Elecciones en África: Uganda

La segunda entrega en la cobertura de los procesos electorales africanos.
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Uganda es una las tres antiguas colonias británicas de África oriental (Kenia y Tanzania, antes Tanganica y Zanzíbar) con 30, 900,000 habitantes en un territorio de 241,040 km2. Es un país de economía precaria pero estable. Cuenta solamente con la producción y exportación de café y té así como con un sector turístico que le ha permitido mejorar, moderadamente, su economía. Hace poco acaban de descubrir yacimientos de petróleo en la parte occidental del país y el inicio de su explotación está programado para el 2012.

Independencia, procesos electorales y golpes de estado

Al igual que la mayoría de los países africanos, Uganda – a lo largo de su historia política postcolonial – ha conocido breves momentos de administración política democrática civil antes de caer en regímenes dictatoriales y autocráticos, frutos de golpes de Estado e insurrecciones internas.

Su independencia, proclamada el 9 de octubre de 1962, fue el resultado de la lucha anticolonial de cuatro reinos constituidos en una federación independiente bajo la dirección del rey Mutesa II para convertirse en ‘República’ el 11 de septiembre de 1963. La elección presidencial del 4 de octubre de ese mismo año consagró a Edward Mutesa como presidente de la nueva república ugandesa.

El gobierno de Mutesa fue breve. El 22 de febrero de 1966 fue derrocado por un golpe de Estado dirigido por su Primer ministro, Milton Obote, con la ayuda del general Idi Amin Dada. Mutesa se exilió en Londres.

Problemas sociopolíticos y económicos internos enfrentaron rápidamente a la administración de Obote a dificultades y rechazos. El general Idi Amin Dada aprovechó esas circunstancias y lo derrocó el 25 de enero de 1971. Obote se refugió en Tanzania.

El régimen de Idi Amin Dada comenzó nacionalizando las propiedades privadas extranjeras. Sacó del país a los inmigrantes asiáticos y atacó sistemáticamente a los partidarios del ex presidente Obote. La política de Idi Amin Dada resultó corrupta y poco popular y en poco tiempo generó un descontento generalizado. No importándole ese enfado, el 15 de julio de 1975, Idi Amin Dada se autoproclamó mariscal y un año después, el 25 de junio de 1976, se autonombró presidente vitalicio.

El 11 de abril de 1979 el ejercito tanzano, con la ayuda de exiliados ugandeses, tomó la capital de Uganda, Kampala, y obligó al mariscal y presidente vitalicio Idi Amin Dada a exiliarse en Libia donde fue bien acogido por el entonces joven dictador, Muammar Gadafi, antes de encontrar su exilio definitivo en Arabia Saudita.

Dos días después de la toma de Kampala el Frente de Liberación Nacional (UNLF, por sus siglas en inglés) nombró a Yusuf Lule como presidente. Meses después, el 20 de junio de 1979, Yusuf fue destituido y sustituido por Godfrey Binaisa. A casi un año de su nombramiento, el 12 de mayo de 1980, el presidente Godfrey Binaisa se vio igualmente destituido por la comisión militar del UNLF. El Frente de Liberación Nacional celebró nuevas elecciones presidenciales (10 de diciembre de 1980) y en estas Milton Obote, el ex presidente, resultó triunfador.

El descontento social contra el gobierno de M. Obote no se hizo esperar y varios grupos se organizaron para tomar el poder. El 27 de julio de 1985 se produjo un nuevo golpe de Estado conducido por el general Bazilio Olara-Okello. Obote se exilió en Zambia mientras que el general Okello fue designado Jefe de Estado (29 de julio 1985). Okello solo permaneció en el puesto durante seis meses.

El 25 de enero de 1986 el Ejército de Resistencia Nacional (NRA, por sus siglas en inglés), creado en 1981 por Yoweri Museveni ocupó Kampala y cuatro días después Museveni se convirtió en Presidente, puesto en el que se mantiene actualmente. (Ver Jeune Afrique: chronologie)

Yoweri Museveni
Como se puede desprender de lo anterior, la historia política de Uganda siempre ha estado marcada por disturbios sociopolíticos con fondo étnico-regional y presencia militar o de grupos insurgentes armados.

La presencia de Yoweri Museveni en el poder se ha distinguido por una mano fuerte y astuciosa en la conducción del país. Se ha rodeado de colaboradores fieles y afines a su agrupamiento étnico (ankole). Tiene un firme control sobre todo el ejército y cuenta con milicias que vigilan a los opositores de su gobierno.

A partir de 1990 Museveni, movido por la presión internacional para promover la democracia y el multipartidismo, buscó legitimar su poder a través de unas elecciones con tintes democráticos. Para ello, permitió que las agrupaciones sociales que así lo desearan fueran consideradas como partidos políticos y participaran en las elecciones del 9 de mayo de 1966. De esta forma, en el marco de esta “democracia sin partidos”, Museveni logró el 75 % de votos1 en las primeras elecciones presidenciales.

