El SNI

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Hace muchos aรฑos publiquรฉ en La Jornada Semanal (cuando dirigรญa ese suplemento mi amigo Juan Villoro) un par de artรญculos sobre el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que era objeto de muchas discusiones entonces. Me encontrรฉ uno de tales artรญculos porque ando de mudanza y removiendo cosas viejas. Igual todavรญa hay algo en รฉl que puede tener pertinencia y por eso lo reproduzco. (Aclaro, por cierto, que finalmente aceptรฉ presentar el examen de doctorado y que lo pasรฉ.) El artรญculo decรญa:

Cada aรฑo me llega una carta del Sistema Nacional de Investigadores en la que se me recomienda 1) que haga un doctorado, 2) que dirija mรกs tesis y 3) que publique en “revistas internacionales con arbitraje”.

Quiero compartir mis opiniones al respecto para colaborar a la discusiรณn actual y porque hay personas en casos parecidos. Aclaro que pertenecen a mi experiencia como investigador de literatura y como maestro de la Facultad de Filosofรญa y Letras.

1) Tener doctorado. El reglamento del SNI seรฑala que en el caso de un investigador “con trayectoria de excelencia” se podrรก obviar el requisito del doctorado. Tal fue mi caso, pues me han ascendido sin doctorado. Cada vez que ese requisito se “obvia” (al ingresar, al ascender de nivel) se acepta de hecho que la “trayectoria de excelencia” equivale a un doctorado. Pero la recomendaciรณn lo niega anualmente: nadie le pide a los doctores que se doctoren mรกs, pero sรญ a los “excelentes” que se “excelenticen” mรกs, haciรฉndose de un doctorado. Se infiere que lograr un doctorado (que toma un par de aรฑos y una tesis) equivale a tener una “trayectoria de excelencia”, que toma toda una vida y muchos libros. El SNI cuenta con emรฉritos que carecen hasta de licenciatura y no les pide que se “emeriticen” mรกs. En tanto que es mรกs difรญcil tener una “trayectoria de excelencia” que lograr un doctorado, las cartas del SNI no deberรญan decir “Sr. Excelente: haga usted un doctorado”, sino mรกs bien “Sr. Doctorado: hรกgase usted excelente”, pues el doctorado no es criterio para calificar la excelencia: hay doctores excelentes y hay excelentes que no son doctores, pero hay muchos doctores que no son excelentes.

2) Dirigir tesis. En los รบltimos aรฑos se habrรกn presentado treinta tesis sobre temas de poesรญa mexicana que conozco bien y sobre los que he publicado libros. Sรณlo he sido sinodal una vez y reprobรฉ al candidato. Pasรณ por mayorรญa de votos, pero me hice de una fama que me puso a dormir como sinodal.

Hay profesores muy amables que son sinodales dos veces al mes, dirigen diez tesis y tutoran veinte al mismo tiempo (entre ellas las de sus amigos o las de las esposas de sus amigos). Es mรกs fรกcil que investigar. Esto se llama “formar personal acadรฉmico” (a fuerza de deformarlo). En otros paรญses, el director de tesis se sienta junto al candidato frente a los sinodales y si el candidato reprueba, el director de tesis reprueba tambiรฉn. Aquรญ, el director de la tesis es el presidente del jurado (no sรณlo es juez y parte, sino jefe de los jueces) y rige su criterio con una ley no escrita que dice: โ€œnadie reprueba un examen profesionalโ€. Asรญ pues, se trata de que haya doctores, no excelencia. En la Facultad hay un mecanismo increรญble: son los alumnos quienes eligen a los tutores y a los sinodales. Sรฉ del director de un Instituto (el mรญo) que se iba a doctorar: eligiรณ como sus sinodales a sus subordinados. Le dieron menciรณn.

