Norcorea: el bully del vecindario

El chantaje nuclear de Corea del Norte es un claro indicador del fracaso de la polรญtica de contenciรณn estadounidense.
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Las amenazas verbales y los ataques militares esporรกdicos de Norcorea sobre sus vecinos del Sur son una vieja historia. En especial desde que el fallecido dictador norcoreano Kim Jong-il dedicรณ todos los recursos del paรญs a producir armamento nuclear. Corea del Norte sumรณ a su arsenal el chantaje atรณmico y transformรณ la naturaleza del conflicto entre el Norte y el Sur de la penรญnsula .Y con รฉl, la relaciรณn entre Corea del Sur y el paรญs que lo cobija bajo su sombrilla nuclear: los Estados Unidos. Sanciones y bloqueos no convencieron jamรกs a Papรก Kim de la necesidad de desmontar su poderรญo nuclear, pero los surcoreanos, Washington y su principal aliado en Asia, Japรณn, se ajustaron, al menos hasta la muerte del viejo dictador, al equilibrio inestable que ha regido la convivencia entre potencias nucleares desde siempre: la llamada Destrucciรณn Mutua Asegurada, mejor conocida como MAD –por sus siglas en inglรฉs. Kim Jong-il no se atreviรณ a atacar nuclearmente a ningรบn paรญs porque los norteamericanos hubieran obliterado a Norcorea. Kim contaba tambiรฉn con un poderoso aliado: China.

De hecho, el rรฉgimen totalitario norcoreano era –y es– una copia bonsรกi del maoรญsta. Un sistema represivo y la misma economรญa estatizada –que sacrificรณ las necesidades bรกsicas de la poblaciรณn en aras del poderรญo militar– con su cadena de hambrunas y campaรฑas descabelladas que cobraron millones de vรญctimas en los dos paรญses.

Las cosas empezaron a cambiar con la muerte de Mao y el crecimiento econรณmico de China despuรฉs de la apertura de su economรญa al mundo en los aรฑos noventa. Corea del Norte se convirtiรณ en un aliado respondรณn, incรณmodo y costoso. Es imposible saber hasta dรณnde la nueva China no ha querido o no ha podido convertir a Norcorea en una versiรณn de Corea del Sur,rica, democrรกtica y desnuclearizada. Lo cierto es que no convenciรณ a Kim Jong –il para que desmontara su industria nuclear a cambio de la generosa ayuda econรณmica de Occidente y sus vecinos sureรฑos, y se ha refugiado en la  disuasiรณn verbal. La รบnica polรญtica que Beijing tiene frente a Norcorea es la negociaciรณn y la promesa de un incremento del comercio y la cooperaciรณn econรณmica.

Una diplomacia fallida, cรณmo lo han mostrado los acontecimientos recientes: Pyongyang llevรณ a cabo en febrero una prueba nuclear, y como respuesta a nuevas sanciones, decretรณ el estado de guerra con Corea del sur y amenazรณ con ataques nucleares preventivos a sus vecinos y a los Estados Unidos. La alarma que eso ha generado estรก directamente relacionada con el talรณn de Aquiles de MAD que, para ser un disuasivo eficaz, descansa en el supuesto de que los actores nucleares de un conflicto no pueden estar locos. En suma, para funcionar, MAD tiene que ajustarse al modelo Kennedy durante la crisis de los misiles en los aรฑos sesenta que puso al mundo al borde una guerra nuclear. A saber, que frente al escenario real de la destrucciรณn mutua,los cuerdos contendientes echarรกn marcha atrรกs. Los norteamericanos y Corea del sur han optado por confrontar directamente a Pyongyang.

Una estrategia riesgosa porque nadie ha certificado que Baby Kim(Jong-un) –el hijo y sucesor de Kim Jong-il y arquitecto de las nuevas medidas y amenazas norcoreanas– goce de plena salud mental. Y cualquier polรญtica que presuma que un dictador –aรบn relativamente cuerdo– se detendrรก ante la muerte de millones de sus gobernados para modificar sus tรกcticas o estrategia va a contra corriente de la historia. Para muestra basta Mao y su Gran Salto Adelante.

El chantaje nuclear de Baby Kim es tambiรฉn un claro indicador del fracaso de la polรญtica de contenciรณn norteamericana: uno de los objetivos de Pyongyang es informarle al mundo que no desmantelarรก su industria nuclear. Ni la producciรณn de plutonio en instalaciones en la superficie ni el enriquecimiento de uranio que al parecer lleva a cabo en plantas subterrรกneas. Un segundo objetivo mรกs difuso pero esperanzador es la preocupaciรณn de Kim Jr. por el estado desastroso de la economรญa norcoreana y su intenciรณn de modernizarla. Si el chantaje nuclear de las รบltimas semanas busca, con base en una polรญtica de terror, que Washington, Seรบl y Tokio le otorguen la ayuda que necesita para sacar a flote la economรญa, la comunidad internacional tendrรก, al menos, un elemento de presiรณn para que Kim maneje su poderรญo nuclear de acuerdo con los principios de MAD.

Un conflicto nuclear en cualquier rincรณn del mundo afectarรญa al planeta entero. Todos tenemos otro problema: el sรญndrome norcoreano es contagioso. El chantaje nuclear al que los Kim han sometido al mundo es el sueรฑo dorado de la teocracia iranรญ y el รบltimo recurso de los gobiernos  pakistanรญes, que pierden terreno a diario frente a los grupos en pugna de su paรญs. Es de esperar que la comunidad internacional, con los Estados Unidos a la cabeza, aprenda la lecciรณn norcoreana y diseรฑe una estrategia verdaderamente eficaz para detener el programa nuclear iranรญ y mantener una supervisiรณn estrecha sobre el armamento atรณmico de Pakistรกn.

 

(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)

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Estudiรณ Historia del Arte en la UIA y Relaciones Internacionales y Ciencia Polรญtica en El Colegio de Mรฉxico y la Universidad de Oxford, Inglaterra.


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