Cómo mejorar el sistema electoral mexicano: Votar en contra

Crear la opción de “voto negativo” brindaría al votante una nueva alternativa para definir el sentido de su participación.
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Cuando hablamos de “voto de castigo” nos referimos a no votar por alguien a quien solíamos apoyar.  Este “castigo” puede darse anulando la boleta, votando por el contrincante  o simplemente no acudiendo a las urnas. El problema con este “castigo” ciudadano es que por tener varias vertientes posibles sus indicadores no son claros, su impacto se diluye y su dimensión real se desconoce.

En ningún otro ámbito la acepción de  “castigo” significa favorecer otras opciones o abandonar la actividad. Uno “castiga” directamente a quien cree que merece ser castigado y existen vías y grados diversos para hacerlo (desdén, grilla, crítica, violencia, etc.), pero en la arena electoral esto no ocurre así y cuando emitimos un “voto de castigo” tenemos que beneficiar a alguien más o resignarnos a no participar.

Crear la opción de “voto negativo” brindaría al votante una nueva alternativa para definir el sentido de su participación.  En mi opinión, la preferencia positiva hacia cualquier fuerza política ha sido sobreestimada (y sobrefondeada) debido a que carecemos de la opción de “expresión negativa”.

Respetando la máxima de “un voto, un ciudadano”  la propuesta sería permitir que los ciudadanos puedan emitir ese voto a favor o en contra. Me explico: cada elector mantiene su derecho a un voto, pero es libre de decidir si ese voto lo ejerce de manera positiva (a favor de X) o en sentido negativo (en contra de Y).  La cuenta final de los sufragios sería una resta de lo más elemental:

Votos efectivos =  (Votos positivos) – (votos negativos)

La nueva generación de reformas electorales deberá encontrar mecanismos que fomenten e incrementen la participación ciudadana en el proceso electoral, proveyendo opciones innovadoras que permitan que, efectivamente, los electores manifiesten sus preferencias, sean estas positivas o negativas.

El sufragio, como expresión de la ciudadanía, no tiene porque ser entendido exclusivamente como una acción de “votos positivos” hacia las opciones que presenta el sistema de partidos. La posibilidad de poder expresar un voto en negativo puede reactivar la oferta electoral y permitiría reflejar las preferencias reales y agregar matices a las preferencias del electorado

 

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