El 12 de marzo de 2001 el gobierno de Museveni organizó un referéndum para optar por el multipartidismo. La propuesta fue rechazada y eso facilitó la reelección de Museveni (69 % de votos) el 16 de agosto de 2003.

Siempre astuto y con el afán de quedarse en el poder, Museveni hizo adoptar por el Parlamento, mayoritariamente a su favor, una enmienda constitucional que suprimió la reelección limitada del mandato presidencial. Aprobada esa modificación a la ley fundamental, el 6 de octubre del 2005 un nuevo referéndum aprobó la existencia y coexistencia de partidos políticos legalmente constituidos y reconocidos.

A pesar de la existencia legal del multipartidismo, donde el gran opositor a Museveni desde 1999 es su ex médico de cabecera, el Dr. Kizza Besigye; en las elecciones presidenciales del 23 de febrero de 2006 Museveni, con 59 % de votos, logró la victoria para su tercer mandato en el poder.

Elecciones 18 de febrero de 2011
En las recientes elecciones del 18 de febrero de 2011 Museveni fue candidato a su propia sucesión frente a siete partidos de oposición, dentro de los cuales destacan el Inter-Party Cooperation (IPC) de Kizza Besigye y el Democratic Party (DP) de Norbert Mao.

Durante las campañas electorales, el Movimiento de Resistencia Nacional (NRM), el partido de Museveni, contó con todos los apoyos logísticos pese a las denuncias interpuestas frente a la Comisión Electoral Nacional. Cabe señalar que el presidente de esta Comisión electoral, Badru Kiggundu es cercano a Museveni y esta “cercanía” también fue reclamada por la oposición sin éxito.

El día de las elecciones, Museveni de 66 años (25 de ellos ha sido presidente de Uganda) pronosticó para sí una victoria abrumadora: 84 % de votos. Al día siguiente los pronósticos de Museveni parecían cumplirse. La Comisión electoral, en los primeros resultados parciales, daba ventaja al presidente saliente y candidato a otro lustro en la presidencia, Yoweri Museveni.

El domingo 20 de febrero la Comisión Electoral proclamó a Yoweri Museveni ganador con 68,38 % de los sufragios (5, 428,369 votos), seguido por su acérrimo adversario Kizza Besigye, de 54 años, con 26,012 % (2 064,953 votos). Los seis candidatos restantes compartieron las migajas electorales2. La tasa de participación electoral fue del 59,29 % de votos sobre un registro electoral de 14 millones de ugandeses.

Los resultados fueron, desde luego, rechazados y no reconocidos por la oposición que acuso de fraude e irregularidades generalizadas. Sin embargo, en esta ocasión Besigye3 ha renunciado a llevar el litigio electoral ante la Corte Suprema, y planea someterlo ante lo que él llama “Tribunal del pueblo de Uganda”.

Los observadores internacionales de la Commonwealth y de la Unión Europea han validado el desarrollo general de las elecciones de Uganda. Y solo han “observado” la desigualdad de recursos financieros para las campañas electorales y la inequidad de los medios de comunicación. Todo esto, por supuesto, a favor de Museveni.

Hay una mala costumbre en los políticos africanos: les gusta demasiado el poder y para conservarlo no dudan en secuestrar la “cosa pública”. Ejemplos, desafortunadamente, hay muchos: Eduardo dos Santos de Angola, Paul Biya de Camerún, Robert Mugabe de Zimbabue, Teodoro Obiang N’guema de Guinea Ecuatorial, Paul Kagame de Ruanda, Idriss Deby Itno de Chad, Meles Zenawi de Etiopia, Issayas Afewerki de Eritrea, Ismail Omar Guelleh de Jibutí, Mohammed VI de Marruecos (aunque es monarquía). Yoweri Museveni ha logrado su cuarto mandato presidencial y esto quizá le signifique a Uganda mantener el crecimiento económico que este país africano ha logrado como resultado de las políticas monetarias de FMI y del Banco Mundial. Museveni es considerado un buen alumno de estas dos instituciones. Pero Museveni no debe hacer oídos sordos al malestar de sus ciudadanos. Túnez, Egipto y Libia son un recordatorio de que la paciencia de los ciudadanos africanos no es infinita.

La posibilidad de que Uganda comience a explotar sus yacimientos petrolíferos a partir de 2012 dará al gobierno de Museveni ingresos adicionales que, bien administrados, pueden atenuar las deficiencias económicas de la población. Esta es una oportunidad para Museveni y los ugandeses.

 

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1. Ssemogerere, candidato unitario del agrupamiento – partido Democrático obtuvo el 23,7 % de los sufragios.

2. Mao Norbert con 1,86 % de los sufragios y el ex Secretario general adjunto de las Naciones Unidas, Olara Otunnu con 1,58 % del escrutinio.

3. Besigye ha contendido en las elecciones presidenciales de 2001, 2006 y estas de 2011. Besigye llevó quejas ante la Corte en las elecciones de 2001 y 2005.

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