Para pasar saliva del trago amargo, el mal sabor de boca o simplemente para divertirnos después de estos meses de dimes y diretes de campañas electorales (bastante diluidas por cierto), se presentan a manera de guasa ya lo verá, estos tragos que pudieran representar a nuestros candidatos a la presidencia. Desde luego al margen del tema serio del avance o retroceso de la democracia en el país, cada quien podrá votar por su preferido o inventar el suyo. Sobra decir que el abuso en el consumo de estos elíxires es excesivamente perjudicial para su salud. Por cierto se presentan en desorden (no vaya a ser que nos manden al tribunal de lo etílico.).
Trago Andrés Manuel
Puede ser un mezcal añejado con rajita de naranja agria a un lado. O un jugo de naranja con dos huevos tibios y un chorrito de Bacardí Añejo (y hasta Solera). No queda bien con Los Reyes. Bastante salado, extrañamente es degustado por muchos (ciertamente un gusto adquirido), aunque no saben bien de qué va, de qué está hecho en realidad. Se presume en su etiqueta que se trata de un alcohol puro que se toma derecho. Con 25 dash de Tabasco y unas cucharaditas de amargo de angostura o Fernet por supuesto. ¡Vaya a usted a ver a qué sabe! No tiene sombrillita de decoración por eso de la austeridad y va en vaso desechable de color rojo. Un hielo nada más. O medio. “¡Y si quieres!”, te dice el bartender. “Si no vete al diablo con tus ínfulas”.
No se toma en bar sino a ras de piso, en la calle con los cuates del plantón. Porque también se fueron a diablo los bares espurios. Luego de dos o tres provoca problemas con la imagen de autoridad. Somatiza en su bebedor de manera muy vaciada, provocando cierta dificultad para hablar de corrido, (se come uno las eses), lo que brinda a su forma de hablar un toque costeñito. Se sabe con certeza que provoca personalidad múltiple pero brinda una garantía: al cabo de años de consumo habitual, el bebedor siente que se olvida de sus broncas poniéndose muy amoroso. A ratos. Sed, provoca más que nada, sed de todo y ganas de jugar al béis.
Nivel de pesadez: 5 aguacates legítimos, o sea concretos, tridimensionales, de verdad, con todo y cáscara.
Trago Enrique Peña Nieto
O mejor Peña. Brandy Presidente por supuesto. La vieja cubita destructora, así en diminutivo, de todos los alientos. De moda muy extrañamente porque mientras hay unos que piensan que está adulterado otros tantos lo antojan casi intomable. De sabor seco, sin profundidad. O podría ser también un batido, con mucha espuma en la parte de arriba, con licor de Mentada, copeteado. Se llamaría Quebrantahuesos. ¿O por qué no una banderita? Un caballito de limón por lo corrosivo, sangrita o Bloody Mary como metáfora de la historia, y Tequila Centenario pero joven (¿?), de ciertas dificultades para tragarse.
Trago que lo dejará con el ojo abierto, pero como el de “El Perro Andaluz” de Buñuel. Hígado. Quiero decir que causa daños en el hígado, y trabaja a la contra de la famosa frase: “Los borrachos como los niños dicen la verdad”. Se asocia el consumo del trago Peña con trastornos de ansiedad, búsqueda del poder y una severa pérdida de la memoria. Se pierde el piso con él y uno se siente la última chela del estadio, como si anduviera con estrellas de la farándula más fina. Induce a la violencia doméstica. Aparece al dos por uno casi siempre, con botanitas de regalo o vasos con impresos publicitarios.
Modo de servir: en caballito con gaseosa, se pone casco al bebedor, se le pega al casco con el caballito, se toma. Se agita la cabeza del bebedor y listo. ¿No gusta? Hay quien no lo bebe porque dice que se trata de esos tragos de utilería, cubiertos de plástico, que muestran la oferta de los bares más cutres.
En su etiqueta dice, en letras pequeñas: “¿Está seguro de que se va a meter eso?”. El uso de este producto es responsabilidad de quien lo vende, lo aconseja o lo toma. Lo acompañan con puro chile verde. O queso Cotija. Nota como divertimento: si lo tira al piso como el pulque hace un alacrán que se sube por las piernas.
Nivel de pesadez: 1 kilo de aguacates. (Y por cierto, que no le digan, que no le mientan, son más o menos como 5 o 6 aguacates. No le vayan a dar kilos de a 800 gramos).
Trago Quadri
Licor fluorescente como el anticongelante pero de graduación bastante, bastante ligera. Se hace pasar por whisky pero es realmente aguardiente coloreado. Se bebe en shot y hace que su bebedor suelte el choro sin ningún pudor, haciéndolo sentir inteligente. Hace estragos en el pelo y en los bigotes. Nadie lo bebía hasta que inventaron el coctel “Dúo Dinámico”, que se sirve así: En bola de vidrio ajada (mal lavada, con cierto olor a choquía), se sirve una chela Elba común y corriente pero caliente, por lo que se piensa, y hay que respetar todas las opiniones, que sabe a orines, a trapo sucio que se lava en casa. Se pueden servir también en una Gran Piña.
