Ece Temelkuran (Izmir, 1973) es escritora y periodista. Sus artรญculos han aparecido en medios como The Guardian, The New York Times, Le Monde Diplomatique, New Statesman, Frankfurter Allgemeine Zeitung y Der Spiegel. En su รบltimo libro, Cรณmo perder un paรญs. Los siete pasos de la democracia a la dictadura (Cuadernos Anagrama), parte de la experiencia turca (tuvo que exiliarse del paรญs por sus columnas contra Erdogan) para explicar el populismo de derechas que triunfa en Occidente.
Menciona en su libro que los populistas han llegado para cubrir un vacรญo que dejรณ el neoliberalismo en los aรฑos ochenta. ยฟA quรฉ se refiere?
Es imposible hablar del populismo de derechas sin hablar del neoliberalismo. Es el hijo bastardo del neoliberalismo. El neoliberalismo debilitรณ la parte fundamental de la democracia, que es la justicia social. La democracia sin justicia social es una cรกscara vacรญa: un proceso repetitivo y ceremonioso y nada mรกs. Es natural que la gente haya perdido su fe en las instituciones democrรกticas, especialmente despuรฉs de 2003 cuando mucha gente saliรณ a la calle para protestar la invasiรณn de Iraq. Incluso la gente mรกs progresista, que se supone que debe proteger la democracia, ha perdido su fe en las instituciones y en el proceso democrรกtico. Mientras, entramos en el siglo XXI, hay nuevas herramientas comunicativas que cambian todo, la comprensiรณn de la representaciรณn polรญtica. Pero seguimos usando las herramientas de representaciรณn del siglo XX. Esto creรณ un vacรญo. Podemos citar a Gramsci aquรญ: โEl viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecerโ.
ยฟEl proceso fue igual en Turquรญa?
Por supuesto. Si quieres comprender cualquier movimiento populista de hoy tienes que ir a los aรฑos ochenta, durante la hegemonรญa del neoliberalismo. Hay que ir a Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que fueron los primeros polรญticos que plantaron la semilla del populismo de derechas. Fueron los que dijeron que la humanidad no puede hacerlo mejor que como lo estaba haciendo. Y esto creรณ impotencia polรญtica. Y era una mentira. La injusticia social y la desigualdad han crecido mucho, claro que podemos hacerlo mejor. Promovieron la idea de que no hay que pensar en la polรญtica, es aburrida y muy complicada, no tenรฉis que ser sujetos polรญticos, podรฉis ser objetos polรญticos, ya hacemos la polรญtica por vosotros. Y cuando alguien dice algo asรญ, probablemente estรฉ haciendo algo contra tus intereses. Esto ha ocurrido globalmente. En Turquรญa, en 1980 se produjo un golpe de Estado que cambiรณ el sistema econรณmico del paรญs. Turquรญa se volviรณ una economรญa de mercado y se impusieron el tipo de valores que van asociados a una economรญa de mercado a travรฉs de tortura, asesinatos, cรกrcelโฆ Se limitรณ el derecho de asociaciรณn y la libertad de expresiรณn. En ese sentido, es lรณgico ver las similitudes. Aunque cada paรญs tiene su propia historia y un pasado complicado, esta tendencia es global.
En los รบltimos aรฑos se habla de una cierta autocomplacencia liberal respecto al populismo: figuras del establishment que ven el populismo como un fenรณmeno natural y no como la consecuencia de unas polรญticas errรณneas.
Creen que con restaurar un poco las cosas todo volverรก a estar bien. Pero es imposible. Solo basta con ver cรณmo hace poco la Uniรณn Europea comenzรณ a hablar del โmodo de vida europeoโ. O en los Estados Unidos, todo el establishment ha tenido que unirse para destituir a Trump. Un hombre que parecรญa un payaso, del que nos reรญamos al principio, ha dado la vuelta completamente al establishment. Lo mismo con Nigel Farage. Se rieron de รฉl pero ha moldeado todo el proceso del Brexit. Se puede ver lo dรฉbil que es el establishment viendo quรฉ tipo de gente ha podido cargรกrselo.
Critica la idea de intentar comprender las razones del otro lado, los trumpistas o los partidarios del Brexit. Lo compara con una terapia de pareja.
Se estรก produciendo una despolitizaciรณn de la polรญtica. El populismo de derechas dice estar por encima de la polรญtica. Pero este discurso de que la polรญtica es algo sucio se popularizรณ en los aรฑos ochenta. Asรญ que esa actitud todavรญa tiene arraigo. Por eso los medios ofrecen una especie de terapia familiar para convencer al votante populista. Hablemos con ellos, tengamos un diรกlogo. Pero ellos responden que no quieren diรกlogo.
Es un problema polรญtico y tambiรฉn filosรณfico. De pronto estamos discutiendo si los derechos humanos son importantes. Si la vida es algo sagrado (de los refugiados, por ejemplo). O por quรฉ preferimos la democracia a otros regรญmenes. Estamos yendo a lo bรกsico. No puedes resolver esto con un pequeรฑo diรกlogo con los spin doctors de los populistas de derechas. Y el mito del consenso se creรณ con el neoliberalismo. Nos dijeron que un paรญs que tuviera un McDonaldโs no podrรญa tener una guerra. Habรญa mucho miedo al antagonismo y al debate.
Hay un debate sobre cรณmo definir no solo el populismo de derechas sino regรญmenes como el de Rusia o Turquรญa: autoritarismo, totalitarismo, democracias iliberales, incluso se menciona el fascismo.
