Francia: La victoria de Macron fue una gran noticia. Marine Le Pen habría sido una catástrofe. De manera perezosa, se ha hablado mucho de la debilidad de Francia. Ha sido una especie de profecía autocumplida. Y eso ha sido malo para Europa. Ahora no solo hay muchas esperanzas proyectadas en Macron sino que también está propiciando un debate que deberíamos tener en Alemania. Vengo del país donde para muchos se construye el futuro de la Eurozona y de la Unión Europea. Y, sin embargo, en general, en Alemania hay un debate muy homogéneo. En un año electoral no hemos tenido una conversación política sobre cómo reconstruir la eurozona. Y ahora, como es Francia quien la propone, los políticos alemanes tienen que reaccionar.
Choques: En los medios leemos sobre distintas formas de abordar el problema entre Francia y Alemania. No creo que la confrontación sea tan extrema. Hay una visión en la clase política alemana clara de que la eurozona tal como es ahora no es sostenible. No es una idea tan rígida y estática como la que a veces se presenta. Hay un terreno común desde el que mirar las cosas. Estamos muy acostumbrados a no estar de acuerdo, y a que haya intercambios. Las tradiciones burocráticas son muy diferentes pero se conocen bien. Macron señala que no podemos crear una Unión Europea de manera clandestina. Como experto, a veces tienes que mirar con lupa para saber las posiciones de un ministro o un partido. Hay mucha cautela, porque los políticos saben lo controvertido que es el tema en muchos otros países de Europa.
Elecciones: Desde que Schultz anunció la elección han llegado unas 37.000 nuevas solicitudes para afiliarse al Partido Socialdemócrata. Alternative für Deutschland, el partido populista, va para abajo. A la CDU y el SPD les va mejor. Merkel encabeza las encuestas. Esto contrasta con lo que ha ocurrido en Francia, con un presidente de un partido nuevo y el partido socialista destruido.
Reformas: El lunes estuve en un programa de radio sobre las elecciones francesas. Mucha gente decía: no queremos dar lecciones a los franceses pero tenemos buenas recetas. La gente cree conocer los problemas que tiene Francia, pero saben menos sobre las opciones de la reforma europea o de los problemas de seguridad, que son muy importantes. No forman parte del debate de la misma manera.
Izquierda: A la izquierda alemana le ha costado mucho dar con visiones más parecidas a las de la izquierda europea sobre el euro, porque hay un pensamiento ortodoxo más monolítico que empieza en las universidades. Hay escuelas de pensamiento totalmente dominantes, como el ordoliberalismo. Desde el punto de vista analítico su solidez es fascinante, pero también ponía a los socialdemócratas alemanes en una posición diferente. Han dado con una solución hábil. Habría sido más difícil con Sigmar Gabriel como líder, porque ha sido parte del gobierno, porque incluso en la oposición en la anterior legislatura el SPD a grandes rasgos apoyaba las políticas de Merkel. Pero ese no es el caso de Martin Schulz, que tiene mucha credibilidad. No está empleando en absoluto ese lado europeo, de momento, lo que es interesante. Está mostrando que puede “hacer Alemania” porque ya sabemos que sabe “hacer Europa”.
Cambios: A menudo nosotros pensamos que somos los europeos que llevamos la bandera europea, los que sostenemos los valores y nos preguntamos dónde están los demás. Probablemente no es una percepción muy ajustada. Además, los alemanes no son inmunes a otras formas de pensar. Antes nunca decías, con respecto a Europa: ¿qué hay de lo nuestro? Pero ahora, si miras a Angela Merkel, cuando apuesta por soluciones europeas, por la diplomacia internacional, siempre apunta qué significa esto para los alemanes. Porque le parece que la gente está pensando en eso.
Pasillo: Antes había un corredor de opiniones sobre Europa. Era relativamente estrecho y avanzaba en la misma dirección. Ahora ese corredor es más ancho.
El efecto Trump: Tras la elección de Trump, hubo una entrevista con él en el Bild. Y eso produjo una reacción, porque cuestionó el valor de la integración europea. Las encuestas muestran una reacción: el apoyo a la UE ha subido. Hubo una sensación de conmoción, pero también era una caricatura y eso les ayudaba a entender el peligro que podía amenazar su país.
