La Moncloa ha presentado esta semana un vídeo donde conmemora los cuatro años del inicio del confinamiento por el covid-19. Se titula “14-M. El día que empezamos a vencer”. Después de despreciar el virus (en parte por motivos políticos) hubo dos estados de alarma inconstitucionales, y el gobierno llegó a presumir de que el nuestro era el confinamiento más severo de Occidente. Se cerró el parlamento. Se produjeron más de 120.000 muertos y durante mucho tiempo la gente moría sola. Los niños estuvieron encerrados en casa seis semanas (el único lugar donde esto ocurrió). Hubo ruina, corrupción y una cantidad asombrosa de mentiras, desde las declaraciones de Fernando Simón a las trolas del presidente del Gobierno, pasando por los comités de expertos inexistentes, que hicieron que The World in Data eliminara a España de sus registros porque los datos no eran fiables. Las mascarillas, se dijo, no valían de mucho y luego nos obligaron a llevarlas en exteriores hasta 2022 y en vehículos hasta 2023. Hubo un millón de multas ilegales, abusos policiales, toques de queda, confinamiento perimetral, por no hablar de la catástrofe en las residencias, en Madrid y en otras comunidades autónomas, como Aragón. Era una situación muy difícil y había mucha incertidumbre y hubo cosas que se hicieron bien: la campaña de vacunación o la reapertura de los colegios en septiembre de 2020. Pero hay poco que celebrar, y no corresponde a una institución de todos realizar propaganda de partido, que es lo que hace ese vídeo grotesco. Sin embargo, las actividades impropias (por decirlo con un eufemismo) parecen ser cada vez más las propias, y a ver cómo desandamos ese camino perverso. Una de las instituciones que más han contribuido a su degradación es el Centro de Estudios Sociológicos, que sobrestima sistemáticamente a la izquierda en las encuestas. El CIS, como ha explicado Alberto Penadés, ni siquiera tendría que competir en esas encuestas con las casas privadas. El principal logro de Tezanos, que ha defendido sus resultados apelando al “modelo bidimensional inercia-incertidumbre Alaminos -Tezanos”, de fabricación propio y que solo reconoce el propio CIS, es convertir una institución valiosa en una caricatura que solo sirve para hacer chistes. El sociólogo ha publicado en la revista Temas, de la Fundación Sistema, un artículo donde relaciona la victoria del PP en las elecciones gallegas con “el enorme activismo desatado durante esa semana, con gratificaciones económicas extraordinarias a las mariscadoras, mensajes enviados al personal sanitario prometiendo mejoras salariales y organizativas, monjitas organizando el voto de sus asilados e internos”. Lo de las monjas es un clásico; lo de las mariscadoras me apena por Manuel Rivas. La pobreza argumental, el encanallamiento del debate y la privatización de las instituciones son tres componentes centrales de la política de estos últimos años, por si alguien quiere hacer otro vídeo con el dinero de todos.
Publicado originalmente en El Periódico de Aragón.