Foto: Stringer/Xinhua via ZUMA Wire

El legado de los criminales de leyenda

El legado de Caro Quintero, y de los que fueron y son como รฉl, es pura destrucciรณn.
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Dejรณ la cรกrcel caminando, luego de 28 aรฑos de dormir encerrado. Tranquilo, con permiso y papeles, despacio, en la madrugada del 9 de agosto de 2013, tratando de no alertar de mรกs a ningรบn funcionario de mรกs. Sabรญa que el permiso era pirata, pero para cuando se dieron cuenta otras autoridades de seguridad, ya era demasiado tarde. A ver, encuรฉntrenlo otra vez. No es lo mismo 1985 con el cadรกver fresco de un agente norteamericano, que tres dรฉcadas despuรฉs en un paรญs distinto.

Se llama Rafael Caro Quintero y en los 80 era tan poderoso que en un alarde de autoestima y fuerza bravuconeรณ con pagar la deuda externa mexicana, equivalente a un aeropuerto internacional. No le tomaron la palabra, pero no solo porque se veรญa mal, sino porque era imposible. Se estima que la fortuna del entonces bien parecido narco de narcos rondaba los 500 millones de dรณlares. Digamos que tenรญa cinco veces mรกs. Ni con diez veces mรกs le hubiera alcanzado para dejar en ceros el saldo mexicano de 80 mil millones en esa moneda, pero su desmesurado ofrecimiento se grabรณ para la historia, y aรบn hay quien cree que fue un error no permitรญrselo.

Como sea, nadie serio lo tomรณ en serio, alguien se quedรณ con su negocio y Caro Quintero envejeciรณ en prisiรณn con algรบn trato preferencial, entre los que se contaron, sobre todo al principio, conciertos y mujeres. Eso sรญ, el mejor trato, el que durรณ casi tres dรฉcadas, fue la garantรญa de que no se lo llevarรญan los estadounidenses. Le cumplieron.

Ahรญ en la cรกrcel se enamorรณ, ahรญ llorรณ, ahรญ perdiรณ el bigote, el abundante pelo negro y el estilo ganado a fuerza de millones y poder. Ahรญ en la cรกrcel pidiรณ clemencia al presidente de la Repรบblica y ayuda a los funcionarios que tenรญa a la mano. Le faltaban 12 aรฑos cuando saliรณ, aรบn fuerte, a los 60. Hoy tiene 69 aรฑos, ya lo volvieron a apresar y es muy probable que nunca vuelva a caminar libre.

A la leyenda de Rafael Caro Quintero le estรก naciendo el รบltimo capรญtulo, el que comienza en 2013, justo despuรฉs de la fallida y sangrienta estrategia de descabezamiento de carteles en el paรญs. Ese capรญtulo es el de sus nueve aรฑos recomponiรฉndose, el de su regreso a un mundo en el que no podrรญa farolear con el pago de la deuda externa. El paรญs en el que los hijos y nietos de sus otrora apadrinados ya hablaban varios idiomas y hacรญan que empleados sofisticados que estudiaron en Harvard les llevaran las finanzas. El รบltimo capรญtulo, el de los nueve aรฑos de su libertad falsa, es el capรญtulo de su incursiรณn en un paรญs destruido, entre otros, por รฉl.

โ€œDon Rafa ya saliรณ y viene con todo / su legado sigue activo / su apellido es Caro y el seรฑor sigue siendo / muy seguro de sรญ mismoโ€, dice una de las muchas canciones que se le compusieron. Esta, cuando saliรณ de la cรกrcel en 2013. Pues sรญ, su legado seguรญa entonces activo y sigue presente, pero su legado no es una empresa trasnacional, un pueblo reconstruido, una familia prรณspera o un negocio boyante. Ni siquiera una leyenda de intocable. El legado de Rafael Caro Quintero es este desastre. Este desastre en el que, aรบn sin participaciรณn de narcotraficantes, mueren 11 mujeres al dรญa. Este desastre en el que 300 mil militares chupan dinero al paรญs. Ese desastre en el que las cรกrceles son solo una casa mรกs incรณmoda para los delincuentes.

Rafael Caro Quintero, el hombre que en los 80 seducรญa a la sobrina del gobernador de Jalisco, legรณ la destrucciรณn institucional con su ejemplo de impunidad, con los millones que regรณ a las policรญas, con la formaciรณn de mejores y mรกs violentos soldados para el oligopolio de logรญstica que hizo con sus socios. No sรฉ si los historiadores considerarรกn en algรบn momento incorporar a estos criminales en la historia del poder en Mรฉxico. Los criminales no son lรญderes con luces y sombras para la historia, no exageremos, pero no temo equivocarme si afirmo que sus decisiones, aceitadas con dinero y sangre, diseรฑaron un nuevo ecosistema institucional en Mรฉxico en los pasados 30 aรฑos.

Su legado no riega ni a su familia. Sonora y Sinaloa estรกn destruidos. Sus pueblos de origen, asolados. Cuando le va bien al crimen, se destruyen las fuerzas de paz. Cuando le va mal, hay sangre en las familias. El legado de Caro Quintero, y de los que fueron y son como รฉl, es pura destrucciรณn: en las aspiraciones educativas, en el futuro de las siguientes generaciones, en los negocios de tortillas y en las tlapalerรญas, en la industria inmobiliaria que pervierten, en el campo. Entre mรกs ganan, mรกs destruyen.

Pero ademรกs, mientras en otros espacios construรญamos anhelos de democracia, Rafael Caro Quintero y los que fueron como รฉl construรญan poderes fรกcticos que uรฑa a uรฑa le arrebataban espacios al Estado. El gobierno estadounidense reaccionรณ con fuerza cuando subestimaron a sus agencias, pero era demasiado tarde para las instituciones mexicanas. Las cรกrceles ya no eran obstรกculos. Ni las fuerzas de seguridad. Ni la policรญa federal. Ni los jueces. Hoy ya no lo son las instituciones polรญticas municipales, ni los gobiernos estatales. Uno a uno, en amplias zonas del paรญs, fueron cayendo ante la bravuconerรญa de los Caros Quinteros, los que creรญan que podรญan pagar la deuda y lo que hicieron fue dinamitar las instituciones de justicia y seguridad en el paรญs.

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es politรณloga y analista.


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