De electorados “idiotas”

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En la última semana, el blog de la redacción de Letras Libres ha sido escenario de una polémica interesante. A partir de mi entrada “La Obama republicana” ha surgido una discusión ahora fundamental en el proceso electoral de noviembre próximo: ¿es “idiota” el electorado estadounidense? El adjetivo fue propuesto inicialmente por “Julia”, visitante al blog y participante activa en la campaña de Barack Obama, quien me reclamaba que supusiera que, tras la elección de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia, un buen número de simpatizantes de Hillary Clinton y otro buen número de votantes indecisas podrían inclinarse por John McCain. En suma, Julia me reclamaba que tuviera yo la osadía de suponer que las mujeres podían ser así de “idiotas”. Yo nunca sugerí tal cosa, por supuesto, pero lo que sí sostuve – y sostengo – es que buena parte del electorado en Estados Unidos ha dejado de votar con la cabeza para votar, en cambio, con la víscera. En mi primer post sugería que muchas mujeres podrían dejar de lado las discrepancias de política social que evidentemente tendrían con Palin para votar por ella sólo por el hecho de ser mujer. Es una pena, pero las encuestas parecen darme la razón. Después de la Convención, de acuerdo con un sondeo de ABC NEWS, McCain pasó de perder el voto femenino por ocho puntos a ganarlo por doce. ¿Cómo explicar semejante cambio? La única forma de entender algo así es, tristemente, mi explicación original: la decisión de John McCain fue un éxito. Palin ha transformado la carrera por la presidencia, poniendo en juego estados, emocionando a la famosa base republicana y seduciendo a un inmenso número de mujeres que se identifican con una madre de cinco hijos – una de ellas embarazada – con una historia personal atractiva antes que rechazarla por estar contra el aborto (!), ser anti-medio ambiente (!!) y creacionista (!!!). Para los votantes informados, este fenómeno debe ser no sólo incomprensible sino irritante. ¿De verdad Estados Unidos va a preferir a una mujer como Palin que a un tipo como Biden? ¿De verdad votarán primero por la alcaldesa de Wasilla antes que por un senador con 35 años de experiencia? La respuesta es evidente: pues sí. Así ocurrió en el 2000, cuando esos mismos electores favorecieron a Bush antes que a Gore. La diferencia intelectual entre ambos era, por decir lo menos, abismal, pero la diferencia empática entre ambos era quizá mayor. Como también le ocurrió a Kerry cuatro años más tarde, muchas personas votaron por Bush porque les parecía más simpático, más llevadero, más como ellos (no es casualidad que, en ambos casos, Bush ganara en un sondeo fundamental: “¿Con quién preferiría usted tomarse una cerveza?”).

¿Le pasará lo mismo a Obama? ¿Será posible que Estados Unidos llegue al colmo de la frivolidad simpatizando a tal grado con Palin que McCain gane la elección? Aunque no nos guste, parece que sí. Si así ocurre, quizá habría que rescatar – y generalizar – el adjetivo favorito en el blog de Letras Libres de las últimas semanas.

– León Krauze

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(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.


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