Dionisio Ridruejo

El poeta rescatado

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El 3 de diciembre de 1935 el madrileรฑo cafรฉ La Cueva del Orkompon albergรณ un peculiar encuentro. Allรญ, convocados por Josรฉ Antonio Primo de Rivera, se reunieron entre otros Josรฉ Marรญa Alfaro, Agustรญn de Foxรก, Dionisio Ridruejo, Agustรญn Aznar, Jacinto Miquelarena y Rafael Sรกnchez Mazas, la llamada “escuadra de poetas” de Falange. Tambiรฉn estaba, por supuesto, Josรฉ Antonio. El objetivo era conseguir un himno para el partido; la mรบsica ya estaba escrita por Juan Tellerรญa, solo faltaba la letra. Tras repartirse las estrofas para aligerar el trabajo, salieron con lo que serรญa una de las canciones mรกs cantadas en Espaรฑa durante los siguientes cuarenta aรฑos, el “Cara al sol”. Ridruejo, que con apenas veintitrรฉs aรฑos era el mรกs joven, aportรณ los dos versos que abrรญan la tercera estrofa: “Volverรกn banderas victoriosas / al paso alegre de la paz.”

Ese joven poeta habrรญa cumplido cien aรฑos el pasado 12 de octubre. Su figura, un tanto oscurecida durante aรฑos porque su temprana muerte impidiรณ que viviera la Transiciรณn, ha sido recuperada en los รบltimos aรฑos con varios seminarios y un puรฑado de libros y documentales.[1] Este otoรฑo, una serie de actos, en el Ateneo de Madrid, en Casa de Amรฉrica, incluso en Sevilla, le han rendido homenaje. Pero mรกs allรก del calendario, ahora, cuando arrecian las voces crรญticas hacia la democracia que รฉl tanto luchรณ por construir y que no llegรณ a ver, su figura, ese comportamiento que Umbral definiรณ como un ejemplo de coherencia moral e incoherencia vital, quizรก pueda arrojar algo de luz sobre los cimientos de nuestro presente y subrayar el innegable parteaguas que supone la Transiciรณn y la Constituciรณn de 1978.

La fulgurante carrera polรญtica de Ridruejo en Falange se concentra en apenas ocho aรฑos, desde que se afilia en 1933 hasta que se alista en la Divisiรณn Azul en junio de 1941, con la esperanza de poder luchar por una revoluciรณn que veรญa cada vez mรกs difรญcil en Espaรฑa. Entre medias, un ascenso meteรณrico que le llevรณ a ocupar la direcciรณn nacional de propaganda durante la guerra y una desilusiรณn casi tan rรกpida al ver cรณmo la evoluciรณn del rรฉgimen que habรญa contribuido a instaurar se alejaba de su ideal programa revolucionario (un programa que en todo caso calificรณ aรฑos mรกs tarde de “insensato, insuficiente y desorientado”) y rechazaba sus tรญmidos esfuerzos de apertura intelectual (los folletos en catalรกn preparados para la entrada en Barcelona, la revista Escorialo la recuperaciรณn de Antonio Machado, por ejemplo). Como dirรญa en defensa de la revoluciรณn nacional sindicalista en su รบltimo gran mitin como jerarca del rรฉgimen, en Valencia en abril de 1940 ante doscientas mil personas, “si esto se frustra o se detiene, solo nosotros tendremos la culpa”. Una vez quedรณ clara esa frustraciรณn, asume la culpa y marcha a Rusia, empujado por tres motivos principales: lo que รฉl llamarรญa “decoro personal”, que no es sino la necesidad de combatir en persona para que no se le pudiera recriminar su papel en la Guerra Civil (en la que Franco le eximiรณ de luchar), el deseo de tomar distancia por motivos personales y polรญticos, y su creciente antifranquismo.

La vuelta de Rusia marcรณ su ruptura definitiva con la dictadura, tras una cรฉlebre carta a Franco en la que llegรณ a decir que “el rรฉgimen se hunde como empresa aunque se sostenga como tinglado”. A raรญz de esa misiva se vio confinado, en Ronda primero y mรกs tarde en San Cugat del Vallรฉs. Publicรณ libros de poesรญa y artรญculos en diarios dirigidos por antiguos amigos como Arriba, Solidaridad Nacional o Informaciones. Pero es su paso por Roma como corresponsal de la agencia Pyresa lo que le muestra la vida en democracia y probablemente cambia su perspectiva definitivamente. Desde ese momento empezรณ a trabajar en esa direcciรณn, primero desde dentro, con aperturistas y amigos como Ruiz Gimรฉnez o Fernรกndez Cuesta en el gobierno y Tovar y Laรญn como rectores de Salamanca y Madrid, que caerรญan fulminados por Franco tras los incidentes universitarios de 1956. Para entonces ya habรญa tenido los primeros contactos con la incipiente oposiciรณn interior, tanto los comunistas Pradera, Mรบgica, Tamames y Semprรบn como el resto de fuerzas activas, y en esa oposiciรณn se instala, hasta el punto de fundar un partido: el Partido Social de Acciรณn Democrรกtica.

Participรณ en el “Contubernio de Mรบnich” de 1962, lo que le costรณ pasar dos aรฑos en el exilio. Su actividad fue incesante desde entonces, en conspiraciones condenadas de antemano, revistas de existencia fugaz y artรญculos saldados con multas y citaciones. Su ejemplo cรญvico, su valor y su integridad siguen resultando emocionantes para quienes le conocieron. Como dijo en una entrevista, la vocaciรณn polรญtica para รฉl consistรญa en conciencia civil activa, en sentirse solidario con su paรญs y sus problemas, y eso lo poseรญa de manera indeclinable, y era incapaz de abstenerse. En gran parte porque tenรญa presente su papel en “la usurpaciรณn de la soberanรญa popular por una oligarquรญa abominable” y se sentรญa obligado a trabajar para repararlo.

Su muerte impidiรณ que viera cรณmo ese paรญs por el que tanto habรญa luchado contradecรญa todos los pronรณsticos y lograba cimentar una democracia sรณlida y afianzar las libertades. ร‰l, que habรญa contribuido como el que mรกs a desmentir la frase de Gil de Biedma de que la historia de Espaรฑa es la mรกs triste porque termina mal, no llegรณ a la orilla. Pero demostrรณ que se podรญa enmendar un error y corregir una trayectoria; que en polรญtica, incluso en las circunstancias mรกs adversas, hay espacio para el coraje y para los principios. Que no conviene dejarse llevar por el ardoroso entusiasmo juvenil. Que no se debe condenar a la gente por el lugar de dรณnde viene sin tener en cuenta a dรณnde quiere ir. Que merece la pena el compromiso cรญvico por condenado que parezca de antemano. En sus memorias habla de la necesidad de cancelar la Guerra Civil y del deber de dar a todos los espaรฑoles las esperanzas de un porvenir comรบn. En eso seguimos, pero como รฉl serรญa el primero en afirmar, negar que hemos avanzado serรญa una maliciosa necedad. ~



[1]Cabe destacar la reediciรณn de Casi unas memorias (Penรญnsula, 2012) y Escrito en Espaรฑa (Centro de Estudios Constitucionales, 2008), el documental producido por la SECC y dirigido por Jorge Martรญnez Reverte La forja de un demรณcrata y el libro de Jordi Gracia La vida rescatada de Dionisio Ridruejo (Anagrama, 2008).

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Miguel Aguilar (Madrid, 1976) es director editorial de Debate, Taurus y Literatura Random House.


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