Historia de una injusticia

Quizรก alguien escriba un dรญa la historia de Rosa Verduzco y La Gran Familia. Si lo hace con objetividad y empatรญa, su versiรณn distarรก mucho de la que hoy maneja la opiniรณn pรบblica.ย 
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Toda vida humana es sagrada pero la vida de un niรฑo lo es mรกs. Por eso, si en La Gran Familia hubo delitos, asรญ como maltrato y abusos sexuales a niรฑos, sobre los culpables de ese hecho abominable debe caer todo el peso de la ley. Pero justamente porque la vida de los niรฑos es la mรกs sagrada, quiero refrendar mi defensa de Rosa Verduzco. No creo que ella haya sido responsable de esos hechos. No creo que los conociera. Creo que su obra –hoy liquidada para siempre- simbolizรณ lo contrario: la sagrada misiรณn de cuidar y educar a los niรฑos.

Hemos sido testigos de un linchamiento que deberรญa avergonzarnos, pero que al menos deberรญa dar pie a la reflexiรณn sobre el poder de los medios. Ningรบn operativo contra los narcotraficantes, ni la captura del Chapo, contรณ con una cobertura similar. Inspirados por la versiรณn oficial de los hechos, varios medios presentaron la historia de Rosa Veduzco como cosa juzgada. Al hacerlo asรญ, sin albergar la mรกs mรญnima duda, sin dar voz a la versiรณn de la inculpada (o a la de alguno de los miles de niรฑos que pasaron por esa instituciรณn y hoy son hombres de bien) y sin reparar un solo instante en los 66 aรฑos de historia de esa instituciรณn, faltaron al imperativo de la objetividad y condenaron una vida dedicada a servir a los olvidados de Mรฉxico.

No perdamos de vista lo central: ahรญ donde el Estado fue omiso en su responsabilidad de asistencia, allรญ donde la Iglesia ya no podรญa o querรญa acudir en auxilio de los huรฉrfanos, los expรณsitos, inclusos los delincuentes y descarriados, Rosa los acogรญa, les daba en muchos casos su apellido y en todos una educaciรณn, unos oficios, una disciplina, un sentido de pertenencia, el calor de un nosotros. Por eso su casa escuela se llamรณ La Gran Familia, instituciรณn que, de manera autรณnoma, con una ayuda limitada de los gobiernos, viviendo de la caridad, formรณ a cerca de 8,000 personas. 

Rosa tuvo siempre crรญticos y adversarios. Habรญa unas denuncias pendientes el su contra, que la PGR decidiรณ reabrir. Era su obligaciรณn, pero creo que fue una desmesura hacerlo del modo en que se hizo. Y allรญ, en ese despliegue inicial (policial, militar, mediรกtico) comenzรณ el fenรณmeno que hemos vivido: Mรฉxico convertido, por una semana, en un circo romano pidiendo sangre. En las redes sociales, hay una campaรฑa que compara a Rosa Verduzco con Hitler y a su instituciรณn con Auschwitz.

Se dice que una imagen habla mรกs que mil palabras. Tambiรฉn es verdad que una imagen desvirtuada o sacada de contexto puede mentir mรกs que mil palabras. Los barrotes de acero en una ventana, por ejemplo, sugieren pero no implican privaciรณn de libertad. El deterioro fรญsico del lugar que aparece en algunas imรกgenes puede ser terrible, o parecerlo, porque una investigaciรณn objetiva hubiese descubierto, por ejemplo, que habรญa crรญa de puercos, alimentados con esos deshechos apilados, causantes del mal olor. Y si el deterioro afectaba la salud de los niรฑos ¿dรณnde estaba el DIF para impedirlo? Y la falta de imรกgenes tambiรฉn es significativa: ¿por quรฉ no ha aparecido ninguna imagen de las aulas de la escuela primaria, secundaria y el bachillerato (avalados por la SEP) de La Gran Familia? ¿Por quรฉ no hemos escuchado algunos de sus conciertos? ¿Dรณnde quedaron sus instrumentos musicales? ¿Dรณnde fueron a dar sus archivos con la documentaciรณn sobre los niรฑos?

Mediรกticamente, se ha incurrido en una falta mayor: no respetar la presunciรณn de inocencia. Si como resultado de las diligencias que estรก realizando la PGR, Rosa Verduzco no es finalmente inculpada, los medios deberรญan darle, a posteriori, el beneficio de la duda que le negaron antes de juzgarla y condenarla. No sรณlo es un tema de equidad sino de legalidad. La nueva Ley de Telecomunicaciones prevรฉ claramente el derecho de rรฉplica en un caso como este.

He dicho que los delitos y abusos son abominables y deben castigarse. Pero sin relativizar el hecho, cabe tambiรฉn preguntar ¿cuรกntas escuelas en Mรฉxico, algunas de muy caras colegiaturas, han sufrido muy recientemente escรกndalos sexuales, incluida la pedofilia, sin que haya seguido algo remotamente similar a la reacciรณn jurรญdica y mediรกtica contra Rosa Verduzco? ¿Eran menos graves por ser establecimientos para ricos y dirigidos por ricos? Y allรญ entran una vez mรกs las imรกgenes: pareciera que es ella la que ha causado la pobreza de esos niรฑos. Es todo lo contrario: ella misma decidiรณ unir su vida sin reservas a la de ellos y quiso sacarlos de la pobreza. Y en muchos casos lo logrรณ.

Pido al lector imaginar lo que significa atender de continuo a cientos de niรฑos, (entre 300 y 500), provenientes de los lugares mรกs desfavorecidos: bebรฉs abandonados, niรฑos malqueridos, maltratados, que viven en cloacas, entre un mundo de drogas, alcohol, golpes, necesidades extremas y atroces abusos. De ese triste medio venรญan los niรฑos de Mamรก Rosa. De ese infierno los salvรณ. E hizo mucho mรกs: los educรณ.

La avalancha de imรกgenes ha sido tan abrumadora que casi cualquier argumento o matiz parece no sรณlo inรบtil sino insensible y ruin. Pero aรบn asรญ, contra la corriente, pregunto: ¿Alguno de los lectores se ha propuesto adoptar hasta las รบltimas consecuencias a un solo niรฑo indigente? Si no por dรฉcadas, ¿por una semana, un dรญa? Imagine el lector un promedio de 400 niรฑos, por 66 aรฑos ininterrumpidos, y pregรบntese si de verdad es justo humillar a quien realizรณ una acciรณn humanitaria tan extraordinaria.

Quizรก alguien escriba un dรญa la historia de Rosa Verduzco y La Gran Familia. Si lo hace con objetividad y empatรญa, su versiรณn distarรก mucho de la que hoy maneja la opiniรณn pรบblica. Sรณlo el tiempo dirรก si el Estado mexicano –que ha asumido el destino de esos niรฑos – estarรก a la altura de la trayectoria de una modesta mujer de 83 aรฑos, ahora sepultada en un mar de lodo verbal, mentira y oprobio.

 

 

 

 

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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