Fotos: Paul Roer

El memorial del 11 de septiembre. Entrevista con el arquitecto Michael Arad (1/2)

Tras un concurso abierto en 2003 y tras muchos años de discusión, la perspectiva de Michael Arad pasó de ser la visión personal de un arquitecto joven y poco conocido a ser parte del rediseño de uno de los lugares públicos más controvertidos y emblemáticos de este siglo.
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Hace unos meses entrevistamos al arquitecto Michael Arad sobre su diseño del memorial del once de septiembre. Un día lluvioso, en las oficinas de Arad en el sur de Manhattan, hablamos durante cerca de una hora sobre su lo que significó el once de septiembre para él y la manera en que tomó forma su diseño para conmemorar los eventos de ese día. Tras un concurso abierto en 2003 en el que participaron 5,201 proyectos y tras muchos años de discusión, la perspectiva de Arad pasó de ser la visión personal de un arquitecto joven y poco conocido a ser parte del rediseño de uno de los lugares públicos más controvertidos y emblemáticos de este siglo. Aquí compartimos algunos fragmentos de la entrevista.

Délano/Nienass: Cuando hablamos de un memorial nacional o público, muchas veces también estamos hablando de temas poderosos como la pertenencia, la inclusión y la exclusión, de quién está adentro y quién está afuera. ¿Ves reflejados estos temas en el memorial del once de septiembre?

Arad: Algo interesante es que yo mismo soy un inmigrante. Había vivido en Nueva York dos años y medio antes de los sucesos del once de septiembre. De cierta manera me sentía como un extraño en Nueva York durante ese periodo. Creo que mucha gente se siente así en la ciudad: ni turista, ni visitante, pero tampoco un miembro completamente incluído en esta sociedad. Eso podría ser algo bueno o malo, dependiendo de tu perspectiva. Cuando eres un joven profesional viviendo en la ciudad, esa separación tiene aspectos positivos. Te permite mantener cierta distancia de las cosas y disfrutar un lugar pero sin sentir las obligaciones que conlleva un verdadero sentimiento de pertenencia a una comunidad. Y para mí toda esta noción de desapego se evaporó en un instante después del once de septiembre. Creo que todos los que estaban en Nueva York en ese momento, sin importar su edad, raza, nacionalidad, estatus legal, lo que sea, todos nos sentimos unidos. Todas las interacciones normales del día a día, el “nosotros contra ellos”, la rivalidad entre este y otro grupo desapareció y había una sensación de comunidad real que surgió de manera notable de la devastación. Lo que yo vi fue un verdadero sentimiento de valentía, compasión y estoicismo.

Pocos días después de los ataques me encaminé hacia Washington Square Park y me paré ahí junto a la fuente en medio del parque. Vivía al sur de la calle 14 y todo estaba acordonado, era como una zona desmilitarizada sin vehículos, estaba completamente vacía. En ese momento era extraño vivir en una de las metrópolis más vibrantes del mundo y andar en bicicleta solo, de noche, por las calles completamente vacías. Cuando llegué a la fuente había cerca de veinte personas alrededor. Nadie hablaba, sólo había como una sensación de estar ahí juntos. Me paré ahí, al lado de un grupo de personas que no conocía. Me fui después de unos minutos sin decir nada a nadie, sin haber intercambiado una sola palabra, pero con una sensación de pertenecer a esta comunidad.

Délano/Nienass: Te convertiste en un neoyorkino.

Me convertí en neoyorkino, realmente así es. ¿En neoyorkino desde un punto de vista legal? No. Pero me convertí en neoyorkino. Y de cierta forma siento que eso es más significativo que el proceso burocrático. Es una sensación de identidad que se deriva de ser un miembro de la comunidad. Y es un vínculo muy emotivo. Para mí era difícil porque como israelita siempre pensé que yo eso era y nada más. Tuve que reinventar el mapa de quien era; no necesariamente tener que dejar ir una identidad, sino agregar otra. Y por eso propuse que el memorial para el World Trade Center fuera un lugar que creara esa oportunidad para que la gente se reuniera como comunidad. Pensé que era muy importante para mí como neoyorkino crear un espacio público democrático. Se necesitan espacios públicos para la democracia y se necesita la democracia para tener espacios públicos. Es un ciclo. Y uno fomenta al otro. Inicialmente había una preocupación de que el memorial fuera sólo eso, un sitio para la memoria, un sitio que sólo se enfocara a un evento en el pasado. Pero mi experiencia en Washington Square Park me demostró que un lugar que puede ser un espacio para la diversión en un momento, también puede ser un espacio para una reflexión sombría, un espacio emancipador, que crea una sensación de comunidad. Entonces no había una idea de que tenía que ser una cosa o la otra. Mi propuesta para el memorial era más que nada crear un espacio que fuera un lugar para la memoria pero también un lugar de juego y un lugar de trabajo, una parte viva de la ciudad, una plaza pública.

La propuesta respondió a una convocatoria para un concurso que era muy limitada. Era un conjunto de edificios, no era una plaza conmemorativa. Para mí era importante concebir este espacio como una plaza conmemorativa y tomó varios años cambiar la dirección de la reconstrucción de la zona de una serie de edificios a una plaza conmemorativa, que es lo que puede observarse ahí hoy. Y actualmente todavía no es la experiencia que concebí que sería algún día porque la construcción alrededor del memorial continúa. Las calles y las banquetas son tan integrales al diseño como la plaza conmemorativa en sí misma. Es como tener una casa sin tener la puerta de entrada; las calles serán los puntos de entrada todo alrededor del memorial. Entonces espero el día en que no tengas que reservar un boleto para entrar.  Espero el día en que veas a la gente comiendo su almuerzo o sentados con sus hijos, al lado de quienes que están ahí para visitar una vez en su vida un lugar que no sólo tiene un significado nacional sino global.

 

 

 

 

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es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.


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