos frente a cualquier oponente demรณcrata que aparezca en el horizonte.

El escenario cambiarรก en el momento en que la pugna entre los candidatos republicanos, que serรก una guerra fratricida —al menos entre Jeb Bush y su discรญpulo convertido en rival Marco Rubio— y se moverรก obligadamente a la derecha con Ted Cruz en la boleta, culmine en la nominaciรณn de un candidato.

Cualquiera de ellos enfocarรก su campaรฑa contra Clinton en su talรณn de Aquiles: su larga historia polรญtica. Hillary Clinton ha vivido bajo los reflectores desde que entrรณ a la casa de gobierno de Arkansas del brazo del nuevo gobernador, Bill Clinton, en 1979, hasta que renunciรณ al cargo de secretaria de Estado del gobierno de Obama en 2012, despuรฉs de ser primera dama por ocho aรฑos y senadora por Nueva York.

En un paรญs donde sus oponentes polรญticos y el electorado le cobran a un candidato desde sus primeras palabras y pasos, hasta sus รบltimos, bajo la extraรฑa exigencia de la inmovilidad ideolรณgica y biogrรกfica, Clinton tendrรก que revisitar todos sus tropiezos (la derrota frente a Obama en 2008), crisis (polรญticas y personales), votos (en el Senado) y declaraciones (en todos los foros posibles).

No es ninguna sorpresa que muchos se pregunten cuรกl es el programa de Clinton y la acusen de ser opaca e indescifrable. No tiene el carisma que permite a otros mover masas, pero posee un indudable talento polรญtico. Lleva aรฑos protegiendo todos sus flancos con la Casa Blanca como meta y meditando cada declaraciรณn y propuesta.

El problema es que en campaรฑa no tendrรก todo el tiempo del mundo para elaborar respuestas, ni podrรก refugiarse en vaguedades. En las primarias estarรก obligada a moverse a la izquierda para satisfacer a la base demรณcrata mรกs liberal y consolidar el apoyo del electorado que le dio el triunfo a Obama —negros, hispanos, mujeres y jรณvenes— para despuรฉs virar al centro y ganar el voto de los indecisos. Todo ello, reconociendo y usando los logros del presidente Obama —entre ellos el repunte de la economรญa norteamericana—, sin que su (decreciente) impopularidad la contagie.

Si consigue la candidatura, tendrรก que elaborar un programa detallado de gobierno, evitar caer en la tentaciรณn populista, y centrar su campaรฑa en sus puntos fuertes: su larga experiencia y conocimiento profundo de una amplia  gama de asuntos polรญticos. Ningรบn republicano conoce como ella las entraรฑas del poder ejecutivo; la complejidad de negociar para llegar a acuerdos en el Capitolio y los desafรญos externos que enfrenta Estados Unidos. Esa es la mejor plataforma para confrontar al candidato republicano, quien quiera que resulte electo.

Pocos polรญticos conocen mejor que Hillary Clinton —porque formรณ parte del equipo de gobierno de Obama— la creciente polarizaciรณn de la polรญtica norteamericana y la enorme influencia que ha adquirido la ultraderecha en el Partido Republicano. El Partido del Tรฉ, que tiene mรกs de 40 representantes en el Congreso —los “puristas”, los llama Elizabeth Drew en un artรญculo reciente*— defiende su programa (encoger al gobierno federal, reducir impuestos, obstaculizar la reforma migratoria, acabar con los programas sociales de ayuda a pobres y desvalidos, redistribuir la riqueza hacia la cรบpula y encoger los derechos de las mujeres) por principio. 

La negociaciรณn y el compromiso son anatema para ellos y cualquier medio es vรกlido para imponer su proyecto, incluyendo el racismo y la difamaciรณn. Dado que la mayorรญa de los adherentes del Partido del Tรฉ son hombres, blancos y mayores,  muy probablemente sumarรกn a su deplorable arsenal de prejuicios, la misoginia.

En este escenario polarizado, Hillary Clinton tendrรก que esquivar todo tipo de ataques, alejar el debate del pasado para concentrarlo en el futuro y en los puntos dรฉbiles de los republicanos.  El resultado de la contienda nos ataรฑe directamente: el destino de 11 millones de indocumentados depende de Hillary Clinton. Un triunfo republicano congelarรญa cualquier proyecto de reforma migratoria.

 

* The Republicans: Divided & Scary, The New York Review of Books, febrero 19-marzo 4, 2015.

     

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Estudiรณ Historia del Arte en la UIA y Relaciones Internacionales y Ciencia Polรญtica en El Colegio de Mรฉxico y la Universidad de Oxford, Inglaterra.


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