Erdogan es una mezcla de esas etiquetas, pero al final lo que importa es que exige obediencia total. Mรกs allรก de las etiquetas, hay que observar el cuerpo desnudo, o el esqueleto, del rรฉgimen. Estos regรญmenes exigen obediencia total, un pueblo homogรฉneo, y construyen seguidores de partido. Erdogan es un polรญtico brillante, como Putin. (A veces creo que son todos la misma persona con distintas caras.) Las referencias, divisiones y hostilidades que promueven son las mismas. Da igual cรณmo lo hacen: estados mafiosos, totalitarismos, autoritarismos, ejercen la violencia polรญtica. Es violencia y obediencia. Es bullying que usa la violencia polรญtica para crear un Estado de partido รบnico.
En el libro menciona que las mujeres son la รบnica esperanza contra el populismo. Pero hay lรญderes populistas mujeres (en Francia, Austria, Polonia) y ademรกs usted menciona a las mujeres del partido de Erdogan y su enorme poder.
Sรญ, un ejemplo es Priti Patel, la ministra de interior britรกnica, que tiene un discurso migratorio muy duro. Las mujeres tenemos tambiรฉn el derecho a ser malvadas. Cuando un rรฉgimen convierte a los ciudadanos en personajes de cรณmic, estereotipados, con solo dos dimensiones, da igual si son mujeres u hombres.
Pero cuando digo que la รบnica esperanza son las mujeres jรณvenes, me refiero a mujeres que actรบan como canarios en la mina, que avisan por primera vez sobre regรญmenes que piden obediencia absoluta.
Cuando empecรฉ este libro no habรญa una Greta Thunberg. No habรญa un movimiento global contra el cambio climรกtico. Es algo que va a continuar pasando. La prรณxima generaciรณn, especialmente las mujeres, es consciente de que esta vez estรกn luchando por su vida. Por eso no caigo en esencialismo sino que veo a un grupo de gente que lucha por su vida. No es que vea esperanza sino inspiraciรณn.
Por otra parte, no existe ningรบn proyecto de ingenierรญa social que no utilice a las mujeres como los maniquรญes de sus ideas polรญticas. A lo largo de la historia moderna, se ha pedido a las mujeres que sean los mejores modelos que pueden moldearse una y otra vez, que sean el ciudadano ideal al menos por fuera.
ยฟCree que la izquierda occidental ha ignorado la lucha de las mujeres en Oriente Medio o en Irรกn?
Hay un callejรณn sin salida en ese tema. O eres islamรณfobo o crees en el Estado islรกmico. Entiendo el dilema de la izquierda occidental. Lo que no entiendo es la falta de respuesta filosรณfica y la reticencia a hablar de esto y discutir lo que es el velo y lo que es el islam. Es cierto que los progresistas han hecho daรฑo a la lucha de las mujeres contra el islam conservador. Es un tema polรญtico. No deberรญa asustarnos hablar de religiรณn en la esfera polรญtica. Si no hablamos de eso volvemos a la Edad Media.
Estamos en una รฉpoca en la que ese debate produce hostilidades muy peligrosas. Hay gente que es capaz de matar a una mujer solo por llevar velo. Tenemos que encontrar una manera de hablar de esto a la vez que nos enfrentamos a varias otras crisis.
ยฟTiene esperanzas de un cambio en Turquรญa? En las elecciones locales ha habido victorias importantes de la oposiciรณn (en Estambul, Ankara, Izmir).
Esas victorias locales deberรญan importar mucho a los paรญses europeos. Hay muchos paรญses que estรกn empezando a verle la cara al populismo de derechas. Los turcos sabemos bastante: no solo conocemos cรณmo se forman este tipo de movimientos sino tambiรฉn quรฉ hacer para vencerlos. En estas tres grandes ciudades, los candidatos han desarrollado campaรฑas muy interesantes. Su relato polรญtico se basaba, y creo que puedo denominarlo asรญ, en โamor radicalโ: da igual lo que nos hicisteis, os prometemos no vengarnos. Queremos vivir en paz, estamos cansados de esta polarizaciรณn polรญtica. Unรกmonos y olvidรฉmonos de la rabia y la hostilidad. Es una posiciรณn polรญtica muy peligrosa.
La rabia y la hostilidad dejan a la gente exhausta. Queremos vivir en paz, fรญsica y emocionalmente. Los votantes de estos candidatos eligieron la paz social, no simplemente un partido de oposiciรณn. Creo que esto puede ser inspirador para los partidos antipopulistas en Europa.
La oposiciรณn al populismo suele venir de las grandes ciudades. ยฟLe preocupa la brecha campo / ciudad? Ciudades cosmopolitas vs. zonas rurales que votan populistas.
A veces esas ciudades que separan su destino del resto del paรญs me parecen esos hoteles en los que te quedas en zonas de guerra. Son como pequeรฑas entidades soberanas. Estรกn rodeados de sacos de arena y milicias y tiros. Creo que las grandes ciudades estรกn intentando proteger la idea de civilizaciรณn humana, razonamiento humano bรกsico, y los logros de la democracia, contra la ignorancia conservadora y provinciana. Lo que hace el populismo es organizar masas populistas y crea una identidad alrededor de esa ignorancia. Las ciudades se protegen a sรญ mismas de esto. Es peligroso, porque la idea de democracia crea tribus que se intentan proteger a sรญ mismas.
El otro dรญa le decรญa a un amigo que algรบn dรญa tendremos que proteger la ciencia con armas. Imaginate el MIT protegido por milicias. Uno piensa en estas distopรญas y no se da cuenta de que quizรก puede ocurrir.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).