Nuevo mundo: He estudiado la conciliación francoalemana. Hay un tratado de los años 60, el Tratado del Elíseo, que después tuvo que ser ratificado por los parlamentos. En el Bundestag hubo un debate intenso, para poner en el preámbulo que querían que el Reino Unido entrara en la Unión Europea y que el orden transatlántico tenía una importancia fundamental. Esto molestó mucho a los franceses y ahora, con el Reino Unido abandonando la UE y la situación en Estados Unidos, es como si dijeran: “aquí estamos otra vez. Vamos a ver cómo salen las cosas entre europeos continentales. Sabemos que se equivocaban”.
Seguridad: El gobierno alemán ha entendido que o das formas a las cosas, o pierdes dramáticamente. Lo que era la zona de confort es más hostil. Hay una sensación de urgencia en Berlín. Las cosas se toman muy en serio. Es un debate que comenzó hace diez o quince años por lo menos, y cualquiera que se dedique a estas cosas sabe lo mucho que se hablaba del asunto, de cómo Europa se estaba quedando atrás. Pero ahora parece que se dan cuenta.
Socios: La ministra de defensa habló de liderar desde el centro. Pero ¿qué significa eso? No hay un centro en la UE. El argumento que hacíamos Josef Janning y yo en “Leading from the Centre” era cómo construir otra vez coaliciones y formar un centro político, algo que cree tracción para ideas y enfoques europeos y construya un consenso que hay que renovar cada día. ¿Quién es parte del centro y quién no lo es? Lo que vemos es que el gobierno de coalición ha descubierto que prefiere viajar, escuchar a otros, conocer las preocupaciones. Es importante que España vuelva a ser parte de esta conversación. Es positivo mirar la seguridad europea juntos. Alemania no sería nada sin sus socios europeos. Los líderes inteligentes de mi país saben que si estás aislado te equivocas. Y Alemania ha cometido errores que la han aislado.
Refugiados: No digo que fuera un fallo de Merkel abrir el país. El error fue específico: pensar que con un voto de mayoría cualificada podías tomar una decisión como esa, que afecta a cuestiones muy delicadas como la identidad nacional. Y creo que eso le trajo muchos problemas a Berlín. En España ha habido manifestaciones a favor de los refugiados. Pero cuando Merkel abrió las puertas, tenía enfrente a un primer ministro británico con un mensaje contra la migración. Las posiciones de los alemanes, por un lado, y de los británicos y los franceses, por otro, eran muy distintas. Los países del este también eran contrarios.
Los nuevos autoritarios: Hace un tiempo, habría sido inimaginable una reunión de seguridad sin Polonia, como la que hubo en Versalles, con Italia, España, Francia y Alemania. Pero era una especie de aviso ante las deriva polaca. Y Polonia, por otro lado, es un país muy importante, para Alemania sin duda. Para algunos, las opciones frente a casos como el de Hungría o Polonia son buscar una Europa segura con distintos niveles de valores, o ser menos países y mantener los valores fundamentales europeos.
Me gustaría que este debate ocurriera más en el campo conservador. Lo hemos visto en el Partido Popular Europeo, con Orbán, y no parece que lo estén haciendo muy bien. Hay otras cosas en la izquierda. Pero es importante estudiar cuándo esto ocurre en el terreno de juego común y cuándo no se están respetando los derechos de las minorías, de las mujeres: cuándo se ataca un estilo de vida y cuándo se socavan los fundamentos de la democracia liberal. Creo que es importante escucharlos, aunque puede ser muy difícil hacerlo con partidos y movimientos que de los que como mujer y partidaria de la democracia liberal me siento muy lejana. Pero, además de los mecanismos del derecho y los procedimientos tecnocráticos, que son necesarios,deberíamos encontrar una forma de ser capaces de sentarnos y hablar de eso, y no creo que siempre sepamos. Necesitamos saber cómo piensan.
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) es escritor y editor de Letras Libres. Su libro más reciente es 'El padre de tus hijos' (Literatura Random House, 2023).