Incauta,
la presa acude a su destino.
La frágil criatura
que avanza dichosa
por el tronco de su muerte.
Aquí podemos observarla
encaramando
su hilera ficticia
de jugoso alimento.
Se acerca al instante de la mandíbula,
la quebrantadora sorpresa del reclamo.
Una cierta amnistía merece
el que, ciego de ebriedad,
sucumbe a su perdición.
Y me apiado de aquella leve
buscadora de belleza,
tantas veces yo,
al mismo tiempo
que alguien cambia de canal. ~