El futbol provoca enojo, tristeza, felicidad y muchos otros sentimientos más. Pero para los economistas (y para otros científicos sociales) también representa un elemento de estudio y una área magnífica para ilustrar algunos de los principios esenciales de su ciencia. Así, y en ocasión del Mundial de Futbol que terminó hace unos días podemos aprovechar este deporte para explicar el concepto de competencia económica, uno de los pocos temas en los que existe un amplio consenso entre los economistas.
La competencia económica genera innovación, obliga a las empresas a ser lo más eficientes posible y da mejores productos y precios a los consumidores, todo lo cual, incide en un mayor desarrollo socioeconómico y en el máximo bienestar social posible.
Un primer elemento esencial para que exista competencia es que no haya barreras a la entrada o a la salida de empresas. En el futbol mexicano, una barrera a la entrada es la enorme cantidad de recursos requerida para tener un equipo en la primera división (ahora llamada Liga MX). Además del dinero necesario para poder comprar jugadores con la calidad suficiente para competir, se requiere una fianza de un monto considerable y contar con un estadio que cumpla ciertos requisitos mínimos de tamaño y calidad. Estas barreras provocaron que el equipo de La Piedad, el cual ganó en el campo su derecho a jugar en la Liga MX en 2013, tuviera que ceder su lugar al equipo de Querétaro quien tuvo que haber descendido a la Liga de Ascenso. El problema con esta situación, que se ha repetido en otras ocasiones, es que genera incentivos perversos tanto en los equipos que buscan subir como en los de la primera división. Para qué esforzarse si me puedo mantener en la máxima categoría por cuestiones administrativas. Para qué esforzarse si aunque gane el derecho a hacerlo, de todos modos no subiré a la Liga MX. De igual forma, el el futbol nos muestra la importancia de la libre salida. Pensemos en jugadores famosos que ya no juegan a su mejor nivel pero que los entrenadores siguen poniendo de titulares a pesar de haber extraordinarios nuevos talentos. ¿Qué pasa? Pues por un lado, el equipo juega peor de lo que podría jugar, y por el otro, se desmotiva totalmente a los nuevos jugadores. De la misma manera, una empresa que va a la quiebra, no debe ser rescatada artificialmente pues dificultaría que nuevas empresas entraran al mercado o que empresas que ofrecen mejores productos y precios tuvieran una mayor participación del mismo.
Un segundo elemento necesario para la competencia es que haya un gran número de empresas que participan en un mercado. Cuando esta situación no se presenta, una manera de generar competencia de manera rápida es abriendo los mercados al comercio internacional. Algo similar ocurre con los jugadores extranjeros. La importación y exportación de jugadores a nivel mundial ha hecho que la diferencia de calidad entre países sea cada vez sea más pequeña como lo pudimos observar en este Mundial (por ejemplo, Costa Rica). Por un lado, la exportación de jugadores ha hecho que buenos jugadores de países pequeños se conviertan en grandes jugadores, mientras que la importación provoca que los jugadores locales se esfuercen cada vez más, todo lo cual genera un mejor espectáculo.
A este respecto, hay muchos detractores de la importación de jugadores que le echan la culpa de la falta de éxito de su selección nacional al número de jugadores extranjeros en su liga. A este respecto podemos comentar que la Liga de España se hizo buena a partir que cualquier jugador comunitario fuera considerado como nacional y que España ganó la Eurocopa 2008, el Mundial de 2010 y de nuevo la Eurocopa de 2012 cuando sus dos equipos principales, el Real Madrid y el Barcelona, tenían entre sus titulares a muy pocos jugadores nacidos en España. Los académicos Solbeerg y Haugen (2008) en un excelente trabajo muestran de una manera más rigurosa que no existe ningún efecto negativo de los jugadores extranjeros en el desempeño de las selecciones nacionales.[1]
Un tercer elemento necesario para la existencia de la competencia es que las reglas sean parejas para todos de tal forma que venza (o gane mercado) la empresa más eficiente y que ofrezca el mejor producto a los consumidores. El sistema de descenso del futbol mexicano ilustra perfecto la importancia de este punto. En la actualidad, como es bien sabido, desciende aquel equipo que tenga el menor porcentaje de efectividad (puntos logrados/partidos jugados) contabilizando los últimos tres años. Este sistema contrasta fuertemente con los establecidos en las ligas europeas, las más fuertes del mundo,en las cuales descienden los dos o tres equipos que tengan menos puntos en el torneo anual. El sistema mexicano está diseñado para proteger a los equipos que ya participan en la primera división y en especial a los más fuertes pues es casi imposible que tengan tres años malos, mientras que a los equipos recién ascendidos sólo se les contabiliza el año en curso o los dos últimos años si es que sobrevivieron al primero. Las consecuencias negativas de este sistema las podemos ver en el equipo Cruz Azul que terminó en el último lugar de la tabla general en el torneo clausura 2009 y que no realizó cambios que a todas luces eran necesarios. Seguramente, si hubiera estado en peligro su permanencia en la primera división, la decisión de la directiva y el accionar de los jugadores hubiera sido diferente. De hecho, si el sistema de descenso fuera como el de Inglaterra donde descienden los peores tres equipos del torneo, el Cruz Azul se hubiera ido a la Liga de Ascenso ese año así como Santos en la temporada 2006-2007 y el Guadalajara en la temporada recién finalizada.
La cancha pareja es un elemento esencial de la competencia económica. En el caso de los deportes a nivel profesional, el futbol es distinto al resto en Estados Unidos en el que el sistema de competencia busca igualar la calidad de los equipos. Por ejemplo, en el futbol americano existen topes salariales por equipo con la idea de que un equipo no pueda contratar a un gran número de estrellas. Tienen también un sistema de selección de los jugadores que vienen de las universidades (el draft) que favorece a los peores equipos de la temporada pasada y un sistema de repartición igualitario de los derechos de televisión, que se venden de manera conjunta. Algo similar ocurre en el basketball, hockey y baseball. La búsqueda del emparejamiento tiene como finalidad partidos y torneos reñidos y por lo tanto un mejor espectáculo, es decir, se busca que los consumidores estén más contentos e interesados. Si bien en el futbol no se presenta un sistema como el estadounidense, es posible que poco a poco se vaya en ese sentido. Por ejemplo, en Inglaterra los derechos de televisión se reparten de una manera más igualitaria que en muchos otrosa países y en la liga alemana las escuelas de fuerzas básicas se financian con dinero de la federación, justo para buscar mayor equidad en el desarrollo de nuevos jugadores. . Para muchos la razón que la liga inglesa tiene mayores niveles de audiencia a nivel internacional que la española es que en el primer país hay cuatro o cinco equipos que pueden ganar el torneo mientras que en el segundo sólo dos.
La competencia es un elemento fundamental para el desarrollo económico de un país y para una sociedad con mayor igualdad de oportunidades y movilidad y cohesión social. Pero la competencia no sólo es necesaria en el sector de las telecomunicaciones o en el de la radiodifusión o energético, debemos buscar que haya competencia y meritocracia en todos los ámbitos de la sociedad: en el futbol, en la educación, en la salud, etc. A una sociedad que premia el esfuerzo con un piso parejo no le puede ir mal.
[1]Soldberg, H.A., y K.K. Haugen. (2008). “The international trade of players in European club football: consequences for national teams”, International Journal of SportsMarketing and Sponsorship.
Doctor en Políticas Públicas por la University of Chicago y Coordinador de la Maestría en Políticas Públicas en la Universidad Iberoamericana.