Fotografías de José Ángel Rodríguez

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¿La acepción del término? Compleja. Entre otras cosas indica “el portador de luz”. Sí, como Lucifer (¡mala costumbre la de satanizar a quienes portan luz!). Por otra parte significa “el que combina”. Y es lo que hace José Ángel Rodríguez. La luz que porta no es sólo la que pasó por el mundo en un instante. Construye trozos de luz con algo de unos “ellos”, algo de sí mismo y algo de lo que adivina de nosotros, los destinatarios.

Mezcla todo; todo lo combina. Luego lo ofrece; distribuye lo formado.
José Ángel Rodríguez distribuye los trozos de luz porque los tiene por mensajes. Y se los atribuye a ellos, a los hijos de quienes un día recibieron de los dioses el mandato de adorar y reproducirse (lo uno para lo otro, y viceversa).

En realidad José Ángel Rodríguez atribuye el mensaje a todos –a los antiguos y a los presentes– porque forman parte de una cuerda. El mensaje es del saber, del sentir, del hacer, del cumplir el mandato. Son ellos. Así son, como los demás; como todos los demás –cada quien con los suyos–, diferentes.

Su mensaje es que son.

En su saber el mundo está formado por el agua y el fuego, y el otro mundo –también– está formado por el agua y el fuego: el fuego en los cielos, con luz, con la vida que quema y que consume, y el agua bajo los montes, en las profundidades, en la oscuridad del reposo, con el poder de reverdecer y de germinar propio de la muerte.

En el mensaje también se encuentra el saber de los antiguos: que la superficie del mundo se dividía en cuatro partes, como una cruz, y que en cada cuarto había un árbol, y que en el centro había un gran árbol que era una cruz, y que la cruz tenía un centro, y que el centro de la cruz era la puerta para ir arriba, y abajo, y a las cuatro partes de éste y el otro mundo.

Hoy es saber de sus hijos que la puerta se abre; que este mundo y el otro se tocan cuando las luces de fuego que encienden los hombres hacen mezcla de la tierra y los cielos; y que se tocan también cuando los dioses bajan las nubes para que besen la tierra. Hoy es su saber que el hombre existe porque los dos mundos se tocan, porque se abre la puerta.

Hoy es su sentir que en este mundo se sufre, se sangra y se llora, pero que ya es demasiado; que en este mundo hay que morir, pero no tanto.

Su trabajo es hoy como el de ayer, como el de siempre. Y es el mismo que hacen los dioses: cargar el tiempo y enlazarlo como flores en guirnaldas para formar la cuerda.

¿Su mandato? ¿Su pago? Los hombres lo cumplen con la voz caliente de las velas, con el aroma del copal, con el don, las oraciones, las lágrimas y los suspiros. Cumplen con el tañido del tambor –que es como un jaguar– y hacen contrapunto con el trino de las flautas y el graznido de las trompas. Cumplen seguros porque ven la transparencia de lo sagrado en el espejo del agua y en los destellos de la llama.

Juntos caminan; juntos rezan; juntos disuelven la barrera entre los mundos, porque un día los antiguos –sus antiguos– fueron formados con un trozo de un dios, el mismo dios, el mismo trozo.

Y el que hoy llora lo hace entre los demás, pues solamente en compañía puede abrirse a plenitud la soledad. Cumplen en el río su mandato porque en su corriente llegan, en sus ondas entrelazan las cuerdas, con sus aguas se lavan y en sus profundidades se sumergen para siempre.

El río viene de la antigüedad.

El mensaje es que son, y José Ángel Rodríguez nos entrega el que ha construido. Mucho tomó del centro de una cruz que dispara palabras hacia el cielo, hacia las profundidades de la tierra, hacia las cuatro partes del aquí y del allá. Es el cruce al que hablan los que quieren que se sepa que son, que están, los que quieren compartir un día radiante, limpio y claro.
Cuando pueda pronunciarse suficientemente la palabra “somos”.

El “somos” de todos en la unidad de los diferentes.

Zinacantan, Chiapas, 1985

Sakalamenton Chamula, Chiapas, 1996

Camino entre San Andrés Larráinzar y Magdalenas, Chiapas, 1996

Nuevo Jardín, Mpo. de las Margaritas, Chiapas, 1988

Chamal, Chiapas, 1985

Sakalmenton, Chamula, Chiapas, 1996

San Amores Larráinzar, Chiapas, 1997

Nuevo Matzam, Chiapas, 1985

Cancuc, Chiapas, 1990

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