La relevancia de una exposición dedicada a Vicente Rojo (Barcelona, 1932) en un recinto como el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), de la UNAM, estriba en un ejercicio de reconstrucción histórica. Un ejercicio de reconstrucción que por un lado, se aparta de las revisiones historiográficas monumentales en donde Rojo había sido recuperado parcialmente, en particular, por sus colaboraciones con diferentes movimientos de ruptura (La era de la discrepancia y, más reciente, Desafío a la estabilidad), y por el otro, sostiene su planteamiento curatorial sobre una negociación tensa entre los dos polos de su creación artística: la pintura y el diseño tipográfico-editorial. Ya en una entrevista en 1969, Rojo explicaba que aunque se trataba de dos caminos que corrían en paralelo a su producción, “en realidad van en direcciones opuestas: la parte editorial la proyecto hacia fuera de míy la parte pictórica cada vez más hacia dentro.” Tal contradicción es recuperada a partir de una de las piezas del acervo del MUAC —Artefacto (1968)—que, de hecho, abre la muestra con un gesto discreto de reconstrucción museográfica: ésta fue exhibida en la Galería Juan Martín dentro de la exposición Señales en Nueva York (1969). Mientras que para Juan García Ponce Artefacto anticipó el proceso analítico-modernista de la serie Negaciones al mostrarse como un “objeto sin uso, cuya característica es la gratuidad y que no quiere más que mostrarse a símismo” (en Las formas de la imaginación), para Cuauhtémoc Medina —curador, junto con Amanda de la Garza, de esta muestra—Artefacto es una “obra que sirve como gozne de sus diversos campos de producción” (en La era de la discrepancia). En un sofisticado trampantojo, un artefacto presentado como un exhibidor de libros de bolsillo contiene, en realidad, un conjunto de pequeños cuadros pintados, produciendo con ello una subversión sobre la funcionalidad del objeto y un cuestionamiento sobre el vínculo, con frecuencia controvertido, entre pintura y diseño, entre objeto estético y artefacto industrial. Esta pieza constituye el detonador de una serie de problemáticas que Rojo enfrentóen uno de sus periodos más experimentales dentro de la gestación del arte contemporáneo en México y que esta muestra recoge de manera elocuente a través de las diferentes colaboraciones con poetas y escritores (José Emilio Pacheco, José-Miguel Ullán, Bárbara Jacobs, entre otros). Destacan, dentro de la primera sala, los Discos visuales y Marcel Duchamp: libro maleta (Ediciones Era, 1968), ambas colaboraciones con Octavio Paz; piezas únicas en donde el poema-acordeón publicado en 1966 —Blanco—y la caja de cartón con réplicas en miniaturas de Duchamp (1935-1940) son reinterpretados a partir de un lenguaje proveniente del diseño objetual y gráfico.
Escrito/Pintado no se contenta con ser ni una revisión a las colaboraciones de Rojo con determinados escritores y tampoco la confirmación de las migraciones que habitan en algunos artistas tanto modernos como contemporáneos (escritores que pintan, artistas visuales que escriben). Hay un claro intento por sostener, curatorial y museográficamente, esa suerte de esquizia creativa descrita por él mismo (“el diseño lo exteriorizo, la pintura la interiorizo”) a través de la construcción de un dispositivo que integra un complejo atlas de objetos, libros, escrituras, pinturas, esculturas, afiches e imágenes de diversa índole. En este sentido, la ambición de esta muestra que se gestódesde hace más de dos años, no reside tanto en su monumentalidad como en el apunte concreto que se hace en una de las cédulas de sus piezas más recientes: “una pintura que señala su deuda con la literatura sin querer imitarla”. En este no-querer imitar y a su vez encauzar su potencialidad desde la escritura, se genera una torsión que ha perseguido a Rojo hasta su creación más reciente: pintar escritura sin palabras o, como bien lo expresó Federico Álvarez, rizar el rizo, esto es, complejizar el tránsito donde la palabra quiere ser imagen y la pintura colapsa tal emergencia a través de su materialidad. Si, como afirma el MUAC, esta muestra “busca contribuir a formar una cultura artística informada sobre la genealogía del arte contemporáneo en México”, lo logra desde un planteamiento curatorial que se separa del homenaje sentimental, de la muestra antológica y de la revisión historiográfica lineal, para poner sobre la mesa de discusión los aportes de un artista que ha sostenido su práctica creativa a través de un diálogo impetuoso entre la literatura, el diseño y la pintura.
Vicente Rojo. Escrito/Pintado, estará abierta hasta el 20 de septiembre de 2015 en el Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC.
(Puebla, 1979) es investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y ensayista. Ha publicado los libros Literatura velada. Juan García Ponce en Crónica de la intervención (2007) y Docufricción. Prácticas artísticas en un México convulso (2018).