La experiencia de caer se vive desde la infancia y se observa en los demĆ”s. En la familia, entre los amigos y compaƱeros, no es raro que alguien sufra caĆdas desagradables o que lleven al hospital, cuando no a la tumba. Pueden verse en la calle, en los deportes, en la televisiĆ³n. Parecen accidentes personales que hay que librar con precauciones, habilidad y buena suerte. Hasta pueden dar risa. Pero son tambiĆ©n epidemias auspiciadas por el entorno: un problema de salud pĆŗblica.
La arquitectura, las calles, las escaleras, los vehĆculos, los tacones, los patines, los pisos resbalosos, los muebles, los aparatos, la oscuridad, los anteojos bifocales, ciertos medicamentos, las bebidas alcohĆ³licas, las drogas, las muletas, los ventarrones, la insolaciĆ³n, un claxon que asusta, un anuncio espectacular que distrae, un perro que se atraviesa, un cable caĆdo y mil cosas mĆ”s propician resbalones, tropiezos y traspiĆ©s.
Falta diseƱo preventivo. Falta mantenimiento de los lugares de paso. Faltan seƱales y letreros precautorios. Faltan estadĆsticas pormenorizadas y estimaciones del costo personal y social de las caĆdas accidentales. Falta conciencia de la gravedad del problema.
Como hay poca contabilidad, se hacen estimaciones. La OrganizaciĆ³n Mundial de la Salud ("CaĆdas", Nota descriptiva 344, octubre 2012) estima que en el mundo se producen 37.3 millones de caĆdas al aƱo que requieren atenciĆ³n mĆ©dica (cien mil diarias), con un costo promedio (para el sistema de salud) de mil dĆ³lares en Australia y mĆ”s del triple en Finlandia. Por las caĆdas mueren 424,000 personas al aƱo (mĆ”s de mil diarias). Las muertes se concentran en los paĆses de medianos o menores ingresos y en la poblaciĆ³n de mayor edad.
Seguramente la SecretarĆa de Salud contribuyĆ³ a las cifras mundiales con estimaciones para MĆ©xico pero no las publica porque carece de un sistema que registre el nĆŗmero, lugar y causa de las caĆdas accidentales, su morbilidad, mortalidad y costo.
Del concepto general de accidentes, lo que mejor se contabiliza son los accidentes de trĆ”nsito. Hay estadĆsticas de accidentes urbanos y accidentes carreteros. SegĆŗn el Anuario EstadĆstico de los Estados Unidos Mexicanos del INEGI, en 2010 sumaron casi mil diarios, con al menos 29 muertos y 336 lesionados. Hubo ademĆ”s 75 muertos diarios en otros accidentes que no desglosa. AhĆ han de estar los muertos por caĆdas accidentales.
La falta de mantenimiento de las calles y carreteras contribuye al desastre. Las autoridades lo descuidan porque los baches tapados no son inaugurables como los segundos pisos y las nuevas vĆas. Como si fuera poco, los daƱos corren por cuenta de los ciudadanos, que no son indemnizados, mientras que atender baches le resta fondos a los proyectos lucidores. Hay que crearles costos polĆticos para que los tomen en serio. SegĆŗn el director general de Proyectos Especiales de la SecretarĆa de Obras y Servicios del Gobierno del Distrito Federal, "entre todas las delegaciones se destinan menos de 400 millones de pesos para atender las vialidades secundarias; que, en su mayor parte, desde su construcciĆ³n, no han recibido mantenimiento" (Reforma, 24 de octubre 2012).
Sexenios van y sexenios vienen, pero las calles siguen llenas de baches. Y tambiĆ©n las aceras, aunque los baches peatonales son todavĆa mĆ”s ignorados: no generan noticias, estadĆsticas ni estimaciones de los costos que provocan. Algo se avanzĆ³ con las rampas de las esquinas para cruzar la calle en silla de ruedas, pero las aceras siguen llenas de rampas transversales (accesos de la calle a las cocheras) que son trampas para el peatĆ³n, porque desnivelan el paso. Pese al Manual tĆ©cnico de accesibilidad del Distrito Federal (2007), las aceras no tienen pavimento continuo y antiderrapantes. Hay tramos de concreto fragmentados por un Ć”rbol, excavaciones que se hicieron para obras que no taparon bien o no taparon y registros desnivelados. En las calles mismas, las coladeras destapadas y las obras inconclusas no sĆ³lo daƱan a los automĆ³viles, sino a los peatones. Para conducir una silla de ruedas o una carriola de niƱos hacen falta levantadores de pesas que puedan solivianarlas al llegar a puntos intransitables.
SegĆŗn el National Trauma Registry de CanadĆ”, el 85% de las personas de edad (65 aƱos o mĆ”s) hospitalizadas por traumatismos se lesionaron por caĆdas (www.cihi.ca). SegĆŗn el National Center for Injury Prevention and Control de los Estados Unidos, entre las personas de edad: las caĆdas son la principal causa de hospitalizaciĆ³n y muerte por lesiones, el 95% de las fracturas de cadera se originan por caĆdas y cada aƱo cae la tercera parte de la poblaciĆ³n (older adult falls, http://www.cdc.gov/injury). TambiĆ©n los niƱos caen, pero se recuperan mĆ”s pronto. En los ancianos, la recuperaciĆ³n tarda meses y produce depresiones postraumĆ”ticas: tienden a culpabilizarse y recluirse.
TambiĆ©n hay caĆdas fuera de la calle que deben evitarse, tomando precauciones en los baƱos (por lo general carentes de barras de seguridad), en las escaleras (obstruidas o sin barandales adecuados), en los pasillos (sin luz), en los balcones y ventanas. Hay buenas recomendaciones en los libros How to avoid falling de Eric Fredrikson y How to prevent falls de Betty Perkins-Carpenter, desde buenos hĆ”bitos (la postura erecta, no usar escaleras sin una mano asida al barandal, mantener despejados los lugares de paso) y ejercicios para fortalecer el equilibrio corporal hasta adaptaciones (alumbrado, listones antiderrapantes, barras). Hay artĆculos en http://www.wikihow.com como "How to fall proof your home", "How to prevent stairway accidents", "How to fall safely". TambiĆ©n videos en YouTube bajo "stairway accidents" y "fall safely", donde hay incluso comerciales de abogados especializados en demandar a los propietarios de escaleras que producen accidentes. OjalĆ” los hubiera en MĆ©xico, especializados en demandar a las autoridades responsables de los puentes peatonales con pasamanos de grandes tubos cuadrados que no permiten agarrarse, de las calles y aceras oscuras, sin seƱales y llenas de baches.
Algunos ciudadanos responsables ponen por su cuenta banderolas de alerta en los baches peligrosos. Otros, aprovechando los mapas de Google, han empezado a crear portales colaborativos donde se mapean los baches con foto, lugar exacto, fecha y gestiones inĆŗtiles realizadas, para avergonzar a las autoridades (ejemplos en Google: "google maps" baches). Pueden servir tambiĆ©n para organizar acciones legales.
(Reforma, 27 enero 2013)
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.