Jamรกs se me ocurrirรญa leer un libro para cumplir alguna cuota o para saldar la cuenta con algรบn compromiso bien pensante. Me temo que soy demasiado hedonista como para no dejarme llevar simplemente por la promesa del placer, y ante los lomos del librero mi dedo รญndice gusta de serpentear a su aire, รกvido e indeciso, sin atender a consideraciones como el sexo, la รฉpoca o el linaje. Mis estantes no se ordenan segรบn criterios ONG, y el dรญa en que mi biblioteca incluya apartados como “mujeres”, “varones no tan blancos pero de mentalidad imperialista” o “minorรญas”, sabrรฉ que me he convertido en un imbรฉcil. Por lo demรกs, las lecturas que obedecen a ese tipo de clasificaciones suelen resultar desastrosas, en particular cuando se realizan en bloque y subrayan, con fingida inocencia, su correcciรณn polรญtica. Elegir, por ejemplo, novedades de tres mujeres para reseรฑarlas y compararlas entre sรญ, sรณlo porque son mujeres y mexicanas y acaban de publicar un libro, aun cuando se presente como una reivindicaciรณn, como una apertura de miras con que engoladamente se declara “esta revista sรญ se ocupa de mujeres”, no tarda en cambiar de signo, en mostrar el cobre de sus intenciones compensatorias y convertirse en un ejercicio retorcido de misoginia.
En el censo de mis lecturas recientes hay cinco escritoras y media, pero tambiรฉn, para el caso, un hรบngaro y dos argentinos, todos judรญos. En total, de fin de aรฑo a la fecha, hay nueve muertos y once vivos (¡me faltan dos para ponerme a tono con la Parca!), y entre los muertos hay, sรญ, un mayor nรบmero de varones blancos occidentales, aunque no falta un japonรฉs. La media escritora es el abate de Choisy, cuyas magnรญficasMemorias vestido de mujer no sabrรญa dรณnde situarlas: mรกs que un simple acto de travestismo, se trata de una metamorfosis (casi) completa, y no descarto que a la larga haya vivido mรกs tiempo en el papel de la condesa Des Barres o la seรฑora de Sancy que en el de abate. Pero si descuento a Choisy, mi lista de lecturas recientes filtradas por las etiquetas “mujeres” y “altamente recomendables” serรญa esta:
Marรญa Negroni, Pequeรฑo mundo ilustrado (2011). Un museo personal y nocturno, un mosaico obsesionante contra la univocidad y el realismo del poder en que la inteligencia crรญtica se desenvuelve desde y para la imaginaciรณn poรฉtica, y que compendia y concluye las exploraciones gรณticas que ya habรญa ensayado en Museo negro y Galerรญa fantรกstica.
Lorrie Moore, Autoayuda (1985). Mordaz y penetrante en su radiografรญa de lo cotidiano, sus libros de relatos invocan la angustia a travรฉs de procedimientos sutiles. Aquรญ, a partir de una apropiaciรณn crรญtica del gรฉnero de autoayuda, juega con el tono imperativo para llevar a sus personajes al borde del ridรญculo y la catรกstrofe.
Graciela Speranza, Fuera de campo (2006). Descrito como una “instalaciรณn crรญtica”, es una lectura audaz de los puentes y tensiones entre escritura y arte que, al poner en cuestiรณn las fronteras entre campos o lenguajes, revela a un nuevo Borges, a un nuevo Cortรกzar e incluso a un nuevo Cรฉsar Aira al mirarlos por el filtro insospechado de Marcel Duchamp.
(ciudad de Mรฉxico, 1971) es poeta, ensayista y editor.