Tras la marcha anti-Trump el dรญa despuรฉs de su toma de posesiรณn, un encapuchado pegรณ un puรฑetazo al supremacista blanco Richard Spencer, mientras daba una entrevista. En las redes sociales muchos usuarios hicieron montajes y memes con el vรญdeo, y se rieron de las lรกgrimas de Spencer. Los medios se preguntaban si es correcto pegar a un nazi. Si a los nazis se los venciรณ con la fuerza, ยฟpor quรฉ no utilizar la fuerza de nuevo contra los neonazis? Es un argumento pobre, que intenta equiparar la amenaza fascista en los treinta y cuarenta con la amenaza neonazi en la actualidad. Normalmente el argumento del uso justificado de la violencia contra los nazis se hace en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, no en una Europa y unos Estados Unidos en paz.
Pero ยฟy si estamos de nuevo en los aรฑos treinta? Quizรก seamos unos Chamberlain incapaces de ver que el auge de la ultraderecha en Europa y Estados Unidos va a desembocar en un nuevo fascismo. La violencia estarรญa justificada. Pero Trump no es Hitler, o al menos aรบn no lo es. Sus fans, las organizaciones fraternales supremacistas y machistas, y la alt-right que lo apoya no son los camisas pardas. Y aunque podamos intuir o tengamos miedo de que puedan llegar a serlo, no lo son aรบn. Nunca vamos a poder adivinar en quรฉ se va a convertir en el futuro alguien que ahora es repugnante y un racista, machista y supremacista, y si acabarรก siendo un violento o un genocida.
Si no podemos pegar a un racista porque intuimos que dentro de unos aรฑos pasarรก de las palabras a las acciones, solo queda pegarle por lo que ha hecho. Pero, de momento, Spencer solo ha dicho, no ha hecho. Es una persona repugnante, que ha defendido la superioridad racial de los blancos y que usa la etiqueta alt-right para ocultar una agenda claramente fascista. Es inteligente y ha sabido darle un toque moderno a una ideologรญa reaccionaria, nacionalista y supremacista. Sabe, como muchos lรญderes de ultraderecha actuales, que la parafernalia miliciana y las botas no atraen tanto como los memes (antes de recibir el puรฑetazo, Spencer estaba explicando el significado de un pin de la rana Pepe que llevaba en la chaqueta, sรญmbolo de la alt-right). Pero su discurso de odio es solo discurso. Y, aunque queramos creer lo contrario, nunca serรก lo mismo un puรฑetazo que un insulto. Y tampoco un puรฑetazo de Capitรกn Amรฉrica a un nazi en un cรณmic serรก nunca como un puรฑetazo real.
Esto no significa que haya que darle un voto de confianza a Trump, o a sus seguidores mรกs fundamentalistas. Hay razones para alarmarse con su llegada a la presidencia. De momento, parece comprometido a cumplir con todo lo que muchos pensรกbamos que solo se atreverรญa a sugerir para obtener votos. El autoritarismo que mostrรณ en campaรฑa no ha desaparecido en la presidencia. Harรก mucho daรฑo, aunque todavรญa no podemos saber cuรกnto. Esperemos que en unos aรฑos no lea este artรญculo y me eche las manos a la cabeza. Hasta entonces, justificar la violencia por lo que pueda venir es estรบpido y un regalo para quienes quieren destruir la democracia.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).