España, ya lo dice el presidente, fue la mejor economía del mundo en 2024 y lo será en 2025. Lo lograremos manteniendo las rebajas temporales del transporte público, porque quitarlas produciría una crisis social, como en cualquier economía de éxito. Según el Banco Mundial España está en los niveles mínimos de regulación y Estado de derecho, pero ya hemos solucionado el problema de la vivienda: el ayuntamiento de Barcelona comprará un bloque de pisos en el Eixample para rescatarlo de la especulación inmobiliaria. Con eso resuelto, podemos enfrentarnos a la tecnocasta que amenaza la democracia. No se puede dejar la desinformación en manos del sector privado. Debe ser monopolio del gobierno, o de una colaboración público-privada entre ejecutivo y adictos. Es lo que recomienda o recomendará un comité de expertos convocado por el gobierno y formado por expertos que son expertos porque los llama el gobierno y que afirman que el gobierno se guía por la ciencia porque que los llama a ellos. Entretanto, el ministro de exteriores, tras cesar a un embajador por dormirse cuando él (el ministro, no el embajador) daba un discurso, a otro por escribir un artículo a favor del rey y a un tercero por reunirse con la presidenta de la comunidad de Madrid, alerta de que España está en contra de la delirante propuesta de Trump para Gaza: se van a enterar en Washington. Al parecer, el gobierno y Canarias han llegado a un acuerdo para la distribución de menores no acompañados en las comunidades autónomas. El acuerdo se anuncia sin que podamos leer los detalles, porque para qué. El País Vasco y Cataluña quedarían fuera del reparto. Su exclusión, por supuesto, obedecerá a unos criterios objetivos, y los criterios que se encuentren serán precisamente los que permitan justificar esa exclusión, que para eso hay asesores. Será bueno y humanitario que las comunidades autónomas acojan a los niños y por lo menos igual de bueno que otras no lo hagan. Más o menos el recorrido –donde las dificultades de Ceuta y Canarias y la tragedia de miles de personas desaparecen– será: no es así, no es así pero está justificado, en realidad no se hará y el problema lo tiene el PP que es incoherente. Mientras la derecha viene aturdida de serie, también hay problemas en la ultraderecha, con las peleas internas de Vox y la reunión descafeinada de los Patriots en Madrid, que es uno de los 3 partidos a la derecha del Partido Popular Europeo y aglutina a conservadores, ultraliberales, líderes de países ricos o pobres, globalistas y aislacionistas: una amalgama unida por un soberanismo condenado a generar choques internos y por la admiración a unas políticas de Trump que perjudicarán a sus países y a sus votantes. Mucho desacuerdo, mucho descontrol: deberían aprender de las galas culturales.
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