Fábulas de sopa

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Con perdón de Thurber, de Monterroso, de…

 

¿Quién le pone el cascabel al gato?

Los ratones hicieron una asamblea popular porque estaban hartos de que el pinchi gato se los comiera. Dijeron discursos y crearon un Frente Revolucionario y gritaron “Los ratones unidos jamás serán vencidos”, etcétera. Luego, un ratón astuto propuso ponerle un cascabel al gato para saber si se acercaba. Todos lo ovacionaron. Pero otro ratón con fama de sabio dijo: “¿Y quién va a ser el guapo que le ponga el cascabel al gato?” Los ratones se deprimieron mucho al percatarse de que no existía ese guapo, así que agarraron al ratón con fama de sabio y lo lincharon y a la chingada. Moraleja: si eres ratón no seas sabio.

 

La hormiga y la cigarra

Andaba la cigarra echando desmadre cuando pasó junto a ella una hormiga cargando un elote. “Vente a echar desmadre”, le dijo la cigarra, “¿a dónde llevas ese pinchi elote?” “Es que me preparo para el invierno”, contestó la hormiga, “y tú deberías hacer lo propio”. Y la cigarra dijo: “El invierno me vale.” Cuando llegó el invierno, la cigarra invadió el hormiguero, se madreó a las hormigas, les expropió los elotes y se pasó el invierno echando desmadre. Moraleja: hay que aumentar la producción de hormigas.

 

Las ranas que querían un rey

Las ranas vivían en su pantano atascándose de mosquitos y eructando y cogiendo y cantando: “¡Ay, no hay pantano como el pantano mío!” Un día, unas ranas con visión de futuro dijeron que necesitaban un Gran Líder que refundara el pantano. Entonces le pidieron a la Virgen de Guadalupe que se los mandara, y la Virgen les aventó un tronco que cayó en medio del pantano. Las ranas se impresionaron, pero luego se dieron cuenta de que el Gran Líder sólo era un pinchi tronco y dijeron: “Éjele.” Las ranas fueron a presentarle un recurso de inconformidad a la Virgen. Entonces la Virgen mandó una garza con visión de futuro que se comió a todas las ranas, empezando por las que tenían visión de futuro. Moraleja: la Virgen de Guadalupe no entiende el futuro.

 

La lechera y su cántaro

Una señorita compró leche en el establo y llenó su cántaro y fue a venderlo al mercado. “Con lo que me den por la leche compro una gallinita que pondrá huevos; con lo que me den por los huevos compro un marranito; con la venta del marranito compro una pistola y secuestro al dueño del establo; con el rescate compro un AK-47 y asalto el banco; con lo que robe en el banco compro droga y la exporto a California, y seré muy rica y me harán un corrido y me compro un cuadro de  Siqueiros.” Y así le hizo y es feliz. Moraleja: los cuadros de Orozco tienen más plusvalía.

 

La burra, el borrego y el león

La burra que era la lideresa del sindicato de burros y el borrego que era el jefe de su rebaño hicieron un pacto de protección mutua. Un día que andaban organizando unas elecciones se toparon con el león. Cuando iba a atacarlos, la burra propuso una moción de orden y le dijo en secreto al león: “Te entrego al borrego y apoyo tu candidatura a rey.” “Juega”, rugió el león. Entonces la burra le dijo al borrego que se escondiera en un pozo, y luego llevó al león al pozo y le dijo: “Órale mi león.” El león se echó al pozo y, mientras se comía al borrego, la burra fue por su sindicato y taparon el pozo y se proclamó reina. Moraleja: hay que ingresar al sindicato.

 

El zorro y el erizo

Un zorro iba cruzando el río abrumado por la injusticia y la violencia y el neoliberalismo cuando lo arrastró la corriente y lo aventó contra las piedras. Pero sobrevivió y logró salir del río, golpeado y lleno de raspones y con una pata rota. Y entonces se enteró de que su hijo era nini, de que se inundó su colonia y de que no se sacó la lotería. Y cuando estaba en eso llegó una nube de mosquitos legisladores a chuparle la sangre. Un asco. En eso pasó un erizo que se conmovió y se puso a espantar a los mosquitos. El zorro le pidió que no lo hiciera y el erizo le preguntó por qué. “Porque estos pinchis mosquitos legisladores ya casi se sacian, y si los espantas tomarán su sitio unos más hambrientos.” Moraleja: no cruces ríos.

 

La zorra y la democracia

Un día iba una zorra paseándose por el bosque cuando vio una democracia colgando de una rama. “¡Ah, qué rica se ve esa pinchi democracia!”, dijo la zorra, “justo lo que necesito para apagar mi sed de justicia”. Entonces brincó para alcanzar la democracia y no la alcanzó. Entonces creó el Instituto Federal Democrático (IFD) y se trepó a él, pero siguió sin alcanzarla. Y luego creó el Tribunal Federal Democrático (TFD) y lo puso arriba del IFD y no alcanzó tampoco. Entonces creó la Comisión de Procedimientos Democráticos (CPD) y la puso encima del IFD y del TFD, pero siguió sin alcanzarla y, en fin, que hasta la fecha ahí sigue la pinchi zorra brinque y brinque. Moraleja: no hay moraleja. ~

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Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.


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