El desengaƱo de Julio Anguita

Hace unos dĆ­as, El Mundo publicĆ³ una entrevista a Julio AnguitaĀ en la que el antiguo dirigente de Izquierda Unida afirmaba que ā€œlos problemas de EspaƱa se llaman euro, deuda y UniĆ³n Europeaā€.
AƑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

El 9 de mayo de 1950, Robert Schuman sentĆ³ los cimientos de la construcciĆ³n europea en una declaraciĆ³n ya histĆ³rica. Las palabras del ministro de asuntos exteriores galo tenĆ­an la vocaciĆ³n de constituir “las primeras bases concretas de una federaciĆ³n europea indispensable para la preservaciĆ³n de la paz”. La alocuciĆ³n fue saludada con entusiasmo a las dos orillas del AtlĆ”ntico: “Una iniciativa revolucionaria”, titulĆ³ Le Monde; “Propuesta sensacional y audaz”, sentenciĆ³ el New York Herald Tribune. La declaraciĆ³n Schuman cayĆ³, sin embargo, como acero sobre los hombros del Partido Comunista. L’HumanitĆ©, Ć³rgano de propaganda de la filial francesa, escribiĆ³: “Nueva traiciĆ³n, nuevo paso hacia la guerra”.

Es curioso cĆ³mo la vanguardia comunista siempre llega tarde a todas las citas con la historia. Los comunistas llegaron tarde a la democracia, llegaron tarde al Estado de bienestar y llegaron tarde a Europa. Algunos no llegarĆ”n nunca. Hace unos dĆ­as, El Mundo publicĆ³ una entrevista a Julio Anguita en la que el antiguo dirigente de Izquierda Unida afirmaba que “los problemas de EspaƱa se llaman euro, deuda y UniĆ³n Europea”. DecĆ­a Helmut Schmidt: “Quien no es comunista cuando es joven no tiene corazĆ³n; quien sigue siĆ©ndolo cuando es adulto no tiene cabeza”.

Hay algo admirable en Anguita, y creo que es la seguridad con la que pisa las aceras, la rotundidad con la que dispone: esto es el bien y esto otro, el mal. Esa claridad solo puede provenir de un superior intelecto o, en su defecto, de un hatillo de ideas peligrosas y descatalogadas. En cualquier caso, supongo que uno vive mucho mĆ”s tranquilo asĆ­, sin dudas que lo atenacen: “Yo llevo razĆ³n y por eso no entiendo que la gente vote al PP”. Un cafelĆ­n y para casa.

Al periodista, claro, no se le escapa que el 90% de la poblaciĆ³n no piensa como Anguita, pero los caminos de la disonancia cognitiva son inescrutables: “¿Usted cree que el 90% de la poblaciĆ³n piensa”?, responde don Julio, inmisericorde, directo al mentĆ³n, “¡El pueblo se equivoca casi siempre!”; camarero, la cuenta. DespuĆ©s de todo, la gran tragedia del comunismo no debe buscarse en la perseverancia tenaz de una doctrina equivocada, sino en la obstinaciĆ³n del pueblo por no abandonar su “falsa conciencia”. Es como aquella viƱeta de Chumy ChĆŗmez: “A veces pienso que esta gente no se merece que me lea entero El Capital”.

DespuĆ©s de un siglo defendiendo los intereses de la clase trabajadora, los obreros pagaron al comunismo votando a partidos socialdemĆ³cratas desde la Segunda Guerra Mundial. Anguita hizo lo posible por evitarlo. Cuando dejĆ³ IU, recorriĆ³ EspaƱa llenando teatros, auditorios, palacios de congresos, pero todo fue en vano: “Yo intervenĆ­a en actos apoteĆ³sicos, la gente me aplaudĆ­a y luego se iba a casa. Me sentĆ­a como la Piquer, que llenaba teatros y todo seguĆ­a igual. Fue un desengaƱo”.

En realidad, votar al Partido Comunista es un lujo que muy pocos pueden permitirse. La mayor parte de los trabajadores no tiene tiempo para teorizar sobre Marx ni recursos para urdir revoluciones en la cafeterĆ­a de la universidad. Tiene razĆ³n don Julio: “EspaƱa es un paĆ­s que se pone delante de un toro, pero ve un libro y sale corriendo”. Por eso el comunismo serĆ” siempre una doctrina minoritaria, pues minoritarias son siempre las Ć©lites.

Dice Anguita que Ć©l es rojo. ¿Y quĆ© es ser rojo? “Yo quiero ganar, no hacer folclore: eso es ser rojo”. Rojo o madridista, supongo. “Si me quiere insultar, llĆ”meme progre”. El antiprogresismo del comunista es, al fin, el epĆ­tome del pensamiento conservador, su continuaciĆ³n por otras vĆ­as. Por eso llegaron tarde a la democracia, al Estado de bienestar, a Europa. Por eso Julio no llegarĆ” nunca. Anguita es un hombre que se toma a sĆ­ mismo muy en serio, como les pasa a los comunistas y a los conservadores, que son los mismos, y por eso dice que es “antipĆ”tico”, grave, “incluso dictatorial”. Pero, si algo le molesta, ademĆ”s de que le digan progre, es la deriva de “teatralizaciĆ³n de la polĆ­tica”. Ahora le entiendo: quĆ© ironĆ­a mĆ”s desagradable, quĆ© desengaƱo, para un comunista recio, acabar interpretando, sobre el escenario, un pasodoble de la Piquer. “EspaƱa, en toda flor, a tus pies suspira un corazĆ³n”.

[Imagen]

+ posts

Aurora Nacarino-Brabo (Madrid, 1987) ha trabajado como periodista, politĆ³loga y editora. Es diputada del Partido Popular desde julio de 2023.


    × Ā 

    Selecciona el paĆ­s o regiĆ³n donde quieres recibir tu revista:

    Ā  Ā  Ā