No produce ninguna adicción pero sí pena ajena. Es temido por sus drásticos efectos: alucinaciones con ojos abiertos y cerrados, percepción distorsionada de la estética y exterminación total de la libido (salvo que se trate de estar viendo edecanes). Provoca astigmatismo, reuma y crecimiento de vello facial en mujeres. Duplica la fatiga asociada con el estrés obteniendo como resultado el pensamiento oscuro de los maestros de escuelas públicas y el aumento de los accidentes con juegos de geometría y robo de exámenes. Carcome los carbohidratos para desestabilizar los niveles de glucosa en la sangre y sirve como combustible para el auto. Deseca los electrolitos que juegan roles críticos en la conducción nerviosa, contracciones musculares y el mantenimiento de la adecuada función económica, política y social. Cancerígeno. Causante de trastornos duraderos: ansiedad, depresión o alienación, nauseas y calambres cabrones (parece que está uno adentro del intestino de Stephen King). Uno se ve realmente horrible por lo que desarrolla las tendencias psicóticas existentes. Se aconseja a personas con tendencias suicidas. Repercute directamente en el estómago produciendo retortijones que llevan a una flatulencia sorprendente hasta llegar a la diarrea galopante. Se acompaña con botanita: un sope de chicharrón con pelos.
Nivel de pesadez: 5 aguacates pasados.
Trago Josefina Vázquez Mota
O Josefina nada más. Mega-frappu-moca-capuccino con cajeta y crema batida, descafeinado, sin cherry on the top, con pastita de “El Globo” a un lado. Con piquete de Baileys o Rompope (acaso se le ponen unas gotitas de Azteca de Oro) y eso sí, nada de azúcar, sólo aspartame. Tibio y en taza de súper que dice la palabra “Café” en varios idiomas. No pone. Se pide en Fuentes de Sodas.
Dicen que la receta original (con curazao, llamada “Suavitel Azul”), llevaba “Fruta de la Pasión” pero fue destruida. O también podría ser un flotante de helado de fresa hundiéndose en un vaso de negra Pepsi sin gas. O un agua de Tamarindo de fonda, de jarabe artificial y aguada. O Kool-Aid. Aunque para muchos sea un té de Manzanilla que nos ayuda a limpiarnos los ojos (¿?), para otros puede ser un vaso con hielo frappé en las rocas, o lo que es lo mismo, rocas en precipicio sin punch. Pero bueno, hay quien prefiere eso que un trago diluido o adulterado. Provoca comezón en la garganta y hasta en los más prendidos, somnolencia y urticaria. Su sintomatología es clara en una forma robotizada del habla (parece uno marioneta, juguete de cuerda), sudoración excesiva y piel seca. Los bartenders más socarrones (ya no se diga ese Chente que nomás no se la pudo pasar ni con plátano), llaman a este trago el “Cuchi-cuchi mama”. Se acompaña con una tapita: Pan con lo mismo de lo que comió ayer.
Nivel de pesadez: 5 aguacates verdes.
Abstinencia
A medida que aumenta el consumo de Abstinencia aumenta también la tolerancia a sus efectos y se pasa de una dosis esporádica a una creciente, requiriendo así, cada vez más, abstenerse de cualquier cosa. El bebedor pierde el control total sobre la Abstinencia haciendo que la Abstinencia lo domine a él y sea prioritaria en su vida. Para no sentirse acusad o culpado, el bebedor comienza a volverse un tipo solitario que ve la tele, escribe poemas o novelitas, va a los bares y billares y pasea en sitios donde no es poco conocido. Lo beben los muy viejos ya cansados de tanta porquería o los muy jóvenes cansados de no verla. Para muchos radicales la única salida para que todo se resuelva es beber un trago diario de Abstinencia, o grandes cantidades de ella hasta perder el contacto con la dura realidad, el conocimiento, la dignidad, el ego, el deseo. Pero bueno, hay tragos para todos. A la Abstinencia (también llamado Me vale madres, ¿Qué es el PIB?, Tuycuantosmás, Duermevela, Tangamandapio, Tzinzunzán), le llaman también la Copa de Nada o el Trago en Blanco. Pero no hay que confundirse ya que no se trata de una copa vacía sino que lleva todo lo blanco que hay en la barra. Vodka, Tequila, Gin, Ron Blanco, Pisco, Triple Sec, Jarabe de azúcar y hielo al gusto (opcional). Es seguro es que con un par de estos cocteles todo saldrá bien para el abstencionista: se hará como si le hablara la virgen, se olvidará de las casillas tirado en el catre o en el mejor de los casos no sabrá ni por quién votar. Contraindicaciones: Puede hacer todo al revés: que el bebedor se lance a la plaza pública a gritar improperios contra la nula clase de la clase política, se proponga el mismo como candidato, se vote y se elija a sí mismo como presidente de su mundillo. Nivel de pesadez: no hay presupuesto ya para aguacates, se acabaron las ideas y las esperanzas de aguacates. []
Escritor, editor y promotor cultural. Ha publicado 8 libros, entre ellos Zopencos (2013), Yendo (2014) y Sayonara (2015). Es propietario de Hostería La Bota.