El moderno tren que recorre media Espaรฑa para depositar al viajero en la estaciรณn de Hendaya es un sรญmbolo indiscutible de la historia de รฉxito protagonizada por los espaรฑoles desde la muerte de Franco. El incremento de prosperidad y libertad ha sido imparable, incluso en plena crisis econรณmica hemos visto cรณmo desaparecรญa una de las รบltimas lacras del pasado: el terrorismo etarra. Sin embargo, quizรก para matizar esa historia, quizรก para evitar el olvido apresurado de tiempos aun cercanos, la calle de la estaciรณn se sigue llamando la Rue des Deportรฉs. No es difรญcil imaginar por quรฉ.
A pocos kilรณmetros se alza la preciosa iglesia de San Martรญn de Biriatou. Detrรกs de la iglesia, un cementerio en pendiente, que desciende abruptamente hacia el Bidasoa. Al otro lado del rรญo, casi al alcance de la mano, Espaรฑa. Desde Biriatou, desde una terraza cercana al cementerio, Jorge Semprรบn vio Espaรฑa como exiliado por primera vez, a finales de agosto de 1939. Su tumultuosa vida, como resistente antinazi, deportado en Buchenwald, militante comunista, agente clandestino en la Espaรฑa de Franco, escritor, guionista, ministro socialista, le llevarรญa muchas mรกs veces allรญ, y veinte aรฑos antes de morir, en recuerdo de esa primera visita, dejรณ escrito en Adiรณs luz de veranos que era en ese cementerio donde querรญa ser enterrado, un “lugar fronterizo, patria posible de los apรกtridas, entre los dos รกmbitos a los que pertenezco”, Espaรฑa y Francia. (Decรญa Fรฉlix Romeo que la tragedia de Espaรฑa se resumรญa en que Semprรบn fuera considerado un intelectual francรฉs.) Tras su muerte, el 7 de junio de 2011, su cuerpo realmente yace en Garentreville, cerca de Parรญs, pero ese deseo (“J’aurais dรฉsire que mon corps fรปt enterrรฉ a Biriatou”) y su rostro componen la lรกpida de Eduardo Arroyo que, colgada en una terraza del pueblito vascofrancรฉs, contempla Espaรฑa desde el pasado 26 de noviembre.
Ese dรญa, bajo un sol impropio de la fecha, se homenajeรณ la memoria de Semprรบn, pero inevitablemente a buena parte de los casi doscientos asistentes les asediaba otro nombre, el de Javier Pradera, fallecido apenas cinco dรญas antes y uno de los promotores del acto. Pradera y Semprรบn fueron amigos desde principios de los aรฑos cincuenta. Compaรฑeros de militancia clandestina comunista, que abandonaron al tiempo (uno expulsado, el otro en solidaridad), sus biografรญas se entrecruzan a lo largo de casi sesenta aรฑos. Y para explicar que a la calle de los deportados de Hendaya lleguen ahora trenes cargados de turistas gastronรณmicos, y que por no haber no haya ni frontera, resulta fundamental el ejemplo y el trabajo de los dos: el puente que supone Semprรบn con la Repรบblica y con el exilio, con una Espaรฑa que pudo ser y no fue, su empeรฑo en luchar por la libertad del paรญs donde naciรณ y su conciencia europeรญsta; la evoluciรณn de Pradera, hijo y nieto de fusilados por los republicanos, pata negra del rรฉgimen, que decide echar su suerte con los vencidos, o lo que es mรกs, trascender la victoria y la derrota para poder hablar en nombre de vencedores y vencidos, superar la guerra y plantar la semilla de la reconciliaciรณn y la democracia.
Debe ser curioso para el hispanista pelirrojo de Iowa la admiraciรณn que despierta la generaciรณn que hizo la Guerra Civil, cuyos errores, comprensibles o no, perdonables o no, evitables o no, condujeron al enfrentamiento descarnado y a una masacre horripilante. En cambio, la generaciรณn que hizo la transiciรณn, sin duda culpable de errores tan o mรกs abundantes que la precedente, logrรณ el entendimiento, la concordia y un periodo de paz y prosperidad sin igual. Para no cosechar en la actualidad mรกs que un fuerte desdรฉn y ser considerada la fuente de todos los males que en la actualidad padecemos. Quizรก el pรฉndulo estรฉ por iniciar un recorrido de vuelta, y empecemos a apreciar ser hijos de la transiciรณn mรกs que nietos de la Guerra Civil. Ojalรก, porque el pacto mancha menos que la violencia aunque no tenga tanto prestigio, y a menudo es mรกs noble y mรกs valiente.
Pero a Pradera no solo cabe agradecerle su temprano activismo polรญtico y esa contribuciรณn a superar la guerra. Expulsado del cuerpo jurรญdico del Ejรฉrcito del Aire, se refugiรณ en el mundo editorial, para beneficio de todos los lectores de Espaรฑa. Su labor en Fondo de Cultura Econรณmica, en Siglo XXI y sobre todo en Alianza Editorial fue fundamental para abrir el paรญs al pensamiento y a la literatura contemporรกneas gracias a la ediciรณn cuidada y asequible de obras clave. El catรกlogo de “El libro de bolsillo” sigue siendo hoy asombroso; en el momento en que apareciรณ, era inimaginable. A mitad de camino entre activista y editor, su papel como jefe de opiniรณn y editorialista en El Paรญs desde su fundaciรณn hasta 1986, y como columnista hasta su muerte, le convirtieron en una de las plumas esenciales de la transiciรณn y luego de la democracia. Con la fundaciรณn de Claves de Razรณn Prรกctica acogiรณ y alentรณ el pensamiento en espaรฑol y la difusiรณn de los debates de ideas mรกs importantes.
Amante del fรบtbol, de la conversaciรณn y de la amistad, maestro de la ironรญa y de la anรฉcdota bien contada, generoso con sus saberes y sus afectos, exigente con sus interlocutores, presto con el consejo sabio que nunca imponรญa, dueรฑo de la llave a un mundo donde la รบnica jerarquรญa era la de la inteligencia y el conocimiento de la materia propia, intolerante con la estupidez y la mala fe, Pradera es un ejemplo imborrable de que no cabe confundir solemnidad ni envaramiento, ni astucia, ni cinismo con inteligencia. El brillante sol de Biriatou parecรญa subrayarlo, mientras Carmen Claudรญn aludรญa al trรญo que formaban su padre, Fernando Claudรญn, conocedor de la perversiรณn del modelo soviรฉtico, Semprรบn, que habรญa pasado por la terrible experiencia de los campos nazis, y Pradera, que tenรญa la experiencia directa de la nueva Espaรฑa, y cรณmo los tres lo habรญan superado con humor, rigor e inteligencia. Por eso estaba segura que su padre y Pradera hubieran aceptado gustosos ser recordados como pidiรณ Semprรบn, como un rotspanier, un rojo espaรฑol. Y una aspiraciรณn similar, a un modelo de conducta personal, lejos de cualquier adscripciรณn polรญtica, recorriรณ el pรบblico. En la lรกpida, el rostro de Semprรบn sonreรญa. ~
Miguel Aguilar (Madrid, 1976) es director editorial de Debate, Taurus y Literatura Random House.