Un especialista en Quevedo puede tutorar una tesis sobre Josรฉ Agustรญn. La norma aceptada por muchos dice que hay que elegir sinodales que no conocen el tema, y no elegir directores de tesis o tutores que lo conozcan demasiado. Asรญ, el director de tesis junta puntos, el tutor junta puntos y los sinodales juntan puntos (la tesis junta polvo). El SNI no puede exigir al investigador puntos por actividades que dependen del capricho de los alumnos, no de la voluntad suya. Cuando la Facultad diga que tal tesis requiere a tal tutor o sinodal, que ha demostrado conocer el tema, ganarรฉ puntos. Quizรก haya menos doctores, pero habrรก mรกs excelencia.

3) Revistas internacionales. La exigencia de publicar en “revistas internacionales con arbitraje” es muy curiosa y a mi entender sรณlo vale para las ciencias duras. Una revista dedicada a las letras no es de calidad sรณlo por ser internacional. La Chatanooga Hispanic Review es internacional desde el punto de vista del SNI, pero provinciana desde cualquier otro. El arbitraje no indica nada. En cualquier congreso o coloquio, luego de cantar “Cielito lindo” en la clausura y brindar por el EZLN, uno recibe cinco invitaciones de revistas de esas. Regreso, leo un cuento de Pedro Pรณmez lleno de lugares comunes sobre nuestra identidad en crisis, redacto veinte cuartillas de lugares comunes sobre los lugares comunes de Pedro Pรณmez, las titulo “รntima garita: identidad en un cuento de Pedro Pรณmez” y sรฉ que se publica. Por si fuera poco, ademรกs de ganar puntos por la publicaciรณn arbitrada internacional, gano los que me dan otros doctores por citarme en otros artรญculos con mรกs lugares comunes.

En muchos casos, publicar en esas revistas supone la sujeciรณn a necesidades y modas acadรฉmicas, mรกs bien sociales que literarias (gรฉneros sexuales, etnias, raza, identidad, etcรฉtera). A la academia literaria “hispanista” le gusta poner en relieve su “correcciรณn polรญtica”, al contrario de la cientรญfica, toda vez que la identidad del hidrรณgeno, los amperes y el esรณfago no estรก en crisis. Basta asomarse a los planes de “estudios hispรกnicos” de las universidades forรกneas (y ya algunas mexicanas) para saber que la poesรญa mexicana no existe y la narrativa se reduce a la de Pedro Pรณmez o a la de Linda Amoroso. Esto me parecerรญa muy bien si a ese omnipotente aparato acadรฉmico le pareciera a su vez muy bien que yo prefiera la poesรญa de Josรฉ Gorostiza. Pero para el SNI esa dicta(mina)dura y su nuevo Best Western Canon debe interesarme mรกs que la atenciรณn de los lectores de Vuelta o de otras revistas, inferiores porque sรณlo son internacionales desde el punto de vista de Chatanooga y no tienen “arbitraje”.

De ese modo, yo valgo lo que el รกrbitro John Menchaca de la University of Maine dice que valgo, no lo que mis pares dicen en Mรฉxico, porque mis pares sรณlo son mis pares, no mis รกrbitros. Y como esas revistas no las lee la โ€œcomunidad acadรฉmicaโ€, nadie cita mi artรญculo y no gano puntos. La insistencia por parte del SNI en que yo no escriba sobre Gorostiza en Vuelta, sino de Pedro Pรณmez en la Chatanooga Hispanic Review, constriรฑe mi libertad para investigar temas hacia los que mi “excelencia” me conduce, porque desea ser mรกs excelente, y me orilla en cambio a cambiar mi excelencia por puntos que suponen mi sometimiento a las modas y discursos del Llanero Literario hispanista. El รกrbitro forรกneo decide de ese modo si valgo para รฉl lo que mi excelencia vale para los mรญos. El SNI se creรณ para, a cambio de un sobresueldo condicionado a la productividad, detener la fuga de cerebros de aquรญ hacia allรก. Pero si se quedan aquรญ, para que su productividad valga aquรญ, debe parecerse a lo que dicen allรก y, sobre todo, publicarse allรก. ยฟEntonces?

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Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.


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