1.- La narrativa de la “ley y el orden” en realidad habla de género y raza
Donald Trump es un manipulador extraordinario, que cuenta una historia simple: los hombres blancos con valores conservadores perdieron su autoridad, y por eso el país está fuera de control. Un presidente negro y liberal como Obama ha logrado que nadie respete a Estados Unidos en el mundo. Una élite debilitada por la corrupción ha traído el caos económico. Los inmigrantes mexicanos han traído el crimen. Y los musulmanes el terrorismo. Encima, una mujer nos quiere gobernar. Otro claro signo de la crisis de los valores conservadores, porque la mujer que busca el poder tiene que ser mala o “retorcida” (crooked), mientras que la mujer que obedece al hombre (como su esposa Melania) es buena. Ante esto, la única solución es regresar el poder a los hombres blancos con valores conservadores, es decir a Trump, para “hacer a Estados Unidos grandioso otra vez”. El eje de su mensaje es que ante el caos y la corrupción, se necesita firmeza y autoridad, poder y fuerza, hombres blancos: la ley y el orden.
2.- Construye una narrativa de un Estados Unidos humillado y en crisis
Para Trump, el crimen y el homicidio van a la alza, aunque la estadística lo desmienta. La causa del crimen son los inmigrantes que cruzan “libremente” una frontera que está “abierta” y “desprotegida”. El crimen cometido por ciudadanos estadounidenses no aparece como parte del problema. Los asesinatos de policías son la señal más clara de la pérdida del respeto a la autoridad. Mientras tanto, hay guerra y destrucción en el mundo, que hoy es hostil a Estados Unidos por culpa de Obama. Un elemento clave de esta crisis de Estados Unidos es que el país ya no es “respetado”, y en lenguaje trumpiano, respetado significa “temido”.
3.- El ataque a Hillary Clinton se centra en su integridad y confiabilidad
En una campaña, el candidato que va en segundo lugar tiene que ganarse a los indecisos para alcanzar y ganar. Por eso tiene que ser el más agresivo. El puntero puede jugar a ser más propositivo y defenderse de los ataques. Trump ahora va en segundo lugar y por eso va a buscar atacar con todo a Hillary. Por eso usa dos grandes argumentos: deshonestidad e incompetencia como secretaria de Estado. Por el lado de la deshonestidad, Trump usó el tema de los correos electrónicos para describir a una Clinton que puede violar las leyes sin que haya consecuencias. Por lo que toca a la incompetencia, Trump señala que por culpa de Hillary hay guerra en Siria, Libia está en ruinas, Egipto fue entregado a los islamistas radicales, Iraq sigue hundido en el caos, e Irán avanza en su ruta para tener armas nucleares. “Muerte, destrucción y debilidad es el legado de Hillary Clinton”.
4.- “America first”
“Americanismo, no globalismo, será nuestro credo”. Esa fue una de las frases que más atención recibió del discurso de Trump, porque anuncia lo que sería una era de proteccionismo en lo económico e intervencionismo en lo militar. Trump apela en su discurso al proteccionismo porque se erige en el defensor de los trabajadores afectados por la desindustrialización de Estados Unidos. “Yo soy su voz” les dice a los que la han perdido.
Trump habla de renegociar tratados comerciales, incluyendo desde luego el “peor tratado de todos”, el TLCAN con México y Canadá. Vende la idea de que es un empresario “muy exitoso” porque “es mejor que nadie negociando”. Pero aquí hay otro juego de palabras. Para Donald Trump, “negociar” significa aplastar a la contraparte, sacarle ventaja, humillarla. Por eso dice que “EUA va a ganar en comercio otra vez”.
El muro fronterizo es la solución para “aislar” a Estados Unidos de la enfermedad de la inmigración que trae “drogas y violencia”. Es el símbolo de un país que se siente autosuficiente, que no necesita de nadie, mucho menos de México, para “ser grandioso”.
5.- Las falacias y contradicciones monumentales
El hecho de tener ciudadanos armados hasta los dientes ha permitido que gente trastornada cometa el atentado de Orlando, los ataques a la policía en Dallas y New Orleans y muchas barbaridades más. Pero Trump vincula todos estos atentados al ISIS y le saca raja al miedo al terrorismo islámico, y al mismo tiempo apoya y agradece servilmente a la NRA, quienes son los proveedores de las armas que siguen cobrando vidas.
El multimillonario que vive una vida de abundancia, lujo y poder dice “me llevo muy bien con electricistas, albañiles y carpinteros”. Esas son todas sus credenciales de sensibilidad social. ¿Cuántos de esos trabajadores son inmigrantes ilegales en sus empresas?
En el colmo del cinismo, Trump culpa a la “retórica irresponsable” de Obama de dividir al país racialmente, cuando él ha sido el que ha usado el tema de raza para dividir desde el primer día de su campaña, llamando violadores a los mexicanos.
Para rematar, en Trumplandia la comunidad gay “será protegida”. Dice sentir dolor por las “50 maravillosas personas” que murieron en Orlando. Pero eligió a un candidato a VP (Mike Pence) que ha promovido leyes homofóbicas.
6.- Cómo ser racista sin decir nada directamente racista
Trump usa en su discurso algo que en Estados Unidos llaman “dog-whistles” o “silbatos para perros”, que son referencias indirectas que sólo las personas racistas entienden. Por ejemplo, cuando habla de las víctimas de los crímenes de los inmigrantes ilegales, dice “nadie salió a la calle a protestar por eso”. Este es un ataque velado al movimiento “Black Lives Matter”, en el que activistas negros protestan fuertemente por los abusos policiales. Otro caso es cuando habla de los inmigrantes. Trump usa de manera vil metáforas de una enfermedad. “están siendo liberados por decenas de miles dentro de nuestras comunidades sin reparar en el impacto en nuestra seguridad o nuestros recursos”. Así, logra su cometido de deshumanizar a los inmigrantes y hablar de ellos como si fueran un virus, o una plaga. Todo esto sin decir ni una sola vez la palabra “mexicano”. Dice “inmigrante”, “ilegal”, “cruzador de la frontera”. Pero todos saben ya de qué está hablando.
En conclusión: Trump no buscó moderarse para llegar a más votantes. Redobló su apuesta por esparcir el miedo y el enojo y orienta su discurso al populismo nacionalista/racista que tan buenos resultados le ha dado hasta ahora. A su favor tiene la autocomplacencia de la élite intelectual y mediática de Estados Unidos que no ha podido generar anticuerpos a la velocidad y fuerza necesaria para detenerlo. Tiene también a su favor el hecho de que Hillary Clinton es profundamente impopular y divide opiniones incluso entre los demócratas.
Especialista en discurso político y manejo de crisis.