En la consulta ciudadana sobre presupuesto participativo de la Ciudad de México que se hizo el 4 de septiembre de 2017, en mi colonia, la Letrán Valle, resultó ganador el proyecto Crucemos seguros la glorieta. La glorieta en cuestión es en la que convergen las calles de Cuicuilco, Pilares, Bugaria, Dr. José María Vértiz y Chichen Itzá, conocida como glorieta Vértiz. Yo jamás he podido cruzarla sin miedo.
Dos años después, ¡por fin!, la alcaldía Benito Juárez comenzó los trabajos de remodelación, que contemplan cruces peatonales seguros y más cortos; ampliar las banquetas para que los coches no se estacionen en la glorieta (y en las ampliaciones sustituir pavimento por áreas verdes); reductores de velocidad para los coches y rampas para personas con problemas de movilidad en todas las esquinas. Todo parecía indicar que, por fin, muy pronto, los vecinos podríamos cruzar ese río de coches sin miedo. Pero llegó la “junta informativa”.
La semana pasada la dirección de Obras de la alcaldía fue convocada por los vecinos a una sesión para resolver dudas. Pero en realidad fue una sesión de reproches en donde todos los argumentos apuntaban a defender al coche.
Transcribo algunas notas que tomé durante la reunión:
Director de obras de la alcaldía (DOA): El objetivo de las remodelaciones es darle prioridad al peatón.
Vecino 1: ¡Pero en esa glorieta no se ha muerto ningún peatón!
DOA: No se quitará ningún carril de circulación. Queremos garantizar el correcto funcionamiento de la intersección y obligar a reducir la velocidad de los vehículos con la finalidad de proteger a los peatones.
Vecino 2: Los peatones de esta colonia hemos cruzado esa glorieta, así como está, desde hace ¡sesenta años! No seré especialista en urbanismo, pero sí en sentido común. Y mi sentido común me dice que no hace falta cambiar nada.
DOA: La ampliación de la banqueta de las glorietas impedirá que los coches se estacionen. El reglamento de tránsito ya prohíbe que se estacionen sobre las glorietas.
Vecino 3: Pero ¡nos vamos a tener que seguir estacionando ahí! Todos tenemos coches y no hay lugares para estacionarse.
DOA: En esas ampliaciones de banqueta, sobre la glorieta, se pondrán áreas verdes y pediremos a los vecinos que nos apoyen adoptando estas áreas, para conservarlas verdes y vivas.
Vecino 4: ¡Achis! ¿No las van a cuidar ustedes? Se van a morir y llenar de basura y ahí nos van a dejar su basurero.
DOA: Necesitamos trabajar en equipo, vecinos y alcaldía, para mantener la colonia en buenas condiciones.
Vecino 1: Pues para eso les pagamos a ustedes, ¿no?
De acuerdo con el departamento de Transporte del estado de Washington, las rotondas resultaron en una reducción del 40% en las colisiones de peatones, 37% en las colisiones en general, 90% por ciento en accidentes de fatalidad y una reducción del 75% en las colisiones por lesiones.
Los cruces de peatones en las rotondas están más alejados del tráfico y dan más tiempo a los conductores para reaccionar ante los peatones. Además, por su diseño los peatones deben ver el tráfico que se aproxima antes de cruzar.
Si bien escuchar todas estas reticencias vecinales fue frustrante, encuentro cierto consuelo en la encuesta realizada por el Insurance Institute for Highway Safety que cita Bert Louthian, un abogado especializado en lesiones de Carolina del Sur: solo el 31% de las personas suele estar a favor de las rotondas antes de que se construyan. Después de que son construidas y utilizadas, ese porcentaje aumenta a 63%.
Estas cifras sugieren que no es que los vecinos no quieran cruzar de manera segura esa glorieta, sino que la devoción al coche ha sido tan profunda e incuestionable durante tanto tiempo, que pensar en un peatón como el sujeto prioritario, asusta. La alcaldía, por supuesto, podría hacer este trance menos angustioso y poner en su sitio web información sobre el proyecto (¿por qué ese diseño, de qué buenas prácticas echaron mano?) y sobre todo qué significa que el peatón es la prioridad.
El problema de la educación vial no lo va a resolver esta glorieta, pero por lo pronto me entusiasma que al menos cerca de casa podré ser un peatón sin miedo.
Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.