Imagen: Wikimedia Commons

Saltar al ruedo

Entre las generaciones posteriores al 68 hay muchas personas dedicadas al ensayismo polรญtico y al periodismo de opiniรณn que tienen vocaciones polรญticas no asumidas, frustradas, latentes. Gente de acciรณn. Aficionados dispuestos a saltar al ruedo.
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El reloj polรญtico mexicano se ha retrasado mรกs de cuatro dรฉcadas. Estamos en 1976. El PAN atraviesa por una crisis tan o mรกs seria que la de aquel aรฑo en que no presentรณ candidato presidencial. El PRI, que entonces imperaba con poder absoluto, lucha para que la “cuarta transformaciรณn” no trastoque sus siglas en RIP. En 1976, la izquierda no tenรญa verdadera representaciรณn parlamentaria pero sรญ una muy amplia en รกmbitos sociales, acadรฉmicos, intelectuales, sindicales y polรญticos, todos agraviados por los hechos del 68 y el 10 de junio del 71. Unos sectores habรญan optado por la guerrilla. Otros, siguiendo las sensatas opiniones de Heberto Castillo, comenzaban a considerar la formaciรณn de un partido que unificara a los grupos que sobrevivรญan bajo diversas siglas e ideologรญas. Cuarenta y dos aรฑos mรกs tarde, Lรณpez Obrador y Morena imperan sobre el paรญs con un poder similar, y quizรก superior, al que en 1976 detentaban Echeverrรญa y el PRI. Un poder sin contrapesos.

Por aquel tiempo, en sus estudios sobre el sistema polรญtico mexicano, Daniel Cosรญo Villegas diagnosticรณ las cuatro grandes lacras que pesaban sobre la vida polรญtica nacional:

– El excesivo poder del presidente

– El predominio aplastante del partido oficial

– El peso asfixiante de la federaciรณn sobre la vida regional y local

– Las costumbres polรญticas mexicanas

Don Daniel dedicรณ decenas de artรญculos, ademรกs de ensayos y libros, a analizarlas. Pero, al ver que sus escritos no lograban (a pesar de su inmenso รฉxito) cambiar la situaciรณn, habรญa tratado de convencer a Jesรบs Reyes Heroles (presidente del PRI) de abrir paso a su candidatura como senador en las elecciones que estaban en puerta. No pensaba, como en su juventud, en el Poder Ejecutivo sino en el Legislativo, que se avenรญa mรกs con su espรญritu crรญtico, deliberativo e independiente. Finalmente desistiรณ, pero iba en serio. Ya no querรญa ver los toros de la polรญtica desde la barrera. Querรญa saltar al ruedo.

Sospecho que algo asรญ deben hacer muchos crรญticos que, aun sin haberlo conocido y quizรก ni siquiera leรญdo, sienten como รฉl la angustia de una regresiรณn polรญtica. ยฟQuiรฉnes son ellas y ellos? Se ha puesto de moda llamarlos “comentรณcratas”. No sรฉ quiรฉn inventรณ el tรฉrmino. No me gusta porque es despectivo, equรญvoco y finalmente lesivo a la libertad de expresiรณn. Las columnas de opiniรณn o las pรกginas editoriales no son meros “comentarios” ni sus autores tienen propiamente poder. Son reflexiones pรบblicas de personas con crรฉdito pรบblico. Sus autores son escritores polรญticos, figura que el propio Cosรญo Villegas โ€“con su ejemplo, con su obraโ€“ tratรณ de alentar.

En este siglo, sobre todo a raรญz de la transiciรณn a la democracia, las generaciones posteriores a la del 68 (mujeres y hombres en parecida proporciรณn) se han dedicado al ensayismo polรญtico y el periodismo de opiniรณn. Ademรกs de publicar en diarios y revistas impresos o en lรญnea, tienen programas de radio y televisiรณn. En aรฑos recientes son una presencia influyente en las redes sociales. Dan plรกticas y conferencias. Por lo general no viven principalmente de esas labores, pero los ingresos que obtienen en ellas complementan sus salarios en instituciones acadรฉmicas.

ยฟQuรฉ van a hacer en los aรฑos siguientes? No se trata de renunciar a la vocaciรณn de dar clases, investigar o escribir, ni demeritar su importancia; pero en el momento actual de Mรฉxico, dada la inverosรญmil vuelta a la situaciรณn que describiรณ don Daniel, algunos deben preguntarse si no es el momento de hacer polรญtica.

La decisiรณn requiere una dosis sustancial de autocrรญtica. Hay quien considerarรก, con razรณn, que su vocaciรณn intelectual no debe desviarse, que es mejor apegarse al “zapatero a tus zapatos” que probar una casaca nueva e incierta. Pero es evidente que en las filas generacionales a las que me refiero (personas entre los treinta y sesenta aรฑos) hay vocaciones polรญticas no asumidas, frustradas, latentes. Gente de acciรณn. Aficionados dispuestos a saltar al ruedo.

ยฟDรณnde estaban Podemos y Ciudadanos antes de convertirse en los nuevos partidos polรญticos que disputan al PSOE y el PP el poder en Espaรฑa? Los primeros, en la academia y en la televisiรณn. Los otros, en cรญrculos organizados para discutir la vida pรบblica e influir en ella. Esas agrupaciones pequeรฑas gestaron un relevo generacional que ha consolidado, con todos sus problemas, a la democracia en Espaรฑa.

Me vienen muchos nombres a la mente. Basta revisar las cuentas de Twitter. Mi generaciรณn ya no estรก para esas faenas. Las que siguen sรญ.

Publicado previamente en el periรณdico Reforma

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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