La caĆ­da de Frank Underwood

Kevin Spacey no siguiĆ³ las reglas del manejo de crisis al enfrentar las acusaciones pĆŗblicas en su contra, ni recordĆ³ que, como dijo su personaje mĆ”s recordado, Aquiles era sĆ³lo tan fuerte como su talĆ³n.
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Comienzo con una confesiĆ³n: no me gusta la versiĆ³n estadounidense de House of Cards. Me quedĆ© en la segunda temporada. Las situaciones me parecĆ­an cada vez mĆ”s inverosĆ­miles, los diĆ”logos cada vez mĆ”s falsos y la descripciĆ³n de la polĆ­tica me provocaba mĆ”s risa que escĆ”ndalo. Lejos se quedĆ³ el Frank Underwood de Capitol Hill del Francis Urquhart de Westminster Palace, el exquisito protagonista de la House of Cards original de la BBC de principios de los noventa. El britĆ”nico divertĆ­a mĆ”s porque no se tomaba tan en serio a sĆ­ mismo como el personaje de Spacey.

Pero si algo tenĆ­an en comĆŗn las dos versiones era la mezcla de polĆ­tica y sexo. Y como la vida imita al arte, hoy asistimos a la cancelaciĆ³n de la nueva House of Cards por un escĆ”ndalo sexual de su actor principal. Un actor de 46 aƱos llamado Anthony Rapp narrĆ³ en una entrevista que, en 1986, durante una fiesta en el departamento de Kevin Spacey, este lo cargĆ³, lo arrojĆ³ a su cama y se le puso encima. El muchacho empujĆ³ a Spacey y se retirĆ³. Rapp tenĆ­a 14 aƱos, lo que pone a Spacey mĆ”s cerca de Roman Polansky (abusador confeso de menores) que de Harvey Weinstein, el productor de Hollywood que suma mĆ”s de 50 acusaciones de acoso sexual a mujeres.

ĀæQuĆ© debe hacer una celebridad de este calibre ante una acusaciĆ³n pĆŗblica de tal magnitud? Conseguir al mejor abogado y al mejor asesor de manejo de crisis que sus millones le permitan pagar. Pero la precipitada respuesta de Spacey me hace dudar que hiciera lo segundo.

Como he comentado en este espacio, existen reglas para disculparse pĆŗblicamente que incluyen:

  • Hacerlo de viva voz;
  • Explicar con la mayor claridad posible lo ocurrido para que los medios tengan tu versiĆ³n de los hechos;
  • Asumir la responsabilidad por los propios actos;
  • Reconocer los valores violentados y el daƱo a terceros;
  • Pedir perdĆ³n sinceramente; y
  • Explicar, si es posible, cĆ³mo se resarcirĆ” el daƱo y quĆ© se harĆ” para que no vuelva a ocurrir.

En Twitter, Spacey se disculpĆ³ con un texto en el que viola fatalmente varias de estas reglas:

  • Uno, se disculpa por escrito en un medio impersonal (Twitter) que no deja mucho espacio a los detalles.
  • Dos, no reconoce la falta: ā€œHonestamente no recuerdo el encuentro, ya que pudo haber sido hace 30 aƱosā€.
  • Tres, no asume su responsabilidad ni pide perdĆ³n sinceramente porque deja ver que el hecho tal vez no ocurriĆ³ o no pasĆ³ asĆ­: ā€œSi me comportĆ© como Ć©l describe, entonces le debo la mĆ”s sincera de las disculpas por lo que pudo haber sido una terriblemente inapropiada conducta alcoholizada.ā€ (los subrayados son mĆ­os).
  • Y cuatro, se va completamente a otro tema, centrando la mitad del texto en Ć©l mismo y su orientaciĆ³n sexual: ā€œComo mis mĆ”s allegados saben, en mi vida he tenido relaciones tanto con hombres como con mujeres. He amado y he tenido encuentros romĆ”nticos con hombres a lo largo de mi vida, y ahora elijo vivir como un hombre gay.ā€

Como consecuencia de esta respuesta, Kevin Spacey no sĆ³lo tiene que responder por una acciĆ³n reprochable y vergonzosa, sino tambiĆ©n evitar que un error de hace 31 aƱos descarrile su vida y su carrera. La comunidad gay, sumamente influyente en Hollywood, nunca le perdonarĆ” que haya mezclado un acto de abuso a un menor con su salida del clĆ³set. Por lo pronto, Netflix anunciĆ³ la cancelaciĆ³n de House of Cards y se sabe que otros proyectos del actor con esta empresa estĆ”n en peligro de sufrir la misma suerte.

Como suele ocurrir en estos casos, cuando la primera vĆ­ctima de un acosador se atreve a hacer pĆŗblico un ataque, otras vĆ­ctimas comienzan a hablar. Ya hay otros actores que aseguran que Spacey suele hacer ā€œavances no deseadosā€ sobre hombres jĆ³venes.  HabrĆ” que esperar a que se investigue la verdad, pero el daƱo a su reputaciĆ³n ya estĆ” hecho. Tristemente, parece que a Kevin Spacey le hizo falta recordar una lĆ­nea de su Frank Underwood, quien dijo que ā€œIncluso Aquiles era sĆ³lo tan fuerte como su talĆ³nā€.

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Especialista en discurso polĆ­tico y manejo de crisis.


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